miércoles, 28 de octubre de 2015

La ruptura

La ruptura


            Aunque a estas alturas ya no sorprende casi nada, lo llamativo de la propuesta de resolución presentada hace poco por la CUP y “Junts pel sí” ante la Mesa del Parlamento de Cataluña, y que presumiblemente este aprobará por mayoría absoluta, no es el “qué” sino el “cómo”. Una declaración de este tipo estuvo en todo momento en la “hoja de ruta” independentista. La única novedad es que, si esta resolución es aprobada, estaremos probablemente en el primer caso en el que una institución legítima de Cataluña rompe expresa y abiertamente con la Constitución y el ordenamiento jurídico que la legitima. Quiero decir que, hasta ahora, todos los pasos dados, incluyendo las anteriores declaraciones “soberanistas” o la convocatoria de la consulta que terminó siendo “proceso participativo”, han intentado al menos justificar su cabida en el ordenamiento jurídico vigente (aunque luego el Tribunal Constitucional haya tenido que señalar, en algunos casos, la ilegitimidad constitucional). Sin embargo, ahora esta declaración explicita claramente la ruptura (eufemísticamente llamada “desconexión democrática”), manifestando la voluntad de ignorar todas las decisiones que provengan de instituciones del Estado español, y declarando la ilegitimidad del Tribunal Constitucional, para poder así iniciar un proceso constituyente que debe dar lugar a un Estado catalán “en forma de república”. Por ello estamos ante un salto cualitativo de gravedad extrema. Defender la independencia es legítimo, pero dentro del marco jurídico vigente, que es, por cierto, el que legitima todas las instituciones de la Comunidad Autónoma de Cataluña. Un proceso constituyente podría ser un punto de llegada admisible, si a él de camina dentro de los procedimientos previstos en derecho, pero nunca puede ser un punto de partida basado en no sé sabe qué presupuestos, pero que en todo caso son ilegítimos.


            Hace poco mi estimado colega Xabier Arbós me decía que, en este proceso, para algunos el derecho no vale ya nada, pero otros han actuado como si el derecho fuera lo único. Suscribo cada punto de esa afirmación, y sin duda hay hace tiempo un problema político, que quizás no se haya intentado solucionar con propuestas políticas. Creo que la próxima legislatura ha de ser (y no solo por el tema de Cataluña) la de una reforma constitucional que de todos modos ha de encontrar un apoyo muy mayoritario. Pero hay ahora hay algo mucho más urgente y grave. No es tiempo de nostalgias de lo que pudo ser y no ha sido…todavía. Antes que nada, es el momento de hacer frente, con los instrumentos constitucionales y legales, a esta ruptura en toda regla con lo que da legitimidad a nuestro sistema político. El reto es tan grave que todos los que creemos en el Estado democrático de derecho deberíamos aparcar en este momento cualquier otra diferencia, porque esto que nos une es mucho más importante, y está en jaque. Por ello el Gobierno y las demás instituciones del Estado deberían encontrar el apoyo de todos los que creen que la Constitución solo debe reformarse por las vías establecidas, y que la democracia no solo debe respetar las reglas de procedimiento, sino que es ante todo un conjunto de reglas de procedimiento para expresar la voluntad popular. Todo ello interpretando los instrumentos constitucionales y legales de acuerdo con su espíritu y finalidad, que en esta situación debe ser ante todo preservar el interés general de España.  

(fuente de la imagen: http://www.lavozlibre.com/noticias/blog_opiniones/14/1127455/el-separatismo-catalan-se-impone-a-la-razon/1)

