sábado, 4 de noviembre de 2023

Elucidaciones del Evangelio

Elucidaciones del Evangelio




            No sé si es una afición personal, cosa de unos pocos friquis, o una tendencia más generalizada; pero la verdad es que de siempre me ha dado por interpretar la Biblia, y en especial los Evangelios, y cuestionar las enseñanzas derivadas de las visiones más dogmáticas o tradicionales. Así, por ejemplo, siempre me gustó la interpretación que mi profesor de economía hacía de la parábola en la que el propietario de la tierra pagaba lo mismo al que llevaba trabajando todo el día, que al que contrataba a última hora, lo cual, lejos de ser injusto, sería la consecuencia lógica de la aplicación de la ley de rendimientos decrecientes del trabajo, si es que la curva de esta ley estaba todavía en su fase ascendente. El caso es que, cuando vi que Ángel Carrasco Perera había publicado un libro titulado Elucidaciones del Evangelio (Círculo Rojo, 2022), lo compré y leí, despacio y volviendo a veces a algunos pasajes, a la primera oportunidad. Desde luego, el interés por el libro no solo derivaba de la temática y el enfoque, sino también del conocimiento de su autor. Ángel Carrasco fue primero mi profesor, y luego mi compañero en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo, y aunque mis temas de interés no suelen aproximarme demasiado al Derecho Civil (área en la que él es catedrático), he leído y hablado lo suficiente con él como para considerarle uno de los profesores más inteligentes y sagaces con los que cuenta nuestra comunidad académica. 

            El librito (apenas 102 páginas, que condensan conocimientos y reflexiones muy profundas), no me decepcionó en absoluto. Está estructurado en varios capítulos (Advocación, Milagros, Misión, Palabra, Redención, Justicia…), cada uno de los cuales contiene a su vez breves pensamientos o reflexiones, apenas unos párrafos sobre cada una de las ideas, frases o temas que el autor toma de los Evangelios. Carrasco resume muy bien su sentido cuando nos dice que “(s)egún el lector, esta obra será valorada como apologética, irreverente, devota o debeladora, ensañada o sublimada por quien no llegó a creer o descreer lo suficiente”. Y aunque no sea fácil resumir la idea central o hilo conductor del mensaje del autor, yo percibo en este una profunda admiración por el Jesús de Nazareth, pero al tiempo un cuestionamiento de muchos de sus aspectos y comportamientos, y sobre todo de muchas de las interpretaciones habituales del Evangelio. Su visión, interesantemente subjetiva, es demasiado humana; acaso la de una persona que, negándose a admitir que algo pueda escaparse a su capacidad de entendimiento o que algo pueda ser aprehendido por la fe, trata de encontrar siempre un sentido, original y heterodoxo. No cabe aquí el acuerdo ni el desacuerdo, y en todo caso, la obra no puede ser más sugerente, y por tanto no puede ser más recomendable.     


(Fuente de la imagen: https://www.amazon.es/Elucidaciones-Evangelio-%C3%81ngel-Carrasco-Perera/dp/8411591859 ) 

 

La belleza de un símbolo

La belleza de un símbolo




 

            Símbolo, según el Diccionario, es un “elemento u objeto material que, por convención o asociación, se considera representativo de una entidad, de una idea, de una cierta condición, etc.”. Cuando esa entidad o idea encarna valores positivos o bien algo que debe generar un sentimiento colectivo de empatía o identificación, estamos ante los símbolos políticos, que resultan imprescindibles para mantener esa identificación, ese sentimiento colectivo, y en definitiva para que cualquier comunidad se preserve, identifique y sienta como tal. García Pelayo escribió el que probablemente siga siendo uno de los mejores ensayos sobre mitos y símbolos políticos, y destacada esa imprescindible función de expresión de una identidad colectiva. Por supuesto, si lo representado es positivo, o al menos se considera como tal por una comunidad determinada, el símbolo adecuado debe ser atractivo, hermoso, estéticamente agradable, o al menos ser percibido como tal por la mayoría que se sienta representada o identificada con dicho símbolo. Y aunque es evidente que la identificación se genera tanto o más por el significado que por el significante, nunca cabe ignorar ni soslayar la importancia de símbolos agradables o bellos. 

