jueves, 29 de junio de 2023

Música de mi vida: Víctor Manuel

 

Música de mi vida: Víctor Manuel




            Si música de mi vida es aquella que he escuchado desde niño, pocas canciones ocupan para mí un lugar más destacado que las de Víctor Manuel. Si música de mi vida es aquella que más me ha marcado, no se me ocurre quién puede competir con Víctor, y especialmente con alguno de sus temas como “Quiero abrazarte tanto”, que es, desde que nos conocimos, una de las canciones que más identifican mi relación con “mi chica”. Y si música de mi vida es aquella que con más frecuencia canto, tarareo o merodea por mi cabeza en momentos más o menos perdidos, desde luego las composiciones del cantautor de Mieres del Camino ocupan un lugar muy destacado.

No es difícil destacar las tres líneas más destacadas de su amplísima discografía, aunque con frecuencia se entremezclan, de tal manera que sus canciones no siempre se pueden adscribir fácilmente de forma íntegra a una de ellas. La primera línea es, desee luego, la romántica, y aquí, aparte de la ya citada “Quiero abrazarte tanto”, algunos de mis temas favoritos son “Nada sabe tan dulce”, “Ay amor”, “Adónde irán los besos”, o el que probablemente sea su mayor éxito de siempre, “Solo pienso en ti”. Si esta línea me encanta, no la podría situar por encima de la línea asturiana, porque también yo soy en parte asturiano, y como parece que las identidades se eligen, pues en toda la parte que quiero -compatible con ser también totalmente toledano-. Bueno, aquí tengo que citar “Asturias”, la preciosa “Paxariños”, “La romería”, “Carmina”, “Yeren dos guajes”, “Allá arriba al Norte”, pero también algunas de tema mitológico como “Xana”, “Cuélebre”, o ese maravilloso himno marinero como “La sirena”, sin olvidar las de ambiente minero como “El abuelo Vítor” o “En la planta 14”. Estas últimas entroncan en parte con la tercera gran línea, que es la reivindicativa, pacifista y sociopolítica. Aquí también encontramos impresionantes temas, y aunque no siempre coincida uno con todos sus mensajes (o sobre todo con las explicaciones con que las suele acompañar), hay también temas potentes como “El cobarde” o “Esto no es una canción”. En fin, ya pueden suponer que no me perdí el concierto que hace unos días ofreció este mítico cantautor asturiano en el recinto ferial del Polígono, dentro de la gira con motivo de su 75 aniversario. Debo confesar que es la primera vez que le escuchaba en directo, y la experiencia mereció la pena. Miles de personas pudimos escuchar a un Víctor en plena forma, que después de más de 40 años sin volver a Toledo supo ganarnos y hacernos cantar con él durante más de dos horas muchos de estos temas, que para varias generaciones permanecen ya en el recuerdo musical colectivo. Por un rato todo fue como si el tiempo no hubiera pasado…


(Fuente de la imagen: https://www.encastillalamancha.es/castilla-la-mancha-cat/toledo/victor-manuel-no-soy-extrano-en-toledo/ )

Moderación y elecciones

 

Moderación y elecciones

 


            No me negarán que, en período preelectoral, los partidos tienden a moderarse. Los dos grandes partidos estatales se cuidan mucho de disimular, suavizar, matizar o directamente renegar de los pactos con los partidos más radicales a su izquierda y derecha; e incluso estos siempre tratan de limar ciertas “aristas” que en otros períodos incluso enfatizan. A lo mejor resulta que, más allá de períodos de crisis o de distanciamiento entre electores y representantes (que casi siempre estos últimos se ganan “a pulso”), en realidad la mayor cantidad de ciudadanos tienen posturas más moderadas, o dicho de algún modo, las elecciones “se ganan por el centro”, y por eso en estos períodos todos tienden a mostrar su vertiente más moderada y políticamente correcta. Claro que esta hipótesis, formulada como mero observador “aficionado” al tema, puede contar con dos objeciones bastante evidentes: la primera, cómo es que, entonces, el partido más nítidamente ubicado en el centro acaba de desaparecer en España; la segunda, por qué cuando los partidos acceden al Gobierno suelen inmediatamente olvidar esa moderación y apuestan más bien por medidas más radicales.

