miércoles, 23 de marzo de 2022

Lo del Sáhara

 

Lo del Sáhara

 


            El fondo es discutible, la forma creo que es abiertamente rechazable. Como siempre, hay quien se ha apresurado a valorar el abrupto cambio de posición de nuestro Gobierno como una especie de “jugada maestra”, pero me parece que este tipo de visiones resultan bastante sesgadas. Como digo, respecto al fondo cabe apuntar razones a favor y en contra de este radical cambio de postura que nos ha llevado a apoyar abiertamente las pretensiones de Marruecos de convertir al Sáhara en una región autónoma de este Estado. Por un lado, nadie duda que la relación con Marruecos es estratégica para España, que esta relación estaba bastante dañada últimamente (en no poca medida, por cierto, por torpezas previas del propio Gobierno español); y es también cierto que no somos el primer país occidental que apoya las pretensiones marroquíes. Pero en contra, además de otras razones igualmente estratégicas (como no enfrentarse innecesariamente a Argelia, uno de nuestros principales proveedores de gas, en este preciso momento…) hay, sobre todo, poderosas razones jurídicas, que son las que más me interesan y, desde luego, una razón de coherencia. Como es bien sabido, Naciones Unidas reconoce al Sáhara Occidental como territorio no autónomo, pendiente de descolonización, y por tanto no apoya esas pretensiones marroquíes, o al menos no hasta que se haya celebrado un referéndum de autodeterminación. Y España ha tenido siempre una responsabilidad especial, porque era la potencia colonial que abandonó abruptamente el territorio en 1975 tras la llamada “Marcha Verde”, generando esta situación fáctica que se ha prolongado a lo largo de las décadas, ya que ese referéndum pendiente no se ha llevado a cabo por múltiples razones bien conocidas. Eso sí, durante todo este tiempo, y aunque fuera con el mayor tacto posible con nuestro vecino del sur, España nunca ha variado su posición de apoyo a la descolonización de este territorio, aunque no haya reconocido formalmente a la República Árabe Saharaui Democrática.

            Pero como decía lo que no parece admisible es la forma en la que se ha llevado cabo este monumental giro. Una comunicación del presidente del Gobierno al rey de Marruecos para que este la hiciera pública, sin previa comunicación ni debate parlamentario, e incluso, como es evidente, sin acuerdo claro en el seno del propio Gobierno. Porque aunque el presidente “dirige la acción del Gobierno” (art. 98 CE), es el órgano colegiado quien “dirige la política interior y exterior” (art. 97), así que no parece muy adecuado que una medida de tal envergadura se haya adoptado de esta manera.


(Fuente de la imagen: https://www.esglobal.org/sahara-occidental-cambiar-algo-para-no-cambiar-nada/ )

lunes, 21 de marzo de 2022

Tiempos difíciles

 

Tiempos difíciles







            Dicen que la Historia se repite, y hay ciertos ciclos que vuelven una y otra vez. Pero también es cierto que, siempre hablando en términos muy generales, hay períodos mejores y peores, y hay desgracias grandes de las que algunas generaciones logran librarse. Según los que entienden, yo pertenezco a la llamada generación “baby boomer”, y aunque no sé muy bien lo que esto significa, reconozco que en mi infancia y adolescencia todo parecía más fácil y amable. En los 80 no había que preocuparse demasiado, no nos tocó más guerra que el final de esa llamada “guerra fría” que ya no era una amenaza real, y en España disfrutábamos de un régimen de libertad, derechos y democracia que, en efecto, nos fue dado sin que tuviéramos que hacer nada para conseguirlo. De guerras no sabíamos nada más que lo que contaban nuestros padres, y de pandemias mundiales, las remotas referencias que podían llegarnos de aquella mal llamada “gripe española” que ya era un recuerdo remoto. Pero es verdad que todo cambia y todo vuelve, y así como sabemos, cuenta la Historia que a los “felices años 20” siguió la Gran Depresión y las durísimas crisis de los 30, que nos mostraron algunos de los peores horrores del siglo XX  y condujeron a la mayor guerra hasta entonces jamás vivida. Y no sin cierto paralelismo, a los felices 80 e incluso 90 del siglo XX, que vieron el fin de grandes tensiones y contemplaban con gran esperanza el siglo que se avecinaba, ha seguido un inicio de siglo bastante alejado de aquellas expectativas: los atentados del 11-S abrieron un período nefasto al que ha seguido la explosión de la burbuja inmobiliaria y la mayor crisis económica en décadas, y luego esta terrible pandemia, un escenario bélico en el que algunos vislumbran la amenaza de una nueva guerra mundial, todo ello sin olvidar “pequeñeces” como filomenas, volcanes y vientos saharianos variados…