 

            De entre todos los símbolos nacionales, la Constitución se refiere solo a la bandera, aunque no dice expresamente que esta sea un símbolo; y al rey, al que sí denomina expresamente “símbolo de la unidad y permanencia” del Estado, del que es jefe. La misma norma fundamental se refiere también en varias ocasiones al príncipe heredero, que “tendrá la dignidad de príncipe de Asturias”, y que al cumplir la mayoría de edad prestará un juramento, que es de tanta importancia que la Constitución le dedica un artículo para indicar que será igual que el que presta el rey al ser proclamado ante las Cortes Generales, añadiendo eso sí el juramento de fidelidad al rey. En las últimas semanas, tanto en la fiesta nacional como en la entrega de los premios Princesa de Asturias, la princesa Leonor ha tenido un papel importante, que anticipa el solemne juramento que prestará el día 31 de octubre. Por su presencia y saber estar cumple a la perfección ese papel simbólico que desempeñará plenamente cuando sea reina. Bello es lo que “por la perfección de sus formas, complace a la vista o al oído y, por ext., al espíritu”, pero también aquello “bueno, excelente”. Desde luego, los republicanos racionales seguirán siéndolo a pesar de todo esto; pero los republicanos razonables creo que no dejarán de reconocer que quien hoy encarna la Corona y quien lo hará en el futuro desempeñan de forma difícilmente superable esa función de símbolo excelente.


(Fuente de la imagen:https://www.elcorreo.com/politica/desfile-dia-fiesta-nacional-imagenes-20231012112013-garc.html#imagen3 )

Deseo, consentimiento, voluntad libre

Deseo, consentimiento, voluntad libre


 



            En el interesantísimo curso de verano que la UCLM ha ofrecido en Cuenca sobre “Pornografía y derechos” hemos debatido sobre muchas cuestiones, y entre otras sobre el papel del deseo y su relación con el consentimiento. No cabe duda de que el deseo es una fuerza cuya importancia es enorme, hasta el punto de que muchas veces tiene gran protagonismo protagonismo en nuestra toma de decisiones. Y acaso por ello hay quien tiende a entender que difícilmente puede consentirse “de verdad” algo que no se desea, y por tanto ese consentimiento formal no sería realmente libre, o no formaría parte de la voluntad, cuando lo que se consiente es algo que no se desea. Pero ni siquiera desde esa perspectiva de qué es lo que realmente queremos (o el menos qué es lo que realmente consentimos) me parece que el deseo tenga tanta relevancia. Y, por supuesto, no creo que deba tenerla en términos jurídicos. Es perfectamente posible desear algo (o a alguien) y sin embargo no consentir (ni siquiera querer) tener relaciones sexuales con esa persona, de la misma manera que es perfectamente posible consentir, aceptar, incluso querer esas relaciones, a pesar de no sentir deseo alguno. También se puede desear cualquier tipo de relación, pero no quererla por no considerarla conveniente, adecuada, o incluso moralmente aceptable, igual que se puede desear un dulce, pero no quererlo. Claro que puede haber supuestos dudosos o fronterizos, que plantearían si se puede consentir válidamente algo que objetivamente causa daño o dolor… 