 

            Comenzando por lo primero, hay muchas posibilidades de interpretar el desplome de Ciudadanos, incluso contradictorias entre sí (para algunos, la falta de pactos con el PSOE; para otros, la falta de nitidez a la hora de definirse en uno u otro “lado” del espectro político), pero creo que una cosa es un partido y otra el espacio, y el análisis electoral más riguroso muestra que, casi siempre, el partido que ha logrado gobernar es el que logró atraer más voto centrado. A veces pactos que en campaña quitan el sueño se hacen realidad al día siguiente de las elecciones, pero esa es cuestión diferente. En cuanto a lo segundo, creo que hay muchos factores: las primarias cerradas han tendido a ser ganadas por los candidatos más radicales entre los que se presentaban, pero no hay que olvidar que los militantes de los parridos son una minoría de los ciudadanos, y probablemente no son los más moderados. Además de esto, no hay que dejar de considerar que la ruptura del bipartidismo ha dado enorme poder a partidos minoritarios que, a falta de una “bisagra” por el centro (único lugar imaginable) han sido los más extremos a izquierda y a derecha. Lo que suceda, lo veremos, pero si se cumpliera lo que vemos en campaña, y si además PP y PSOE lograsen algunos acuerdos básicos… tendríamos sin duda gobiernos más moderados.

(Fuente de la imagen: https://arjai.es/2016/06/06/la-moderacion-nunca-es-tendencia/ )

 

La lista más votada

 

 La lista más votada




            Lo he escrito ya algunas veces, y casi parece que va a tocar recordarlo después de cada proceso electoral. En nuestro sistema rigen las pautas del modelo parlamentario de gobierno, lo que implica que los ciudadanos NO elegimos directamente al Gobierno, sino a nuestros representantes en el parlamento o en la asamblea de la que se trate, y esta es la que elige al presidente del Gobierno (al alcalde en el ámbito municipal). Y en esta segunda designación, la regla es que resulta válida cualquier combinación que permita alcanzar la mayoría de votos requeridos (ya sea absoluta o simple), con independencia de los escaños y de los votos obtenidos individualmente por cada fuerza política. No hay, por tanto, ningún tipo de regla por la que debiera gobernar precisamente la fuerza más votada, si esta no alcanza esa mayoría necesaria porque la suma de otras la supera y sí consigue esa mayoría requerida. Es más, podría resultas bastante disfuncional que gobernase una fuerza que no disponga de esa mayoría y, por lo tanto, prácticamente no podría luego desarrollar la acción de gobierno, provocando inestabilidad y riesgo incluso de caída del propio Gobierno, por ejemplo a través de la moción de censura.

 

            Lo anterior es aplicable al Gobierno central, a los autonómicos y a los municipales, con la única salvedad de que en estos últimos (aunque también, por cierto, en el autonómico de Castilla-La Mancha) si la asamblea no logra en un plazo determinado cumplir su esencial función de investir a un Gobierno, la solución no va a ser la repetición de elecciones, sino la investidura automática del cabeza de la lista más votada. Pero esta solución, excepcional y comprensible en el ámbito local en un país con más de 8000 municipios en los que puede “pasar de todo”, es solo una solución “de cierre”, que no altera el principio que acabo de exponer. Así que, dígalo quien lo diga -y aunque últimamente lo hemos escuchado a políticos de distintos partidos- carece de sentido, con la actual regulación, postular que ha de gobernar siempre la fuerza más votada. Otra cosa es que se proponga para el futuro -sobre todo en el ámbito local- un cambio de modelo que propicie otra forma de formación de gobiernos, eso sí dotándolos de mecanismos de estabilidad. No tengo claro que eso sea conveniente, pero al menos puede ser susceptible de consideración y debate. Mientras tanto, lo único que tiene sentido es que gobierne la combinación mayoritaria. Y algo diferente es que cada quien sea responsable de con quién pacta, o la valoración política que cada pacto merezca, especialmente si se produce en contra de lo que el líder correspondiente prometió en campaña electoral… Pero ese tipo de responsabilidad podrán exigirla los electores en la próxima votación.

jueves, 8 de junio de 2023

Réquiem por el cine

Réquiem por el cine


 




Sí, en mis recuerdos de las salas de cine no están ausentes los espectadores cuchicheando o haciendo ruidos molestos, o el típico cabezón que te tapa la pantalla, por no decir las pantallitas de móvil iluminadas, cuando no suena uno directamente. Recuerdos también de salas llenas en las que a veces había que elegir una butaca demasiado próxima o demasiado lejana de la pantalla, o demasiado lateral. Y tampoco soy muy de palomitas. Pero aun así… ver una buena película en una buena sala ha sido -y en lo que poco que queda, todavía es- una experiencia maravillosa. Formaba parte del rito de salir, dar una vuelta, cenar o tomar algo un viernes o un sábado. Permitía disfrutar de una pantalla y un sonido de una calidad siempre superior a la que la mayoría podíamos tener en nuestra casa. Y, sobre todo, era el contexto ideal para concentrarse en lo que se busca, que es el cine. De algún modo obligaba a aislarse de los problemas cotidianos y concentrarse en cualquier historia, más o menos ficticia o alejada de la realidad entendida como hechos reales, pero casi siempre adecuada para apartar por un rato nuestra concreta realidad. Y ofrecía esa paradójica intimidad pública gracias a esa discreta oscuridad en un lugar repleto, tan idónea para acudir en pareja…

