martes, 30 de diciembre de 2014

Me propongo, pero...

Me propongo, pero…


            Para el año nuevo me propongo firmemente no comer ni beber en exceso, pero la verdad es que tampoco quisiera privarme de vez en cuando de algún grato y extraordinario momento a cuenta de un postre, heladito o copita. Me propongo hacer ejercicio físico muy asiduamente, pero tampoco quiero obsesionarme con eso si algunos días no tengo tiempo para ello. Me propongo no estresarme con el trabajo, pero sí quisiera ser estricto en el cumplimiento meticuloso de todos mis deberes en su plazo. A decir verdad, quisiera proponerme trabajar menos, pero deseo hacer las cosas bien y con rigor empleándome a fondo con ello, y no me gustaría bajar mi compromiso con mi trabajo. Me propongo aprender a decir “no” cuando hay que decir “no”, pero no quisiera dejar pasar oportunidades interesantes. Me propongo decir “sí” cuando hay que decir “sí”, aunque tampoco me gustaría que eso suponga acumular por el mero hecho de acumular experiencias, trabajo, vivencias, bienes materiales. Me propongo en todo valorar más la calidad que la cantidad, pero hay que reconocer que eso se dice cuando uno está mínimamente satisfecho con la cantidad. Voy a ser constante y perseverante, pero bueno, también sabré cuándo he de tomarme un respiro.




            De lo que sí estoy seguro es de que en el año recién estrenado pienso ser absolutamente sincero con todos… Pero claro, tampoco querría molestar u ofender innecesariamente a la gente diciéndoles siempre a la cara todo lo que pienso. Así que en algunos casos mejor me limitaré, como dice un amigo, a “pensárselo en la cara”. Y creo que debo ser más desprendido y generoso, pero también me gustaría ser algo ahorrador, por lo que pueda venir. Quiero ser más exigente conmigo mismo, aunque tampoco es cosa de torturarse por algún fallito que otro, a fin de cuentas nadie es perfecto. Lo que sí haré es ser más exigente con mis hijos, eso sí, sin “apretarles” mucho, pobrecitos, a fin de cuentas son tan buenos… Vaya, definitivamente seré mucho más exigente con mis alumnos, discípulos o compañeros de trabajo (a los que pueda exigir), aunque desde luego no quiero parecer un ogro y muchas veces se consigue más siendo más flexible. Eso sí, cumpliré escrupulosamente todos los preceptos de la ley divina, de todas las leyes humanas que me fueren aplicables, de la ética pública y de la moral privada, y hasta de lo políticamente correcto. No obstante, ya veremos, porque tampoco querría parecer un tipo perfeccionista, previsible y aburrido, lo que viene siendo un “tiquismiquis”. Además seré siempre coherente con mis principios, si bien también me propongo saber cuándo he de saltármelos por una vez. En fin, este año nuevo estoy seguro de que todos mis familiares, mis amigos y mis compañeros notarán el “cambiazo” que voy a dar… Pero de algún modo sabrán que soy el mismo de siempre. Verán en mí un gran compromiso y una gran firmeza a la hora de vivir esta nueva vida; ahora bien, también percibirán una gran flexibilidad en mi adaptación a ella. Lo tengo muy claro. Pero también tengo mis dudas…


miércoles, 24 de diciembre de 2014

Año Greco: bibliografía

Año Greco: bibliografía

            Para terminar, la bibliografía. Este año he dedicado varias veces este espacio a “temas Greco”, y siendo este el último “miradero” que se va a publicar en 2014, considero que merece la pena referirse a la bibliografía publicada sobre el tema con motivo del IV centenario. Como ya escribí hace algunas semanas, es el momento de valorar qué quedará de la conmemoración, y desde luego los buenos libros publicados constituirán en lo sucesivo un buen testimonio de la misma, al tiempo que contribuyen a profundizar en los análisis hasta ahora existentes. Desde luego, dadas las dimensiones de este espacio y las limitaciones de su autor (ni conozco todo lo publicado, ni mi interés y mi presupuesto me han permitido comprar todo lo que conozco) ni siquiera intentaré ser exhaustivo en la enumeración, ni menos en el comentario.