            Al hilo de esto volví a reflexionar sobre el concepto de libertad, ya que obviamente la clave de qué tipo de consentimiento o de voluntad debe resultar protegida por el derecho tiene que ver con la cuestión de si la decisión adoptada puede considerarse libre. Y es verdad que durante mucho tiempo el derecho ha formalizado excesivamente la idea de la voluntad libre, dando por bueno por ejemplo todo lo que alguien acepta mediante contrato o ante un notario, a pesar de que no siempre fuera lo realmente querido. Así, las leyes de horarios máximos o salarios mínimos fueron durante un tiempo, hace un siglo, declaradas inconstitucionales porque supuestamente atentaban contra la libertad. Hoy eso nos parecería cínico, pero estamos en riesgo de pasar el extremo opuesto, según el cual toda decisión que se ha adoptado de forma más o menos condicionada por circunstancias, como el pago o remuneración económica u otros factores sociales o de poder que la afectan no podría considerarse libre. Pero si así fuera, prácticamente nada de lo que haceos cada día, desde levantarnos en horas tempranas cuando suena nuestro despertador hasta el propio trabajo, sería un acto realmente libre.    


jueves, 12 de octubre de 2023

¿Progreso sin paz?

¿Progreso sin paz?

 




         Hace ya décadas que el ser humano logró poner sus pies en la Luna… pero no hemos sido capaces de detener ni evitar las guerras en el mundo. Mandamos naves al espacio, a lugares tan distantes que resulta incluso difícil concebir cómo es posible conseguir que realicen tales viajes y nos remitan fotos y vídeos desde distancias tan inmensas… pero somos capaces de impedir que un país use la violencia para invadir a otro ocasionando daños y pérdidas de vidas inocentes, sea cual sea el pretexto. Hemos descifrado el genoma humano y somos capaces de llevar a cabo innumerables prácticas que facilitan la reproducción humana o posibilitan terapias que curan enfermedades que durante mucho tiempo se consideraban incurables… pero no hemos avanzado aparentemente nada en la erradicación del terrorismo, y de hecho este siglo comenzó con los peores atentados de la historia, que fueron seguidos de otros igualmente terribles. La tecnología ha avanzado hasta extremos inconcebibles cuando los integrantes de mi generación éramos niños o jóvenes, y hasta incluso hemos sido capaces de generar inteligencia artificial, cuya actuación es cada vez más similar a la de los humanos, pero no hemos sido capaces de erradicar mil formas de violencia entre humanos. Hasta tal punto, que entre los muchos interrogantes que genera esta inteligencia artificial está el de saber si una forma de pensamiento, creatividad y actuación tan sumamente próxima a la nuestra, pero acaso sin las pautas morales en las que nosotros decimos creer, será capaz de eludir toda firma de violencia. 

 





            Podría pensarse que, en realidad, muchas especies de animales se pelean entre sí por el control del territorio, la comida o las hembras… Pero si algo distingue a los humanos es tal vez su capacidad para ejercer violencia gratuita, injustificada, mucha más allá de la que podría resultar necesaria para la supervivencia, y también la sofisticación en las firmas para el ejercicio de esa violencia. Por lo demás… se supone que nuestra revolución neolítica, que dará lugar a aquello que llamamos “civilización”, tuvo como propósito precisamente el de la superación de la violencia como forma de imponerse o luchar por la supervivencia, y sus sustitución por un ordenamiento en el que la única fuerza (más allá de la legítima defensa) es la que puede imponer el poder legítimo a quien vulnera ese ordenamiento. Pero… más bien parece a veces que en lo único en lo que superamos a los animales es en la sofisticación para ejercer la violencia. Ese parece ser nuestro principal “progreso”… Hemos sido y somos, como especie, de conseguir tantas cosas… ¿lograremos algún día un mundo en paz?


