miércoles, 27 de septiembre de 2023

Música de mi vida: Julio Iglesias

 

Música de mi vida: Julio Iglesias




            Cuando yo era niño, en mi casa había pocos discos, pero alguno era de Julio Iglesias, a quien se le escuchaba mucho, ya que me parece que era bastante del agrado de mi madre y de mis hermanas. Para decir la verdad, a mí me resultaba algo cansino, en exceso almibarado, alejado de los estilos que en ese momento más me gustaban, y de tanta reiteración… llegué a renegar un tanto de su música. Tampoco ayudaba el que fuera (él) tan madridista. Y claro, eso de tener éxito aparente en todos los terrenos (o al menos en los más visibles, como el del dinero y el del amor) ofrece el perfil ideal para poder odiar y envidiar -a partes más o menos iguales- a gusto a una persona, aunque la verdad, yo nunca llegué a eso, ya que como es sabido la envidia es un vicio tonto y el único pecado que no provoca ni siquiera una satisfacción momentánea, y el odio… procuro evitarlo o reservarlo para quien me haya hecho algo malo. Además, ahora…


            Ahora, los años han pasado y, en fin, no es extraño que me sorprenda a mí mismo canturreando algunas de sus más famosas canciones. Hace ya algunos años que creé en Spotify la lista con la selección de mis canciones favoritas de Julio. He dejado de lado por completo aquellas tonterías de mi juventud, y lo tengo que reconocer: la música de Julio Iglesias forma parte de mi vida, de hecho la acompaña desde que me alcanza el recuerdo. Durante años, no ha habido en cualquier tipo de consulta sala de espera mínimamente elegante en la que no se escuchase a Julio Iglesias por el hilo musical. Y bueno, aunque en general el tipo de música romántica que más me gusta tiene quizá algo más de profundidad y/o de ritmo, no puede negarse que también en este terreno la música de Julio es idónea para “crear ambiente”. Suele decirse que su voz no es como la de Frank Sinatra (tampoco queda muy claro por qué se hace tanto esa comparación), pero de todos modos es inconfundible, y su música, como mínimo, bastante agradable. Además, algunas de sus letras nos acompañan siempre y hasta nos pueden identificar de vez en cuando, desde “la vida sigue igual”, hasta “me olvidé de vivir”, o “soy feliz con un vino y un trozo de pan, y también cómo no con caviar y champán”, y eso sin olvidar que nadie ha cantado mejor a la preciosa tierra gallega. Desde luego, en el caso de Julio más allá de la música está la persona, el personaje o incluso el mito. Lo cierto es que este cantante “que presume de ser español donde va” es la viva imagen del triunfo global, acaso nuestro compatriota más conocido en todo el mundo, en directa competencia con el rey y, dejando aparte envidias o comparaciones de méritos con otros… la verdad es que no me parece precisamente mala imagen.


(Fuente de la imagen: https://www.lecturas.com/blogs/pilar-eyre/misterios-julio-iglesias-no-dejan-crecer-por-pilar-eyre_145481)

 

jueves, 21 de septiembre de 2023

La magia del instante de luz

 

La magia del instante de luz

 



            Ahora que la inteligencia artificial es capaz de escribir un libro o de crear cualquier imagen de apariencia más o menos real o de pura imaginación, surgen los debates sobre muchas cuestiones que nos hacen dudar de las fronteras de lo humano. En fotografía, la aplicación de técnicas de inteligencia artificial nos hace dudar de a partir de qué punto deberíamos dejar de llamar fotografía a una concreta creación. El problema no es solo la cuestión de la autoría (a partir de cierto momento el ser humano deja de ser protagonista en la creación y ejecución de ciertas creaciones), sino sobre todo un principio físico que es definitorio de la fotografía: y es que esta es la plasmación gráfica de un momento de luz. Esta luz puede plasmarse en un carrete o en un sensor, y luego ser representada en papel o en un archivo visible en dispositivos digitales, pero el principio debe ser siempre el mismo.





Y este principio simple, presente desde los daguerrotipos a las actuales cámaras “sin espejo”, convierte a la fotografía en una manifestación única de la creación humana. Es, desde luego, ciencia o tecnología, sin la cual no sería posible; es también un arte único, relacionado con la pintura en lo relativo a composición, o con el vídeo o el cine en lo que atañe a la plasmación de imágenes, pero siempre exclusivo e inconfundible, precisamente porque es el único que consiste en la plasmación de un momento de luz en una imagen. El momento puede ser estrictamente un instante, por ejemplo la octava parte de una milésima de segundo para captar cada una de las gotas de un torrente de agua mientras cae, o el efímero lapso de tiempo en el que un ave toca el agua cuando desciende vertiginosamente desde un árbol para pescar; pero también puede ser un lapso de horas en una fotografía circumpolar, que “congela” en una sola imagen lo sucedido durante todo ese tiempo; o incluso días en determinadas astrofotografías. Y ese momento, por definición efímero e irrepetible, pasa gracias al prodigio de la fotografía a ser eterno, lo que nos permite de alguna manera volver a nuestra infancia o juventud, o incluso disfrutar de la presencia de nuestros familiares y seres queridos que ya no nos acompañan físicamente, pero lo siguen haciendo no solo en espíritu, sino también a través de aquella imagen que hace años captó su presencia y nos la devuelve todos los días desde un portarretratos…De alguna manera la fotografía es así una “máquina del tiempo” que nos permite volver al pasado, que en realidad nos devuelve, por definición, a un momento pasado, más o menos largo, pero que se plasma en una única imagen. El ser humano aprovecha así la tecnología para hacer una creación propia, personal y única, en parte ciencia, en parte arte, pero sobre todo magia.    

