Música
de mi vida: Julio Iglesias
Cuando yo era niño, en mi casa había
pocos discos, pero alguno era de Julio Iglesias, a quien se le escuchaba mucho,
ya que me parece que era bastante del agrado de mi madre y de mis hermanas.
Para decir la verdad, a mí me resultaba algo cansino, en exceso almibarado,
alejado de los estilos que en ese momento más me gustaban, y de tanta
reiteración… llegué a renegar un tanto de su música. Tampoco ayudaba el que
fuera (él) tan madridista. Y claro, eso de tener éxito aparente en todos los
terrenos (o al menos en los más visibles, como el del dinero y el del amor)
ofrece el perfil ideal para poder odiar y envidiar -a partes más o menos
iguales- a gusto a una persona, aunque la verdad, yo nunca llegué a eso, ya que
como es sabido la envidia es un vicio tonto y el único pecado que no provoca ni
siquiera una satisfacción momentánea, y el odio… procuro evitarlo o reservarlo
para quien me haya hecho algo malo. Además, ahora…
Ahora, los años han pasado y, en
fin, no es extraño que me sorprenda a mí mismo canturreando algunas de sus más
famosas canciones. Hace ya algunos años que creé en Spotify la lista con la
selección de mis canciones favoritas de Julio. He dejado de lado por completo
aquellas tonterías de mi juventud, y lo tengo que reconocer: la música de Julio
Iglesias forma parte de mi vida, de hecho la acompaña desde que me alcanza el
recuerdo. Durante años, no ha habido en cualquier tipo de consulta sala de
espera mínimamente elegante en la que no se escuchase a Julio Iglesias por el
hilo musical. Y bueno, aunque en general el tipo de música romántica que más me
gusta tiene quizá algo más de profundidad y/o de ritmo, no puede negarse que
también en este terreno la música de Julio es idónea para “crear ambiente”. Suele
decirse que su voz no es como la de Frank Sinatra (tampoco queda muy claro por
qué se hace tanto esa comparación), pero de todos modos es inconfundible, y su
música, como mínimo, bastante agradable. Además, algunas de sus letras nos
acompañan siempre y hasta nos pueden identificar de vez en cuando, desde “la
vida sigue igual”, hasta “me olvidé de vivir”, o “soy feliz con un vino y un
trozo de pan, y también cómo no con caviar y champán”, y eso sin olvidar que
nadie ha cantado mejor a la preciosa tierra gallega. Desde luego, en el caso de
Julio más allá de la música está la persona, el personaje o incluso el mito. Lo
cierto es que este cantante “que presume de ser español donde va” es la viva
imagen del triunfo global, acaso nuestro compatriota más conocido en todo el
mundo, en directa competencia con el rey y, dejando aparte envidias o
comparaciones de méritos con otros… la verdad es que no me parece precisamente
mala imagen.
(Fuente de la imagen: https://www.lecturas.com/blogs/pilar-eyre/misterios-julio-iglesias-no-dejan-crecer-por-pilar-eyre_145481)