(Fuente de las imágenes: https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20170620/423439893477/mundo-sin-paz.html#foto-3)

miércoles, 4 de octubre de 2023

Producto de la imaginación

 

Producto de la imaginación

 


            Ya escribí sobre los argumentos jurídicos por los que creo que la amnistía, y sobre todo esta amnistía que ahora se propone, es frontalmente inconstitucional. Hoy hablaré en términos más políticos y éticos. La amnistía de 1977 no fue ilícita. Por decirlo muy sintéticamente, si el indulto es perdonar, una amnistía con estas características es pedir perdón. En 1977 había razones para hacerlo, en la medida en que las condenas amnistiadas fueron fruto de un sistema jurídico y político ilegítimo. Y tal y como se plantea, una amnistía como la que ahora se pone sobre la mesa implicaría alterar el relato de todo lo sucedido respecto a la independencia de Cataluña en una década. El relato público que venían sosteniendo el Estado y la inmensa mayoría de los españoles. Según este, España es un Estado democrático que, de acuerdo con una legislación plenamente legítima, condenó a algunas personas por delitos graves contra valores esenciales del sistema constitucional. Algunos fueron indultados, e incluso el principal de esos delitos (la sedición) ha sido derogado y sustituido, pero permanece la idea de la licitud de las condenas. El prófugo de Bruselas es exactamente eso, un prófugo que ha huido para no afrontar las consecuencias de sus delitos. Pero ahora…

 

            Ahora, después de que la vicepresidenta del Gobierno haya ido a ver al prófugo, ha empezado el proceso de legitimación del relato alternativo. Un relato en el que el Estado es opresor, las condenas fueron ilícitas y el prófugo (todos los prófugos) son en realidad exiliados que han sido “represaliados”. Es el discurso del prófugo y sus negociadores, no cuestionado por el momento por el candidato a presidente. Y que pasaría a ser relato oficial en caso de otorgarse esa amnistía. El prófugo proclamó en 2017 una imaginaria independencia de una imaginaria República, que duró unos segundos, pero ni siquiera debe responder por eso, sino por otra serie de actos, y ahora principalmente por actos de corrupción económica, como es la malversación. El caso es que ahora la presidencia del Gobierno de España depende no ya del imaginario presidente de la imaginaria República Catalana, sino del voto imaginariamente democrático de los miembros del imaginario Consejo de la República. El mero hecho de que alguien supuestamente comprometido con la Constitución esté dispuesto a ser presidente del Gobierno a ese precio resulta inconcebible. Porque ese precio implica dar plena credibilidad y legitimidad a todo ese relato hasta ahora ridículo e imaginario.


(Fuente de la imagen: https://www.elnacional.cat/es/politica/puigdemont-reivindica-el-1-o-pero-admite-cosas-han-empezado-cambiar-buena-direccion_1102860_102.html )

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Música de mi vida: Julio Iglesias

 

Música de mi vida: Julio Iglesias




            Cuando yo era niño, en mi casa había pocos discos, pero alguno era de Julio Iglesias, a quien se le escuchaba mucho, ya que me parece que era bastante del agrado de mi madre y de mis hermanas. Para decir la verdad, a mí me resultaba algo cansino, en exceso almibarado, alejado de los estilos que en ese momento más me gustaban, y de tanta reiteración… llegué a renegar un tanto de su música. Tampoco ayudaba el que fuera (él) tan madridista. Y claro, eso de tener éxito aparente en todos los terrenos (o al menos en los más visibles, como el del dinero y el del amor) ofrece el perfil ideal para poder odiar y envidiar -a partes más o menos iguales- a gusto a una persona, aunque la verdad, yo nunca llegué a eso, ya que como es sabido la envidia es un vicio tonto y el único pecado que no provoca ni siquiera una satisfacción momentánea, y el odio… procuro evitarlo o reservarlo para quien me haya hecho algo malo. Además, ahora…


