¿Existen
los milagros?
No sé si existen los milagros, o si
más bien tendemos a llamar milagro a un hecho insólito, difícilmente
explicable, o que tiene una apariencia tan fortuita que parece increíble que se
haya producido. Probablemente esta segunda visión resulta más acertada, y casi
todo tiene una explicación científica o racional, o en todo caso todo se
produce por una sucesión de acontecimientos conocidos. Pero esto no resolvería
la cuestión de si existe una voluntad detrás de todos esos acontecimientos,
alguien que ordena y dispone que las cosas sucedan, un destino al que todo
conduce de una manera aparentemente causal o desordenada, pero realmente
preconcebida o al menos previamente conocida, o en realidad las cosas suceden
por causas conocidas, pero no ordenadas ni previstas, y después de todo la
casualidad y el caos son los principios rectores del Universo, como sugieren
algunas de las más modernas teorías físicas. Por otro lado, en la Biblia leemos
muchos milagros, que suelen responder a un plan divino, pero incluso
Jesucristo, que además de Dios era hombre, supo cuándo debía alterar ese plan,
por una razón tan poderosa como comprensible, que fue ayudar a sus amigos
(aunque tal vez hoy le habrían recusado o acusado de parcialidad). En efecto,
hizo su primer milagro antes de lo previsto, porque no podía consentir que unos
amigos de la familia se quedasen sin vino en la boda de sus hijos. Y más tarde
resucitó a Lázaro, algo aparentemente innecesario o incluso contraproducente
desde la perspectiva del diseño del plan de la salvación, pero que hizo motivado
por la pena y el dolor que le provocaban la ausencia de su amigo.
Todo lo anterior es sin duda una
divagación por mi parte, pero a ello me han conducido mis pensamientos al
conocer la noticia de que un bebé de pocos días ha sido hallado en la localidad
madrileña de Mejorada del Campo en un contenedor de la basura soterrado, del
que le han salvado dos agentes de la Guardia Civil, tras recibir una llamada de
un vecino que había escuchado su llanto. Quizá la primera reacción al conocer
la noticia fue pensar en cómo un ser humano puede ser tan atroz y desalmado, o
acaso estar tan desquiciado para hacer eso (la presunta autora ha sido
detenida, y desde luego uno piensa si será más dolorosa la pena que se le
imponga o la tortura que su conciencia habría de imponerle al darse cuenta de
lo que pudo ser la consecuencia de su acto). Pero enseguida pensé en qué feliz
sucesión de acontecimientos permitió salvar a ese bebé de una muerte
prácticamente segura. En cómo la vida, que siempre lucha por abrirse camino, le
impulsaría a llorar al encontrarse abandonado, en una mochila en aquel lugar
tan inhóspito para él, logrando así ser hallado allí donde nadie podría imaginar
la posibilidad de encontrarse con un ser humano tan pequeño e indefenso. La
foto que se ha divulgado de Carlos y Andrés, los dos guardias civiles que le
salvaron, con el bebé en brazos, tiene algo de chocante y llamativo, de
contradictorio e inesperado. Pero definitivamente es hermosa, porque no deja de
ser una exhibición y una prueba de que la propia vida es el mayor de los
milagros.
(fuente de la imagen: http://www.abc.es/madrid/20150715/abci-guardia-civil-salva-bebe-201507151004.html)
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