Creo que hay que comenzar por El Greco. Historia de un pintor extravagante, de Fernando Marías, publicado en Editorial Nerea poco antes del inicio del año. Es un volumen de buen tamaño y cuidadosamente editado, en el que se repasan con detalle todas las etapas de la vida del autor (Creta, Venecia, Roma y las varias etapas toledanas), acompañadas de ilustraciones muy bien elegidas que reflejan fundamentalmente algunas de sus pinturas o detalles de las mismas. La obra termina con muy interesantes apéndices y una bibliografía amplísima que incluye obras en varios idiomas. A cargo del mismo autor ha estado también la obra El Griego de Toledo, en realidad el “libro oficial” de la exposición homónima y de los demás “espacios Greco”, un excelente y completo trabajo que ha contado con contribuciones de diversos autores, a las que se añade el análisis del catálogo de la magna exposición que el Santa Cruz albergó en la primavera, para terminar con el comentario de otros “espacios Greco” (convento de Santo Domingo el Antiguo, sacristía de la catedral, parroquia de Santo Tomé, capilla de San José, Hospital de la Caridad de Illescas y Hospital Tavera). También de imprescindible cita es El fuego griego. Memoria de El Greco en Castilla-La Mancha, obra de Miguel Cortés Arrese, con magníficas fotografías de David Blázquez, editada por Cuarto Centenario. Como sugiere el subtítulo, la obra se centra en los vínculos del pintor con Toledo y Castilla-La Mancha, y su edición es extraordinaria, ofreciendo un magnífico equilibrio entre forma y contenido, entre texto y fotografías. Pero no todos los libros publicados se han referido directamente a la vida y obra del artista, y así hay que citar otros enfoques como el que refleja la obra colectiva Narrando desde El Greco, editorial Lunwerg, en la que un conjunto de autores elaboran cada uno un relato a partir de una obra del autor; o los poemas del IV Centenario escritos por José María Gómez Gómez en Éxtasis en Toledo; o bien el trabajo de Adolfo de Mingo Lorente y Palma Martínez-Burgos titulado El Greco en el cine, editada por Celya y que constituye una aproximación cinematográfica al pintor. Seguro que este elenco todavía se incrementará con publicaciones pendientes, sobre todo las que reflejen el resultado de diversos congresos habidos sobre el tema. 


jueves, 18 de diciembre de 2014

Reencuentro histórico

Reencuentro histórico




            Cuando se produjo la revolución cubana, la ruptura de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, o la invasión de bahía de Cochinos, ni Obama ni yo habíamos nacido. La situación que se creó fue uno de los puntos más álgidos de la guerra fría, con toda la tensión que implicaba la existencia de un Estado comunista apoyado firmemente por la Unión Soviética, a unas pocas millas de la costa de los Estados Unidos. Pero la guerra fría terminó hace ya un cuarto de siglo, podría decirse que con la “victoria” de los Estados occidentales, pues dicho final puso de relieve de forma general el fracaso de los sistemas comunistas. Hoy los sistemas comunistas que sobreviven, o se han transformado profundamente como China (en el ámbito económico, aunque no tanto político) o son una absoluta excepción en términos globales. Sin embargo, las amenazas para los valores occidentales no han cesado en el nuevo siglo, de manera que Estados Unidos y los demás Estados fundamentados en la democracia, el pluralismo y los derechos humanos tienen en la actualidad muchos otros motivos de preocupación, empezando sin duda por el grave peligro que supone el terrorismo internacional.

            En este contexto, se entiende perfectamente y es digno de aplauso para las dos partes el histórico anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. La pervivencia de esa incomunicación entre ambos Estados, que quizá haya obedecido a razones muy peculiares y singulares (entre las cuales no cabe ignorar la presión del lobby cubano-norteamericano, o últimamente la falta de acuerdo sobre la devolución de algunas personas), estaba hoy ya totalmente fuera de lugar, máxime si tenemos en cuenta que Estados Unidos mantiene hace décadas relaciones cada vez más intensas con China. El embargo a Cuba nunca tuvo demasiada justificación, y su mantenimiento no beneficiaba a nadie. En realidad esa incomunicación era uno de los últimos “flecos” de la guerra fría, y el restablecimiento de relaciones es un hecho importante que abre una nueva era. Por supuesto, se trata solo de un primer paso para que ambas partes vayan flexibilizando las mutuas trabas que mantienen. Luego cabe prever que paulatinamente se abrirá paso la normalización de la circulación de personas y capitales entre Estados Unidos y Cuba en condiciones equiparables a las que tienen la mayoría de los Estados que mantienen relaciones. Desde luego, nada de esto afecta a la valoración de lo que cada Estado ha de hacer en términos de democracia y derechos humanos. Lamentablemente ningún Estado es hoy un ejemplo o modelo perfecto, pero el caso de Cuba, con ausencia de pluralismo político y de garantía de las libertades individuales y políticas básicas, sigue situándose fuera de la órbita de las naciones que solemos considerar dentro de los parámetros comunes de libertad y democracia, y por tanto debe dar pasos en esa línea, los cuales deberían ser prioritarios incluso a las reformas económicas. En todo caso, siempre he pensado que las relaciones entre los pueblos y las personas son más importantes y positivas que las de los Gobiernos (algo muchas veces aplicable a la siempre intensa relación entre españoles y cubanos a pesar de algunos gobiernos), por tanto la noticia me alegra además por lo que tiene de bueno para cubanos y estadounidenses.