            Ahora, los años han pasado y, en fin, no es extraño que me sorprenda a mí mismo canturreando algunas de sus más famosas canciones. Hace ya algunos años que creé en Spotify la lista con la selección de mis canciones favoritas de Julio. He dejado de lado por completo aquellas tonterías de mi juventud, y lo tengo que reconocer: la música de Julio Iglesias forma parte de mi vida, de hecho la acompaña desde que me alcanza el recuerdo. Durante años, no ha habido en cualquier tipo de consulta sala de espera mínimamente elegante en la que no se escuchase a Julio Iglesias por el hilo musical. Y bueno, aunque en general el tipo de música romántica que más me gusta tiene quizá algo más de profundidad y/o de ritmo, no puede negarse que también en este terreno la música de Julio es idónea para “crear ambiente”. Suele decirse que su voz no es como la de Frank Sinatra (tampoco queda muy claro por qué se hace tanto esa comparación), pero de todos modos es inconfundible, y su música, como mínimo, bastante agradable. Además, algunas de sus letras nos acompañan siempre y hasta nos pueden identificar de vez en cuando, desde “la vida sigue igual”, hasta “me olvidé de vivir”, o “soy feliz con un vino y un trozo de pan, y también cómo no con caviar y champán”, y eso sin olvidar que nadie ha cantado mejor a la preciosa tierra gallega. Desde luego, en el caso de Julio más allá de la música está la persona, el personaje o incluso el mito. Lo cierto es que este cantante “que presume de ser español donde va” es la viva imagen del triunfo global, acaso nuestro compatriota más conocido en todo el mundo, en directa competencia con el rey y, dejando aparte envidias o comparaciones de méritos con otros… la verdad es que no me parece precisamente mala imagen.


(Fuente de la imagen: https://www.lecturas.com/blogs/pilar-eyre/misterios-julio-iglesias-no-dejan-crecer-por-pilar-eyre_145481)

 

jueves, 21 de septiembre de 2023

La magia del instante de luz

 

La magia del instante de luz

 



            Ahora que la inteligencia artificial es capaz de escribir un libro o de crear cualquier imagen de apariencia más o menos real o de pura imaginación, surgen los debates sobre muchas cuestiones que nos hacen dudar de las fronteras de lo humano. En fotografía, la aplicación de técnicas de inteligencia artificial nos hace dudar de a partir de qué punto deberíamos dejar de llamar fotografía a una concreta creación. El problema no es solo la cuestión de la autoría (a partir de cierto momento el ser humano deja de ser protagonista en la creación y ejecución de ciertas creaciones), sino sobre todo un principio físico que es definitorio de la fotografía: y es que esta es la plasmación gráfica de un momento de luz. Esta luz puede plasmarse en un carrete o en un sensor, y luego ser representada en papel o en un archivo visible en dispositivos digitales, pero el principio debe ser siempre el mismo.





Y este principio simple, presente desde los daguerrotipos a las actuales cámaras “sin espejo”, convierte a la fotografía en una manifestación única de la creación humana. Es, desde luego, ciencia o tecnología, sin la cual no sería posible; es también un arte único, relacionado con la pintura en lo relativo a composición, o con el vídeo o el cine en lo que atañe a la plasmación de imágenes, pero siempre exclusivo e inconfundible, precisamente porque es el único que consiste en la plasmación de un momento de luz en una imagen. El momento puede ser estrictamente un instante, por ejemplo la octava parte de una milésima de segundo para captar cada una de las gotas de un torrente de agua mientras cae, o el efímero lapso de tiempo en el que un ave toca el agua cuando desciende vertiginosamente desde un árbol para pescar; pero también puede ser un lapso de horas en una fotografía circumpolar, que “congela” en una sola imagen lo sucedido durante todo ese tiempo; o incluso días en determinadas astrofotografías. Y ese momento, por definición efímero e irrepetible, pasa gracias al prodigio de la fotografía a ser eterno, lo que nos permite de alguna manera volver a nuestra infancia o juventud, o incluso disfrutar de la presencia de nuestros familiares y seres queridos que ya no nos acompañan físicamente, pero lo siguen haciendo no solo en espíritu, sino también a través de aquella imagen que hace años captó su presencia y nos la devuelve todos los días desde un portarretratos…De alguna manera la fotografía es así una “máquina del tiempo” que nos permite volver al pasado, que en realidad nos devuelve, por definición, a un momento pasado, más o menos largo, pero que se plasma en una única imagen. El ser humano aprovecha así la tecnología para hacer una creación propia, personal y única, en parte ciencia, en parte arte, pero sobre todo magia.    