 

Cuando salieron los primeros reproductores de vídeo caseros (VHS, Beta, 2000) se temió por la pervivencia del cine en salas, pero este sobrevivió. La pandemia supuso un embate grande para esta maravillosa experiencia de “ir al cine”, pero también se ha superado. Sin embargo, Netflix y otras plataformas parecen haber provocado una gran herida, no sé si de muerte, a esa experiencia inolvidable. La comodidad del cine en casa, y el mayor acceso a pantallas enormes y sistemas de sonido de alta calidad, parecen imponerse. Pero, desde luego, no lo cambio por la experiencia del cine en sala. Aun para quien tenga el mejor equipo de imagen y sonido (que no es mi caso), ninguna de las cualidades descritas se cumple igual en casa. El contexto es totalmente diferente, y la experiencia nunca alcanza la intensidad de la de “salir al cine”. Por si fuera poco, los productores parecen haber decidido apostar por series infinitas, tan adictivas como escasas de fondo y de mensaje (o al menos de un mensaje que justifique 80 horas en cuatro temporadas…), y los directores, actores y guionistas se emplean a fondo en este nuevo formato que nos quita un tiempo absolutamente desproporcionado para ofrecernos un placer ridículo acompañado de permanente insatisfacción, y a cambio nos hace dependientes de una historia que, por buena que sea, nunca tiene un final digno de la atención prestada. Y esto sí puede ser la muerte del cine en todos sus formatos…


(Fuente de la imagen: https://www.lasexta.com/noticias/cultura/brotes-verdes-cine-salas-resisten-inflacion-estocada-covid_202212066389fa92ad8bc10001c2c4f7.html )

Cosillas electorales

Cosillas electorales




 


         Me parece que los temas electorales van a mantener cierto protagonismo en las próximas semanas, por razones fácilmente comprensibles. Los acontecimientos se agolpan, y he decir que la semana pasada apunté comentar algo sobre la cuestión del voto por correo para este “miradero” postelectoral, pero desde entonces… los resultados de las elecciones y la nueva convocatoria electoral han hecho casi olvidar el revuelo generado por el asunto de los presuntos fraudes en el voto por correo en algunos lugares. Esta semana he atendido casi a diario a diversos medios interesados en cuestiones electorales, cosa que hago siempre con gusto entendiendo que forma parte de mi función, que más allá de las aulas debe extenderse a la explicación y divulgación de los temas que trabajamos, cuando hay interés social en ellos. Así que, aunque sea telegráficamente, dedicaré la columna de esta semana a lo que había previsto, y quizá a alguna cosita más… 

 

Comenzando por el voto por correo, hay que aclarar que tenemos un sistema bastante garantista y en el que no faltan controles y vías para la corrección y sanción del fraude. El verdadero problema de la posible compra de votos es que alguien esté dispuesto a vender su voto por 50 euros, lo cual no creíamos que pudiera suceder en un país occidental. Pero si esto sucede, puede darse el caso en el voto por correo e incluso en el voto presencial, como sabemos que ha sucedido a veces en otros países. Basta que alguien esté dispuesto a pagar por un voto ajeno y alguien a recibir por ceder el voto, a partir de ahí todo es posible y el sentido del voto se puede acreditar de mil maneras posibles. De nuevo, la clave está en la formación democrática, de la que creo que cada vez estamos más carentes. Dicho lo anterior, si la práctica demuestra que hay un pequeño “agujero” en nuestra regulación del voto por correo, hay fórmulas para resolverlo mediante una reforma legal. En suma, sobre este tema, no creo que hayamos tenido ni tengamos un grave problema que ponga en tela de juicio la legitimidad de los resultados electorales, pero nunca de está de más observar y hacer el seguimiento de estas incidencias, valorando posibles reformas. En cuanto a las elecciones de julio… sin duda parece que van a ser singulares por varios motivos, y uno de ellos -hasta el punto de que parece ser la pregunta se la semana- es si cabe eximirse de la obligación de formar parte de una mesa electoral por vacaciones. La respuesta genérica es no, en principio solo son causas justificadas las previstas por la Junta Electoral Central en una Instrucción de 2011, y no está incluida esta. Ni creo que como tal deba estarlo, aunque en ciertos casos singulares no sería irrazonable la exención cuando existan gastos importantes y no reembolsables, a cuenta de un viaje contratado antes de la convocatoria electoral. Sería un caso próximo al de eventos familiares de especial relevancia, sí previsto, pero… para incluir los gastos vacacionales, la propia Junta tendría que modificar su instrucción. De momento, me parece que poco se puede hacer si se da el caso. Así que suerte a mis lectores y electores en el sorteo de las mesas… y otro día diremos algo más.