            

jueves, 11 de diciembre de 2014

Año Greco: balance y perspectivas

Año Greco: balance y perspectivas



            A lo largo del año he dedicado algún “miradero” a cuestiones vinculadas al “año Greco”, aunque la profusión de acontecimientos realmente interesantes en torno a esta conmemoración ha sido tal, que ha resultado imposible en este espacio hacer referencia o comentario de todos ellos. Ahora que el año llega a su fin, es posible hacer una valoración general del mismo, así como de la proyección de futuro que puede tener para la ciudad de Toledo. Comenzando por lo primero, los medios han venido publicando diversas cifras, que unidas a la sensación que puede tener cualquier toledano, permiten hablar de rotundo éxito del programa, aunque quizá más intenso en la primavera que en el otoño. Ello porque la exposición principal en el Museo de santa Cruz, “El griego de Toledo”, superó todas las previsiones cuantitativas y cualitativas, pero también porque fue aquel el período en el que los “espacios Greco” estuvieron plenamente abiertos y disponibles (ya que algunos como la capilla de San José se cerraron antes de la llegada del verano). Con todo, parece que también la exposición de otoño “El Greco, arte y oficio” ha conseguido cifras positivas de visitas. Y más allá de ello, ha habido en torno al año Greco acontecimientos excepcionales, como por ejemplo el inaugural concierto de campanarios, o los dos réquiems que pudieron disfrutarse en la catedral (quizá yo lamentaría solo que, a pesar de haber comprado la entrada para el de Mozart poco después de ponerse a la venta, y que esta costaba 50 euros, tuvo que ser ya para verlo totalmente desde un lateral). Además ha habido un incalculable número de foros, exposiciones, congresos, seminarios, jornadas y otros eventos centrados en la figura del genial pintor cretense. En general, creo que 2014 quedará como un año excepcional para Toledo, por el número de visitantes recibidos y por la difusión de la ciudad y su patrimonio. Un éxito de todas las instituciones implicadas, desde el Ayuntamiento hasta la Junta de Comunidades, pasando por la Fundación presidida por Gregorio Marañón.




         
   Es obvio que en este momento la mayoría de los toledanos nos preguntamos qué se puede hacer ahora para que “algo quede” de este empuje recibido por la ciudad como consecuencia de este magno evento. Aun siendo conscientes de que todo evento excepcional es por definición irrepetible, creo que cabe aspirar a que la ciudad “aproveche el tirón”. El Ayuntamiento ya ha apoyado expresamente la petición ciudadana de que “El caballero de la mano en el pecho” pueda volver a la ciudad en depósito o cesión. Eso sería un símbolo, pero desde luego hay otras posibilidades. En lo relativo al Greco, el patrimonio pictórico de la ciudad es suficientemente relevante (y a partir de ahora mucho más conocido) como para seguir justificando una visita que tenga entre sus objetivos principales la contemplación de estos cuadros, y así el eje Santa Cruz-Catedral-Santo Tomé-Casa del Greco-Tavera puede constituirse en uno de los principales hilos conductores de la ciudad. Habría que buscar la forma de visualizar externamente esa “ruta Greco” en Toledo. Por lo demás, desde luego convendría aprovechar la relevancia que Toledo puede tener en otras conmemoraciones, como el año teresiano o el cuarto centenario de la segunda parte del Quijote. Si las cosas se hacen bien, la huella de este año extraordinario puede ser muy positiva y duradera.  


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Reformar, ¿qué y cómo?

Reformar, ¿qué y cómo?