miércoles, 21 de octubre de 2015

Colombres

Colombres



            Colombres es un pequeño pueblo, capital del concejo de Ribadedeva, en el extremo oriental de Asturias, entre la costa y la montaña. Era una humilde y tradicional aldea, pero entre finales del siglo XIX y principios del XX experimentó un importante desarrollo como consecuencia, en buena medida, de la labor de los llamados “indianos”, que eran quienes habían emigrado a América y, tras regresar con mucha mayor fortuna, construyeron casas grandes, coloridas, llamativas y suntuosas, además de apoyar la financiación de diversas obras públicas e infraestructuras. Hoy, la llamada “arquitectura de indianos”, que ha dejado su huella en diversas localidades asturianas, encuentra en Colombres uno de sus enclaves más destacados, de manera que sus característicos colores y su aire modernista han transformado la fisonomía de esta villa. Precisamente, en una de las “casas de indianos”, llamada “Quinta Guadalupe”, se encuentra hoy el Museo de la Emigración Española a América, donde además de diversos documentos y objetos de interés, se reproducen los principales centros asturianos de Hispanoamérica. Además de este indudable atractivo cultural, el concejo de Ribadedeva participa en otros de primera magnitud, ya que es atravesado por el camino norte de Santiago, desde Bustio hasta La Franca, posee algunas relevantes cuevas con valiosas muestras de arte rupestre, como El Pindal o Mazaculos (aunque esta última, que yo sepa, no se puede visitar), y restos de una iglesia prerrománica (Tina). Pero a este patrimonio cultural hay que unir el hermosísimo valor natural, que incluye desde sus costas y playas hasta los montes que delimitan el concejo, lugar por lo demás idóneo para practicar deportes como el senderismo o el piragüismo en el río Deva.



           
Colombres acaba de ser nombrado pueblo ejemplar de Asturias 2015. Es una distinción objetivamente muy justa y merecida, y de hecho el jurado ha valorado especialmente el valor del legado indiano, así como su aportación a elementos esenciales en la cultura asturiana, como el arte parietal. Sus Majestades los Reyes visitarán la localidad el próximo sábado 24. No sé si muchos reyes de España han visitado este pequeño concejo desde que Carlos I desembarcase en Bustio y durmiera una noche en Pimiango, pero me consta que el pueblo y la mayoría de sus ciudadanos preparan esta fecha llenos de legítimo orgullo e ilusión. Por lo demás, aunque lo anterior son informaciones objetivas, con Colombres y Ribadedeva no puedo ni quiero dejar de ser subjetivo, pues de allí desciendo y allí vuelvo siempre que puedo. Así que añadiré que Colombres es el pueblo más encantador que conozco y en el concejo de Ribadedeva está la playa más bonita (o más “guapina”, como por allí dicen) del mundo, que es la de La Franca. Algunos de los que lo conocen “de toda la vida” como yo, sabiendo que cada vez van más turistas a este lugar que es esencialmente tranquilo, dicen que no hay que hacer demasiada publicidad para evitar la posible saturación, sobre todo en el verano. Se comprende que el que encuentre un tesoro quiera aprovecharlo, pero también es bonito compartir el paraíso. De todos modos, diré toda la verdad para que no parezca todo excelente: es cierto, a veces llueve. Incluso en verano. Más que en Castilla. Y eso también me encanta…


miércoles, 14 de octubre de 2015

Toledo, capital gastronómica

Toledo, capital gastronómica


            La reciente noticia de la designación de la ciudad de Toledo como capital gastronómica de España en 2016 es excelente para todos los toledanos y amantes de la ciudad. Alrededor de la misma creo que hay tres ideas que no deberíamos perder de vista: 1) que hay méritos para ello, y hay que felicitar a los que más han hecho por conseguirlo; 2) que será positivo para la ciudad, pero hay que trabajar para que lo sea al máximo; y 3) que es una oportunidad para lograr avances que deben permanecer en el futuro. Las desarrollaré brevemente. En primer lugar, hay que reconocer que Toledo tenía tradicionalmente algunas carencias en materia de cultura gastronómica, pero en los últimos años se había avanzado de forma notoria. Así, por ejemplo, había mucha menos costumbre de acompañar el consumo de una tapa, que en otras ciudades. Pero poco a poco, la tapa (incluso la que se pone como cortesía con un refresco o cerveza) se ha ido generalizando, y la celebración de las sucesivas jornadas de la tapa en los últimos años ha tenido que ver bastante con ello. También muchos restaurantes han ido mejorando en calidad, capacidad de innovación, y relación calidad-precio. Por lo demás, creo que ahora siempre la gastronomía castellano-manchega, y específicamente la toledana, tiene variedad y calidad suficiente como para acreditar este reconocimiento. Y digo esto, aunque reconozco no serle demasiado aficionado a la perdiz, acaso un elemento emblemático de nuestra gastronomía; pero obviamente reconozco que es de calidad, y además ha de compartir protagonismo con una inmensa calidad de platos, entre los que, en muestra ejemplificativa, he de decir que me encantan todos los de caza (venado y jabalí a la cabeza), y cómo no, el cocido castellano, las migas, los duelos y quebrantos ya citados en el Quijote… sin olvidarme del mazapán, que es acaso la sublimación del dulce, y desde luego de nuestros excelentes caldos para acompañar todo eso.