jueves, 14 de septiembre de 2023

Expo selección 2022-23

 

Expo selección 2022-23

 



            Los toledanos más aficionados a la fotografía conocen sin duda la labor de la Asociación Fotográfica de Toledo (AFT), que desde 2009 viene desarrollando diversas actividades de gran interés y alcance. Entre ellas, diversos premios, exposiciones, proyectos como “Toledo como nunca antes se había fotografiado”, el Photowalk, la “Quedada analógica” (entre otros encuentros periódicos), y no pocos talleres sobre los más variados aspectos de la fotografía. Me parece que, teniendo en cuenta la imaginable escasez de medios con la que cuenta una asociación de este tipo, la labor que lleva a cabo es sencillamente impresionante. Desde luego, sería mayor si otros muchos aficionados a la fotografía vinculados a nuestra provincia se inscribieran en este grupo, lo que a buen seguro les reportaría beneficios importantes en su progreso como fotógrafos, y digo esto basándome en mi experiencia personal, ya que la pertenencia a esta asociación -obviamente acompañada de la participación en sus foros y en algunos de sus eventos- ha desempeñado un papel fundamental en mi formación como fotógrafo, aunque obviamente sigo siendo, en esto como en todo, un mero y permanente aprendiz. Por supuesto, además de este aspecto formativo está el siempre interesante del conocimiento de profesionales y en general de personas que comparten afición, y la grata experiencia de la convivencia con ellas en los eventos organizados por la AFT.


            Si bien algunas de las actividades mencionadas van dirigidas a los socios, otras son abiertas, y de hecho están pensadas para dar a conocer a la sociedad parte del trabajo de la Asociación. Una de ellas es la Exposición anual, que recoge todas las fotografías que han obtenido el premio a la “Fotografía de la Semana”, así como las ganadoras de los retos mensuales. Precisamente en estas fechas se exponen casi cien fotografías en el excelente espacio que brinda el Centro Cultural San Clemente, en la plaza de Padilla de la capital regional, y gracias a la colaboración de la Diputación de Toledo. Las tomas abordan prácticamente todos los géneros fotográficos, desde el paisaje a la fauna, desde la fotografía urbana hasta la astrofotografía, desde la fotografía nocturna al retrato, además de los temas específicos de los retos mensuales, propuestos según las reglas de la AFT. Creo que no solo los aficionados a la fotografía, sino también cualquiera con inquietudes artísticas, podrán disfrutar de esta exposición, que es un lujo en estos tiempos donde nos limitamos a ver la mayoría de las fotos en la pequeña pantalla de un móvil. Y además es gratuita, así que aprovechen hasta el día 29.


(Fuente de las imágenes: https://www.afotoledo.com/noticias/item/expo-seleccion-2023-en-el-cc-san-clemente-toledo.html y https://afotoledo.com/foro/83-galeria-de-fotos/106631-expo-seleccion-2022-2023-las-fotos.html

jueves, 7 de septiembre de 2023

Gracias por corregirme

 

Gracias por corregirme

 


            Ya he escrito alguna vez que siempre he pensado que la labor de los profesores consiste en buena medida en la práctica de algunas de las llamadas “obras de misericordia espirituales”, y en especial “enseñar al que no sabe”, “dar buen consejo al que lo necesita” y “corregir al que yerra”, aunque también toca a veces “consolar al triste”, y desde luego, siempre “sufrir con paciencia los defectos del prójimo”. Claro es que estas son buenas prácticas que a todos toca llevar a cabo en alguna ocasión, pero no me negarán que quienes nos dedicamos a la docencia tenemos como cometido principal la primera de las citadas, y nuestra labor se relaciona también bastante con las demás. Hoy quiero centrarme en eso de “corregir al que yerra”, que bien entendido es, por tanto, una muestra de caridad y de amor al prójimo. A quien se le corrige justificada y moderadamente se le está ayudando a mejorar, a no volver a incurrir en el error, y no olvidemos que “errare humanum est, sed stultorum in errore perseverare”.

 

            Sin embargo, aunque tal vez sea una percepción subjetiva, me da la sensación de que cada vez mostramos menos tolerancia ante la corrección, venga de quien venga, e incluso si procede de quien tiene esencialmente la función de corregir. Por supuesto, tengo plenamente asumido que están felizmente superados los tiempos de “la letra con sangre entra”, y que todo funciona mejor cuando se utiliza el llamado “refuerzo positivo”, enfatizando mucho más lo que se hace bien que aquello en lo que alguien se equivoca. Pero a veces no queda otra opción que corregir, eso sí mostrando la opción correcta. También sé que vivimos tiempos de relativismo, y yo mismo me considero “relativamente relativista”, y además me dedico a un sector de la ciencia (el Derecho Constitucional) en el que cada vez más parece que todo puede ser opinable. Pero se mire como se mire, hay siempre algunos elementos objetivos, datos incuestionables, verdades que hay que conocer. No todo vale, e incluso en lo que resulta opinable, hay ciertos parámetros y pautas metodológicas para el debate. Ya decía Machado aquello de “¿Tu verdad? No, la Verdad. Y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela”. Yo no sé hasta qué punto esa Verdad existe, pero creo que he aprendido a aprender mientras enseño, y eso implica reconocer cuando he estado equivocado, y agradecer a quien me ha hecho verlo. Y eso vale también para cuando estoy ejerciendo mi función docente. Siempre se enseña y siempre se aprende algo, pero hace falta tener una actitud receptiva.


(Fuente de la imagen: https://elobservadorenlinea.com/2016/01/corregir-al-que-se-equivoca/ )