Hace bastantes años que en el aniversario de la Constitución el debate social y doctrinal se centra en la conveniencia de su reforma. Quizá la diferencia es que ahora esta posibilidad es al menos admitida por la mayoría de los partidos políticos con significativa representación parlamentaria. A partir de ahí, las diferencias entre ellos son más que significativas. Pero el paso dado es importante, pues una de las grandes enseñanzas del proceso constituyente de 1977-78 es que el consenso no suele ser el punto de partida, sino más bien el de llegada, siempre que en la partida haya acuerdo en la idea misma y las bases de la reforma. Cabe entonces pensar en los siguientes pasos, que antes que al detalle de la reforma deben referirse al qué y cómo habría que reformar. En cuanto a lo primero, encontramos desde posturas que se centran en algún aspecto (el modelo territorial, el Senado, o la eliminación de la preferencia del varón sobre la mujer en la sucesión a la Corona), hasta posiciones que reclaman una revisión total del texto, que dé lugar a una nueva Constitución. Yo creo que la Constitución no se debe reformar por el mero hecho de hacerlo, o por el simple prurito de las generaciones que no tuvimos por edad la posibilidad de votar en 1978. Nada hay irreformable, pero precisamente las Constituciones existen porque no todo se quiere ni se debe someter al juego de las simples mayorías momentáneas, ni a necesaria confirmación cada cierto período de tiempo. Por ello habría que delimitar los aspectos nucleares del modelo constitucional, aprobados con vocación de permanencia y que siguen plenamente vigentes, y aquellos otros que fueron incluidos en la carta magna por razones más vinculadas a la coyuntura específica de 1978 (o porque no era fácil prever la evolución futura) y que claramente se han quedado obsoletos.


Respecto al cómo, la respuesta parece bastante sencilla: hay que someterse al procedimiento previsto en los artículos 167 o 168, según el objeto de la reforma. Es ello tan obvio que sería innecesario recordarlo, de no ser porque se empieza a oír hablar de una “Asamblea Constituyente”, algo ni siquiera previsto como tal en nuestra Constitución, y que parecería poder hacerlo todo y de cualquier modo, por el simple hecho de actuar como poder constituyente. Pero en un Estado constitucional el poder de revisión, aunque sea total, es un “poder constituyente constituido”, ilimitado en cuanto a la materia susceptible de reforma, pero sometido estrictamente a los procedimientos y formas establecidos en la Constitución vigente. La democracia no es solamente el gobierno de la mayoría, sino también el necesario respeto a las minorías, y a la más minoritaria de todas ellas que es el individuo con sus derechos fundamentales. Para garantizar ese respeto existe la rigidez constitucional, y cualquier intento de saltarse esa exigencia es radicalmente ilegítimo e inaceptable. Algunos dicen que así es casi imposible reformar la Constitución, pero eso es falso. Sucede solo que el constituyente de 1978 fue inteligente al establecer mayorías cualificadas, suficientes para que nunca (o prácticamente nunca) un solo partido pudiera reformar la Constitución, pero para que siempre (o prácticamente siempre) puedan hacerlo los grandes partidos sumando su representación, y en ciertos casos con la aprobación popular final mediante referéndum. 


jueves, 27 de noviembre de 2014

Los muertos

Los muertos





            Ahora que hace algunas semanas que hemos logrado sobrevivir a una nueva edición del “spanish Halloween”, pero todavía estamos dentro del mes que tradicionalmente dedicamos en nuestra cultura a quienes nos han precedido en la segura partida de este mundo, es un buen momento para hablar de los muertos. Es curioso cómo, siendo esto de la muerte un “certus an, incertus quando”, que se produce del mismo inexorable modo en todas las sociedades, religiones y clases sociales (“allegados, son iguales/ los que viven por sus manos/ y los ricos”, que diría Manrique), sin embargo es una situación que se afronta colectivamente de manera muy distinta en unas y otras culturas. A veces esa diferencia se justifica por las distintas creencias religiosas que de algún modo están en la base de cada una de nuestras civilizaciones o culturas. Pero incluso, en algunas ocasiones, las diferencias son muy significativas (al menos a la hora de vivir y representar públicamente lo que la muerte representa) entre sociedades que comparten en general las mismas creencias. Acaso lo único común a todo el mundo es el halo de misterio e incertidumbre que rodea a la muerte. Unamuno, que no se acordaba de haber nacido, se consolaba de la falta de noticia intuitiva y directa de su nacimiento con la esperanza de no tener tampoco en el futuro noticia intuitiva y directa de su muerte, siendo ambos (nacimiento y fallecimiento) los sucesos cardinales en una vida.