            

    Esta semana recordamos los dos años desde que en España se declaró el primer estado de alarma con motivo de la pandemia de coronavirus, y no me parece exagerado afirmar que, después de esto, y de todo lo demás que he mencionado, nuestras vidas han cambiado y no volverán nunca a ser exactamente lo que eran. Es difícil ser optimista ante todo esto, pero al menos parece que, aunque lo hemos dicho demasiadas veces sin que se haya hecho realidad, al menos la pandemia está ahora en una situación que parece más asumible. Estos dos años han sido tiempos muy difíciles, y lo más justo es recordar a quienes ya no están aquí por culpa de la enfermedad. Pero nunca hay que perder la esperanza. Por cierto, llama la atención que algunas noticias y reportajes que recuerdan aquel estado de alarma ni siquiera mencionan de pasada que, en su esencia, fue declarado inconstitucional, lo que supuso una vulneración de nuestros derechos. En fin…


(Fuente de las imágenes: https://www.aulafacil.com/articulos/pensamiento-positivo/los-tiempos-dificiles-t6160 y https://www.esglobal.org/coronavirus-y-guerras-siete-tendencias-a-tener-en-cuenta/ )

jueves, 10 de marzo de 2022

La mujer en la Generación del 98

 

La mujer en la Generación del 98




 

            No hagan hoy mucho caso del título, que daría para varias tesis doctorales, y además en una materia en la que no soy experto, aunque sí algo lector… pero es que este título me permite unir estas pocas pinceladas sobre la idea, el concepto o la consideración de la mujer en tres autores emblemáticos de este grupo literario (en el que, por cierto, rara vez se menciona a algunas mujeres que deberían estar incluidas). Desde luego, algunas de las cosas que escribieron sobre el tema resultarían hoy cuando menos exóticas, o incluso serían objeto de feroces críticas, pero no pretendo hacer un absurdo ejercicio en esa línea. Así que voy a esos “apuntes”. Unamuno muestra en su obra una relación curiosa con la mujer, con una idealización profunda rodeada de admiración, pero también a veces con una visión un tanto objetivada. Se debate sobre si la fortaleza de “La Tía Tula” refleja un ideal de mujer vasca, o sobre si el personaje Eugenia de “Niebla” es realmente una mujer feminista. Y, por supuesto, sobre si el propio Unamuno era feminista o misógino… El caso es que en muchas obras, y especialmente en la “nivola” citada en última lugar, hay muchas páginas plagadas de reflexiones sobre una mujer, las mujeres o la mujer…