jueves, 14 de septiembre de 2023

Expo selección 2022-23

 

Expo selección 2022-23

 



            Los toledanos más aficionados a la fotografía conocen sin duda la labor de la Asociación Fotográfica de Toledo (AFT), que desde 2009 viene desarrollando diversas actividades de gran interés y alcance. Entre ellas, diversos premios, exposiciones, proyectos como “Toledo como nunca antes se había fotografiado”, el Photowalk, la “Quedada analógica” (entre otros encuentros periódicos), y no pocos talleres sobre los más variados aspectos de la fotografía. Me parece que, teniendo en cuenta la imaginable escasez de medios con la que cuenta una asociación de este tipo, la labor que lleva a cabo es sencillamente impresionante. Desde luego, sería mayor si otros muchos aficionados a la fotografía vinculados a nuestra provincia se inscribieran en este grupo, lo que a buen seguro les reportaría beneficios importantes en su progreso como fotógrafos, y digo esto basándome en mi experiencia personal, ya que la pertenencia a esta asociación -obviamente acompañada de la participación en sus foros y en algunos de sus eventos- ha desempeñado un papel fundamental en mi formación como fotógrafo, aunque obviamente sigo siendo, en esto como en todo, un mero y permanente aprendiz. Por supuesto, además de este aspecto formativo está el siempre interesante del conocimiento de profesionales y en general de personas que comparten afición, y la grata experiencia de la convivencia con ellas en los eventos organizados por la AFT.


            Si bien algunas de las actividades mencionadas van dirigidas a los socios, otras son abiertas, y de hecho están pensadas para dar a conocer a la sociedad parte del trabajo de la Asociación. Una de ellas es la Exposición anual, que recoge todas las fotografías que han obtenido el premio a la “Fotografía de la Semana”, así como las ganadoras de los retos mensuales. Precisamente en estas fechas se exponen casi cien fotografías en el excelente espacio que brinda el Centro Cultural San Clemente, en la plaza de Padilla de la capital regional, y gracias a la colaboración de la Diputación de Toledo. Las tomas abordan prácticamente todos los géneros fotográficos, desde el paisaje a la fauna, desde la fotografía urbana hasta la astrofotografía, desde la fotografía nocturna al retrato, además de los temas específicos de los retos mensuales, propuestos según las reglas de la AFT. Creo que no solo los aficionados a la fotografía, sino también cualquiera con inquietudes artísticas, podrán disfrutar de esta exposición, que es un lujo en estos tiempos donde nos limitamos a ver la mayoría de las fotos en la pequeña pantalla de un móvil. Y además es gratuita, así que aprovechen hasta el día 29.


(Fuente de las imágenes: https://www.afotoledo.com/noticias/item/expo-seleccion-2023-en-el-cc-san-clemente-toledo.html y https://afotoledo.com/foro/83-galeria-de-fotos/106631-expo-seleccion-2022-2023-las-fotos.html

jueves, 7 de septiembre de 2023

Gracias por corregirme

 

Gracias por corregirme

 


            Ya he escrito alguna vez que siempre he pensado que la labor de los profesores consiste en buena medida en la práctica de algunas de las llamadas “obras de misericordia espirituales”, y en especial “enseñar al que no sabe”, “dar buen consejo al que lo necesita” y “corregir al que yerra”, aunque también toca a veces “consolar al triste”, y desde luego, siempre “sufrir con paciencia los defectos del prójimo”. Claro es que estas son buenas prácticas que a todos toca llevar a cabo en alguna ocasión, pero no me negarán que quienes nos dedicamos a la docencia tenemos como cometido principal la primera de las citadas, y nuestra labor se relaciona también bastante con las demás. Hoy quiero centrarme en eso de “corregir al que yerra”, que bien entendido es, por tanto, una muestra de caridad y de amor al prójimo. A quien se le corrige justificada y moderadamente se le está ayudando a mejorar, a no volver a incurrir en el error, y no olvidemos que “errare humanum est, sed stultorum in errore perseverare”.