            Los hinduistas, que creen en la reencarnación, incineran los cuerpos de los fallecidos, y cuando alguien se cree preparado para interrumpir el ciclo de las reencarnaciones, acude a Benarés a dejarse morir y luego entregar sus cenizas al río que es símbolo de purificación. Uno cree que hay que estar bastante cansado para estar dispuesto a dejar no solo esta vida sino la posibilidad de otras vidas futuras, pero en realidad debe ser la fe la que aporte la tranquilidad de espíritu necesaria para ello. En cualquier caso el hijo primogénito, vestido de blanco como es tradicional en algunas culturas orientales, enciende la pira funeraria y el cadáver se consume a la vista de todos. En el antiguo Egipto los faraones eran enterrados con todo lujo y acumulación de bienes materiales, pues la idea del paraíso o la otra vida debía de ser bastante material. Pero incluso entre culturas cristianas que creen en la resurrección de las almas, las diferencias son significativas. En México, para los santos, son los difuntos queridos o familiares quienes de alguna manera “regresan” a sus hogares, a través de los altares que les preparan con algún objeto que fuese muy querido por ellos o representativo de su vida. En Estados Unidos, como sabemos, Halloween se convierte en una exhibición  alegre con disfraces, que es quizá una forma simpática de conjurar el miedo que de algún modo todos tenemos al último tránsito. A veces el sincretismo de tradiciones da lugar a representaciones muy curiosas e interesantes, como las que pueden verse en las ciudades fronterizas de Tijuana o San Diego. Sin embargo, creo que aquí hemos importado la pura forma externa de Halloween sin entender demasiado su sentido. Es una tradición respetable, pero ajena. A mí, particularmente, aunque muchos españoles acuden al cementerio sin saber muy bien para qué, me gusta nuestra forma seria, austera y tranquila (dentro de lo posible) de asumir la tristeza, recordar a nuestros seres queridos y afrontar nuestro incuestionable destino.


jueves, 20 de noviembre de 2014

Cataluña 1714-2014

Cataluña 1714-2014

            La Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo ha ofrecido esta semana unas Jornadas con el título Cataluña 1714-2014. Trescientos años en clave jurídica. Creo sinceramente que, aunque yo figure como codirector de las mismas, no peco de inmodestia si elogio la iniciativa, por la sencilla razón de que la misma no ha sido mía, sino de la asociación estudiantil APEU, y yo más bien me he limitado a atender su invitación para participar, y sugerirles a alguno de los ponentes. En realidad, el primer mérito de estas Jornadas es que han sido organizadas por y para estudiantes. Ellos han elegido los temas, comunicado con los ponentes, y gestionado por completo la organización. El segundo acierto ha sido, en mi modesta opinión, la visión abierta y plural con la que se ha configurado el programa, tanto desde la perspectiva metodológica como desde el punto de vista de la elección de los ponentes. En lo metodológico, como su título sugiere, las Jornadas han querido colocar el análisis jurídico en el centro, y ello es tanto como decir que esta peliaguda temática se analiza desde la objetividad y la razón. Pero, con esa premisa, no se han cerrado al estudio de la realidad desde otras disciplinas, y así la Historia (y en especial la Historia del Derecho) ha tenido un importante protagonismo, y desde luego también se han considerado las perspectivas política, económica y financiera. En cuanto a la pluralidad de ponentes, hay que decir que, si bien los estudiantes de APEU han querido que todos los participantes sean profesores universitarios para asegurar un perfil académico en este foro, muchos de ellos a su vez han desempeñado o desempeñan importantes cargos institucionales, particularmente en Cataluña. En cualquier caso, la pluralidad de opiniones ha estado presente en todo momento, como puede constatar quien conozca un poco el medio con la mera revisión del programa, que se sitúa así en la antítesis de aquel que hace meses se organizó en Cataluña con el título “España contra Cataluña”, en el cual el sectarismo era acaso la más destacada característica.



            Desde luego, con tanta variedad de opiniones es difícil sacar conclusiones. Y sin embargo, uno tiene la sensación de que es más fácil vislumbrar un cierto entendimiento en un foro de este tipo que en la política. Yo no me atrevería a intentar sintetizar lo allí dicho, pero sí me apetece destacar algunas de las ideas escuchadas expresamente o presentes de forma más implícita, como que no hay que cerrar los ojos a la realidad política, pero no puede estar la Política por encima del Derecho, porque este representa a la razón y ofrece los únicos procedimientos legítimos para la obtención de cualquier objetivo político. Simplemente, no hay democracia sin Estado de Derecho. No existe en España ni en Europa un derecho a la secesión, pero las posiciones independentistas cada vez disimulan menos que no tienen problema en transitar vías prohibidas por nuestro ordenamiento (a las cuales a veces se buscan justificaciones más o menos exóticas), lo que nunca podrá aceptar quien respete el Derecho como expresión de la voluntad popular. Pero también se ha puesto de relieve que el inmovilismo no puede ser la solución, sino que esta ha de venir de la mano de un diálogo al que todos acudan con lealtad y voluntad real de buscar un modelo territorial que introduzca cambios asumibles por una mayoría de los catalanes y del resto de los españoles.