            Y aunque solo de escribir eso se me está abriendo ya el apetito, he de comentar los otros dos aspectos antes apuntados. Era el segundo el relativo a que, siendo incuestionable el efecto positivo de la mera declaración, que sin duda incrementará el número de visitantes, ahora todos los ciudadanos, pero especialmente los dedicados a la restauración y hostelería, con el apoyo de las autoridades, tienen que poner de su parte para que el beneficio sea el mayor posible. Posiblemente vendrá más gente, pero hay que conseguir que quienes nos visiten vean satisfechas, y si es posible superadas, sus expectativas. Conviene mejorar en aspectos como la relación calidad-precio (por ejemplo, siempre he tenido la sensación de que en el caso histórico hay un “salto” entre los muchos menús básicos o turísticos de 12-15 euros, y los más excelentes y caros, en torno a los 40-50 o más, encontrándose pocas ofertas en un nivel medio), y sobre todo, por lo que muchos visitantes dicen y los paisanos podemos comprobar, en atención al cliente. Hay que dar el salto definitivo de calidad. Y en tercer lugar, hay que lograr que dicho salto no sea flor de un día (o en este caso, de un año). Pasados los “grandes fastos”, debería quedar un efecto permanente en la ciudad. Además, conviene completar la oferta gastronómica, y la cultural ya existente, con nuevas alternativas y posibilidades, que hagan que la ciudad sea una referencia permanente.  Estamos a tiempo de todo ello.



(fuente de la imagen: http://www.abc.es/toledo/ciudad/20151005/abci-ciudades-patrimonio-respaldan-toledo-201510052100.html)

martes, 6 de octubre de 2015

¿"Volar" la Constitución?

¿”Volar” la Constitución?


         Lo hemos repetido tanto que ya parece un tópico, o tal vez a algunos les suene a algo tan obvio que carece de relevancia: la Constitución española de 1978 inauguró el período democrático más largo de nuestra historia, y ha sido casi la única de nuestro constitucionalismo que refleja el consenso entre las diversas fuerzas políticas. Es una Constitución de todos y para todos. Además, se señala como mérito el hecho de que su aprobación no implicó ruptura con la legalidad anterior, dado que la ley para la reforma política de 1977, aprobada por las Cortes franquistas, fue la que estableció el procedimiento que se siguió para aprobar la norma suprema en 1978. Una continuidad en el procedimiento, que no debe ocultar la circunstancia de que el nuevo sistema constitucional se ha fundamentado en principios antitéticos a aquellos en los que se basaba el régimen anterior. Ahora se habla mucho de la necesidad o conveniencia de una reforma más o menos profunda. Eso me parece muy bien, como ya he señalado en otras ocasiones, y prometo dedicar más adelante algún “miradero” a profundizar en la idea. Pero lo que ahora quiero destacar es que resulta injustificable que algunos propugnen, cada vez más abiertamente, la ruptura con esta Constitución.  


            Es preocupante que algunos políticos hablen de “romper las cadenas” de la Constitución, y se refieran al “régimen de 1978”, tratando de restarle legitimidad, o señalando abiertamente que el mismo sería una mera continuidad del nacido en 1939. Algo que, como acabo de apuntar, me parece erróneo en términos jurídicos y en términos políticos. Pero no lo es menos que algunos prestigiosos juristas comiencen a hablar de la necesidad de “volar” la Constitución de 1978, más que de reformarla. Al parecer, y según estas opiniones, el día en que el Tribunal Constitucional aprobó su sentencia sobre el Estatuto de autonomía de Cataluña, toda la legitimidad del sistema se desmoronó, y a partir de ahí lo que procede es una actuación del poder constituyente que establezca un nuevo sistema. Aparte de lo insostenible que resulta sugerir que una decisión legítima de un órgano legitimado para emanarla (por muy discutible que nos pueda parecer) es la que hace perder legitimidad al sistema, no deja de resultar extremadamente peligrosa la sugerencia de que el poder constituyente puede realizar su labor rompiendo con todo lo anterior. Hay que decirlo muy claro: 1) nuestra Constitución es plenamente legítima; 2) se puede reformar, incluso se puede revisar totalmente; 3) el poder de revisión no tiene en nuestro sistema límites materiales; 4) el poder de revisión tiene un esencial límite procedimental, consistente en que su actuación debe someterse a lo estipulado en los artículos 166 y siguientes de la Constitución. Sean cuales sean los resultados de las elecciones de diciembre, yo creo que la próxima legislatura será la de la reforma constitucional. Pero no nos engañemos: quienes apuestan por la ruptura o por una activación del poder constituyente (exento de límites procedimentales como si actuase frente a un régimen ilegítimo), lo que quieren es que la próxima Constitución no sea una obra del consenso de todos o la inmensa mayoría, sino un trágala que una eventual mayoría simple de cierta tendencia impondría a todos. Eso sería constitucionalmente ilegítimo e inválido. Un puñetazo en la mesa. Y de eso ya hemos tenido bastante en nuestra historia.
(fuente de la imagen:  http://es.slideshare.net/Guadalupita9/el-poder-constituyente-por-guadalupe-perez)