 

            Sin embargo, aunque tal vez sea una percepción subjetiva, me da la sensación de que cada vez mostramos menos tolerancia ante la corrección, venga de quien venga, e incluso si procede de quien tiene esencialmente la función de corregir. Por supuesto, tengo plenamente asumido que están felizmente superados los tiempos de “la letra con sangre entra”, y que todo funciona mejor cuando se utiliza el llamado “refuerzo positivo”, enfatizando mucho más lo que se hace bien que aquello en lo que alguien se equivoca. Pero a veces no queda otra opción que corregir, eso sí mostrando la opción correcta. También sé que vivimos tiempos de relativismo, y yo mismo me considero “relativamente relativista”, y además me dedico a un sector de la ciencia (el Derecho Constitucional) en el que cada vez más parece que todo puede ser opinable. Pero se mire como se mire, hay siempre algunos elementos objetivos, datos incuestionables, verdades que hay que conocer. No todo vale, e incluso en lo que resulta opinable, hay ciertos parámetros y pautas metodológicas para el debate. Ya decía Machado aquello de “¿Tu verdad? No, la Verdad. Y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela”. Yo no sé hasta qué punto esa Verdad existe, pero creo que he aprendido a aprender mientras enseño, y eso implica reconocer cuando he estado equivocado, y agradecer a quien me ha hecho verlo. Y eso vale también para cuando estoy ejerciendo mi función docente. Siempre se enseña y siempre se aprende algo, pero hace falta tener una actitud receptiva.


(Fuente de la imagen: https://elobservadorenlinea.com/2016/01/corregir-al-que-se-equivoca/ )

viernes, 25 de agosto de 2023

Aulas vacías

Aulas vacías



 

            Mis lectores más asiduos recordarán no pocos artículos sobre mi vocación y mi gusto por el mundo académico y universitario. Me siento muy afortunado de que mi profesión sea, mucho más que eso, una actividad que amo, y me cuesta entender la frustración o desaliento que otras personas sienten por su trabajo. Pero no se crean, nada de esto significa que la vida universitaria sea un camino de rosas o una balsa de aceite. Hay no pocos inconvenientes y sinsabores. Lo que pasa es que opto (o intento optar) por recordar lo bueno y olvidar lo que no lo es tanto. Y si me quedo con ello, uno de los grandes lujos de mi trabajo, aparte de otras cosas que a veces les he contado, es su sede. Estar cada día en un complejo conventual histórico-artístico tan maravilloso como el formado por el conjunto San Pedro Mártir-Madre de Dios es un privilegio. 

 

            No soy un experto en historia, arte ni literatura, pero soy gran aficionado a todas estas ramas del conocimiento, y después de haber leído todo lo que he localizado sobre estas facetas del espléndido edificio que ocupa mi Facultad, creo que disfruto más su valor. Algún “miradero” he escrito sobre estos aspectos, que también he trabajado para elaborar una “visita virtual” fotográfica al edificio, que preparé hace algunos años. Además, no dejo de aprovechar la ocasión de mostrarlo a alumnos o profesores visitantes, porque, al igual que sucede en su conjunto con nuestra inigualable ciudad de Toledo, uno, aunque no tenga mérito personal en su valor, no puede dejar de estar orgulloso del recinto que acoge la parte más importante de su actividad profesional. Desde luego, uno de los atractivos del lugar es que el trasiego de profesores y alumnos le da habitualmente una vida muy animada. Sin embargo, cuando, ya acabado el curso y las múltiples actividades académicas posteriores (¡ustedes no se imaginan cuántas!) un día paso por la Facultad semivacía, y en un momento de tranquilidad me quedo contemplando los claustros, mi despacho o las aulas vacías… todos estos espacios me hablan y me recuerdan las historias vividas, las enseñanzas transmitidas, las conversaciones intensas, las explicaciones y tutorías; y entonces las propias columnas, los arcos, las piedras, me recuerdan que ellas mismas, por su valor, pero sobre todo por las historias a las que han servido de marco, forman parte muy importante de mi vida desde hace tres décadas. Y me resulta imposible no pararme a pensar en lo afortunado que soy por haber vivido todas esas experiencias en este recinto único.  