            Por otro lado, Azorín, en “El paisaje de España visto por los españoles” dedica enfáticas páginas a ensalzar las virtudes de las mujeres de diversas regiones. La mujer como “parte” del paisaje, pero es que Azorín reitera que “el paisaje somos nosotros”. Sobre las murcianas llega a decir “a vuestro par podrán colocarse otras mujeres; en lugar más preeminente y alto que vosotras, ninguna”. Uno de los apéndices de la obra se titula “Las mujeres de España”, y en él reflexiona sobre la diversidad psicológica de las mujeres en distintas regiones, y sobre sus motivos. A las gaditanas dedica párrafos entusiastas en los que llega a afirmar que la mujer gaditana es “anatómica y socialmente” una de las más finas de España, con “un conjunto de excelencias que la hacen viviente maravilla” y añade pintorescas explicaciones para esta excepcionalidad. Pero poco después añade: “No son solo las gaditanas las simpáticas y atractivas. Lo son todas. Todas las españolas son acogedoras, sencillas y cuidadosas”. Y en fin, dedico el tercer “apunte” a Machado, cuya biografía no se entiende sin algunas mujeres, y desde luego sin el dolor por la pérdida de Leonor Izquierdo, de quien se enamora teniendo él 32 años y ella ¡trece!... En su poema “Retrato”, que en realidad es un autorretrato, afirma: “Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido/ ¡ya conocéis mi torpe aliño indumentario!,/más recibí la flecha que me asignó Cupido,/y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario”.


(Fuente de las imágenes: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/machado.htm https://www.libertaddigital.com/cultura/libros/2017-03-05/luis-miguel-suarez-azorin-novelista-moderno-81571/ y https://historia.nationalgeographic.com.es/a/miguel-unamuno-escritor-critico-todos_15027 )

jueves, 3 de marzo de 2022

Valores europeos

Valores europeos




            Es curioso cómo en ocasiones se produce una vinculación más o menos estrecha entre determinados valores políticos, cívicos y democráticos y cierta identidad o conciencia ciudadana. Así, por ejemplo, la democracia y los derechos podrían entenderse -al menos en el mundo que yo he conocido- como valores universalmente admitidos. Esta idea tiene desde la creación de la Organización de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 un claro fundamento. Pero no hablamos de algo muy diferente cuando nos referimos a “valores europeos”, e incluso algunos países como Reino Unido o Estados Unidos han asociado desde hace mucho esos mismos valores a su propia identidad nacional. Otros países, en cambio, han tenido que acudir a la idea del “patriotismo constitucional” para crear ese tipo de vínculos, porque acaso no se percibían de forma tan nítida. El caso es que, en este contexto, muchas veces se cuestiona la mera posibilidad de que existan realmente unos valores europeos, identificables como tales.

           

Creo que algunos acontecimientos de los últimos días apuntan a que esa cuestión tiene una respuesta afirmativa. Sí hay valores europeos, y por ello el Consejo de Europa ha suspendido a Rusia en su pertenencia, porque es evidente que sus actos recientes se han alejado demasiado de estos. Sí hay valores europeos, y el presidente ucraniano (y seguramente la mayoría de los ucranianos) lo tienen muy claro, porque quieren participar de esos valores. Porque la Unión Europea, si bien más reducida que el Consejo de Europa y con fines específicos, comparte también esos valores. Por ello fue memorable la sesión del Parlamento europeo en la que Zelenski pidió entrar en la Unión y proclamó solemnemente que su país comparte esos valores, como lo fue el discurso de Borrell, o la afirmación de Ursula von der Leyen en el sentido de que Ucrania pertenece a “nuestra familia”. Sí, es precisamente la creencia en esos valores lo que une a los países de una Unión habitualmente lenta, torpe y dividida en tantas otras cuestiones. Y ciertamente la burocracia europea llega a ser exasperante, y los ucranianos no pueden en este momento vivir de “discursos memorables”. Pero no cabe negar que, dentro de las posibilidades reales, la respuesta de la Unión ha sido esta vez vez contundente, clara, rápida y tangible. Porque es verdad que hay que huir del maniqueísmo, y casi nunca hay “buenos y malos”; pero igualmente hay que huir de un relativismo absoluto en el que todo diera igual. A veces hay que saber de qué lado estar, y Europa en esta ocasión lo tiene claro.

(Fuente de la imagen: https://www.libertaddigital.com/opinion/agapito-maestre/el-discurso-de-zelenski-6872019/)