jueves, 1 de octubre de 2015

Constitución y democracia

Constitución y democracia
         


   Desde luego, la democracia se entiende en el marco de un régimen constitucional, y se ejerce en el contexto y dentro de las reglas de un Estado de derecho. Pero si la cuestión se examina un poco más detenidamente, no es difícil advertir un cierto elemento contramayoritario en la Constitución, sobre todo si esta Constitución es rígida, es decir, exige para su reforma cualquier procedimiento más reforzado que la aprobación por mayoría simple. En realidad, esa característica de la Constitución no solo no es contradictoria con la democracia, sino que refuerza la misma, siempre que entendamos por democracia no solo el gobierno de la mayoría, sino también el respeto a los derechos y opciones de las minorías, sin olvidar que la más minoritaria de todas las minorías es el individuo, cuyos derechos no pueden estar a disposición de la mayoría. Por esta razón las grandes decisiones políticas de un sistema, como la separación de poderes, los derechos fundamentales, o el propio principio democrático, se incorporan a la Constitución para que no puedan ser alteradas por la simple mayoría de un momento dado. Solo el pueblo soberano, en ejercicio del poder constituyente (lo que implica el sometimiento a procedimientos rígidos), puede modificar esas decisiones.



            Pero algunos ignoran estos fundamentos, ya sea por desconocimiento o de forma deliberada, y proclaman que la democracia es siempre únicamente la decisión de una mayoría, que tal vez ni siquiera coincide con la mayoría del pueblo soberano, sino solo de una fracción del mismo. Solo así se entiende que alguien justifique la ruptura constitucional sugiriendo que una nueva Constitución podría ser elaborada y aprobada por simple mayoría (sea parlamentaria o sea un referéndum), siempre que actúe como “poder constituyente”, ignorando que la reforma, aunque sea total, tiene un procedimiento que ha de seguir. Y sobre todo, solo así se entiende que el presidente de una Comunidad Autónoma, que debe su legitimidad a la Constitución, intentase primero actuar fuera de su ámbito constitucional de competencias, mediante aquello que primero quiso ser un referéndum encubierto con el nombre de “consulta”, y finalmente se quedó en proceso participativo, carente de toda base de legalidad y de legitimidad; y más tarde quisiera convertir unas elecciones autonómicas en un plebiscito sobre la independencia de una Comunidad Autónoma. Es obvio que lo celebrado hace unos días fueron unas elecciones autonómicas legítimas, que han dado lugar a un nuevo Parlamento que deberá elegir nuevo Gobierno. Es obvio también que una proclamación unilateral de independencia, fuese cual fuese la composición de ese Parlamento, sería inconstitucional e ilegítima. Esto es lo que hay, desde la perspectiva constitucional y de la teoría política. Pero está claro que solo se buscaba un resultado que permitiera “vender” políticamente que hay una mayoría de catalanes a favor de la independencia. Sin embargo, ni siquiera se ha alcanzado ese resultado, pues ese porcentaje se ha quedado por debajo del 48%. Al margen de todo lo anterior, cabe hacer una afirmación política, cada vez más compartida, en el sentido de que ha llegado el momento de renovar y actualizar el pacto constituyente. Pero eso solo se puede hacer por los únicos cauces legítimos. Los atajos solo buscan sustraer una decisión que corresponde tomar a todos, para que la adopten unos pocos.  

(fuente de la imagen: http://www.lavanguardia.com/politica/20150702/54433664795/ley-transparencia-bienes-diputados.html )