jueves, 27 de diciembre de 2012

1962


El Miradero                                                                         F. Javier Díaz Revorio

1962


            Mis lectores más asiduos saben ya de mi afición por las efemérides, que no es, a mi entender, un mero interés curioso por el pasado, sino algo que puede ayudar a entender nuestro presente, e incluso a intentar alcanzar un futuro mejor. Este año 2012, en esta misma columna y más o menos en la fecha oportuna, hemos recordado las Navas de Tolosa o la Constitución de 1812. Ahora quiero, antes de que acabe el año, detenerme en otra fecha mucho más reciente, como es el año 1962. Y si bien soy absolutamente consciente de que entre los hechos que voy a recordar con brevedad hay algunos de más trascendencia, junto a otros aparentemente anecdóticos, todos ellos tienen en común el haber contribuido de algún modo, en mayor o menor medida, a que nuestra sociedad y nuestro mundo, e incluso las particulares vidas de muchas personas de mi generación, sean como los conocemos.

            En 1962 comenzó el Concilio Vaticano II, cuya primera sesión fue presidida por Juan XXIII, y que supuso una de las mayores renovaciones de la Iglesia católica en los últimos siglos; y aunque afectó mucho más a formas y ritos que a dogmas, en algunos aspectos supuso el inicio de un cambio de actitud que modernizó a la Iglesia y configuró su imagen actual. No es fácil valorar si esos cambios fueron suficientes o se quedaron cortos (tal vez, más simplemente, nuestro mundo ha cambiado tanto en este último medio siglo que se hayan vuelto a hacer convenientes otras adaptaciones), pero no cabe negar la significación de los mismos. Pero también en 1962 tuvieron inicio otras realidades que han dejado huella notoria en la sociedad posterior. Los Beatles publican su primer disco, "Love me do", iniciando una "década prodigiosa" que revolucionó por completo la forma de hacer y representar la música. Se estrena "Agente 007 contra el doctor No", la primera película de esta exitosa serie que tanto nos ha hecho disfrutar hasta la actualidad. Y en España nace el "Círculo de Lectores" y empieza a comercializarse el "Scalextric", aquel juguete que toda mi generación deseó, y los Reyes Magos no tuvieron a bien traerme (tal vez por eso a mi hijo se lo trajeron antes de que supiera escribir, y ahora anda por ahí guardado sobre un armario...).  En fin, yo no había nacido -por si algún lector lo duda-, pero en 1962 tuvieron origen bastantes de mis aficiones, y algunos elementos que han acompañado de algún modo mi vida.





jueves, 20 de diciembre de 2012

El buey y la mula



El buey y la mula


           
La glosa y la interpretación de las palabras del Papa Benedicto XVI sobre el papel del buey y el asno en el Nacimiento de Jesús prácticamente se ha convertido en la noticia de estas Navidades (rivalizando, eso sí, con el supuesto fin del mundo que debería producirse hoy). Es llamativo que un titular mediático, a pesar de tener eventualmente una inspiración en la realidad, puede resultar fuera de lugar si se priva de su contexto y de su sentido último, acaso con la deliberada intención de obtener una noticia llamativa y sorprendente. Por otro lado, parece claro que los españoles siguen más las noticias de los medios de comunicación, que por las fuentes auténticas de las mismas, aunque estas sean abiertas y accesibles. En este caso, y antes de alarmarse por la supuesta indicación del Papa sobre la supresión del buey y la mula en las representaciones de los belenes, o de sorprenderse por la afirmación de que los referidos animales no son mencionados en los Evangelios, convendría acudir a las fuentes originales.

            Cualquiera que haya leído los Evangelios ha de saber que, en efecto, no hay mención alguna de tales animales. Pero sobre todo, basta leer el libro La infancia de Jesús para entender exactamente lo que quiere decir el Papa, ya que Benedicto XVI -dicho sea de paso- a pesar de ser uno de los más eruditos teólogos del momento, se expresa un sus obras divulgativas con meridiana claridad. En efecto, tras constatar que los Evangelios no mencionan expresamente al buey y al asno, el libro justifica su inclusión por su conexión con el pesebre, pero más aún con textos del Antiguo Testamento; nos explica que estos animales representan a la humanidad, "de por sí desprovista de entendimiento, pero que ante el Niño (...) llega al conocimiento..." y añade que "Ninguna representación del Nacimiento renunciará al buey y al asno". Por descontado, aun antes de leer el libro puse, como siempre, a estos animales en el Nacimiento de mi casa, porque siempre he sabido que el Evangelio no está reñido con la tradición ni, como dice el Papa, con "la meditación guiada por la fe". En todo caso, cualquier representación del Belén me sirve para evocar el Nacimiento del Niño-Dios, cuando estoy rodeado por mis seres queridos que comparten conmigo la fe. Feliz Navidad a todos.                

jueves, 13 de diciembre de 2012

Literatura y libertad de expresión en la Galaxia Internet


El Miradero                                                                        F. Javier Díaz Revorio

Literatura y libertad de expresión en la “Galaxia Internet”


            Hace cincuenta años nació el “Círculo de Lectores”, y sin duda la evolución de esta empresa y su forma de distribuir libros es un buen ejemplo de lo mucho que ha evolucionado este sector en tan poco tiempo. La revolución que internet y las nuevas tecnologías suponen para el libro es sin duda de gran calado y ya parece seguro que supondrá la superación del libro tal y como lo hemos concebido en los últimos cinco siglos, en el contexto de un cambio de era mucho más amplio y trascendental y que algunos han descrito como el tránsito de la “galaxia Gutemberg” a la “galaxia internet”. Esta revolución afecta, en realidad, a todas las formas de expresión humana. Desde la perspectiva de los derechos fundamentales, las implicaciones son enormes, y en el ámbito más específico de las libertades de expresión e información, sostengo que este cambio transforma a las mismas de libertades burguesas que realmente solo resultaban accesibles a unos pocos, en libertades democráticas al alcance de todos. Por poner un ejemplo, hasta hace muy poco tiempo a lo que más que podía aspirar un ciudadano medio en cuanto al ejercicio de este derecho era a ver publicada su carta al director de un periódico (o un breve extracto de la misma). Hoy, hasta los niños pueden crear sus webs y sus blogs, participar en redes sociales y transmitir sus ideas y pensamientos a un auditorio potencial de miles de millones de personas.

            Naturalmente, no es oro todo lo que reluce y todo avance tecnológico tiene su cruz, desde los primeros cuchillos que inventó el hombre, hasta internet. Todavía la mayor parte de la población del mundo queda fuera de la misma posibilidad de acceso a internet, y además muy diversos datos demuestran que este medio no es no tan abierto ni tan neutral  como podría parecer a primera vista. Todos sabemos, por ejemplo, que el orden en el que aparecen los resultados en cualquiera de los más populares buscadores no es fruto de la casualidad, y es enormemente relevante desde el punto de vista del acceso a la información. En el ámbito del libro, como se ha puesto de relieve en la reciente Feria de Francfort, esta revolución va mucho más allá de un mero cambio de formato, y tiene implicaciones en la forma de crear, editar y distribuir la obra. Algunos hablan de una literatura más “breve” y que incorporará imágenes y sonidos. La última tendencia de éxito es la autoedición, que permite a cualquiera editar su propio libro. Sin embargo, que todos (o muchos) podamos ejercer la libertad de expresión y editar un libro, no significa que esté al alcance de cualquiera crear una buena obra literaria…