(Fuente de la imagen: https://www.abc.es/sociedad/abci-falta-cultura-esfuerzo-y-poca-formacion-edades-tempranas-detras-drama-aulas-vacias-carreras-tenicas-201912190144_noticia.html)

Ibáñez

Ibáñez




 

            En mi infancia, pocos regalos podían hacerme más ilusión que un tebeo de Mortadelo y Filemón. O bueno, ya puestos, eso podía superarse con un Super Humor, que incluía además a Pepe Gotera y Otilio, el Botones Sacarino, Rompetechos, 13 Rúe del Percebe, entre otras fantásticas historias contadas en cómics, la mayor parte de los cuales eran creación de la genial mano de Francisco Ibáñez. Así que simplemente no se puede entender mi infancia sin la obra de este gran creador. Pero además, creo que esto mismo pueden decir muchas personas de varias generaciones, y esto es algo que no se puede decir de muchas personas. Durante años hemos reído con las gracias del pobre Rompetechos sin pensar que eso pudiera ofender a las personas con discapacidad visual, o con las enormes chapuzas de Pepe Gotera y Otilio sin que eso pudiera molestar a ningún profesional o autónomo; tampoco el simpático personaje del botones Sacarino podía interpretarse en ningún tipo de clave clasista, y antes al contrario podría ser una reivindicación de esa humilde y al tiempo importante profesión; y hemos disfrutado con los enredos de la casa de vecinos más loca jamás imaginada, en la que todo era insólito y divertido, y acaso antecedente de series creadas mucho más tarde, como “Aquí no hay quien viva”… Lo bueno del humor de Ibáñez es que, siendo puramente “blanco”, inocente y “suave”, no ha dejado nunca de reflejar una sociedad y su evolución durante décadas, sin perder su elemento crítico y en cierto modo reivindicativo. Y todo ello con un diseño de gráfico excepcionalmente “limpio”, con trazos sencillos y, en todos los sentidos, realmente elegante. 

 

            Pero como puede deducirse de mis primeras líneas, si tengo que elegir los personajes favoritos, no dudaría un instante en mencionar a Mortadelo y Filemón. El agente alto y sin hombros, capaz de disfrazarse de lo que sea en cualquier momento, y al que al final todo le sale bien, es sencillamente un personaje insuperable y que no puede generar más empatía. Pero el jefe gruñón que se cree que lo sabe todo pero es mucho más torpe, no deja de ser a fin de cuentas otro personaje entrañable. Incluso el superintendente Vicente, que solo da órdenes y exige sin parar, tiene su toque simpático. Y el profesor Bacterio, capaz de crear todo tipo de fórmulas y remedios mágicos que jamás funcionan como él pretende, es uno de los personajes más divertidos que quepa imaginar. Juntos han estado en todos los acontecimientos importantes de las últimas décadas, que han servido de contexto para sus disparatadas aventuras. Toda una radiografía, crítica y llena de humor, de un amplio período histórico. Se nos ha ido un creador único e irrepetible.


(Fuente de la imagen:https://www.tebeosfera.com/sagas/mortadelo_y_filemon_1958_ibanez.html )

Problemas de la justicia constitucional

Problemas de la justicia constitucional


 




            No me gusta, como regla general, dedicar estos espacios a nuestra actividad académica, y sobre todo no me gustaría que nada de esto se entendiera como promoción o ensalzamiento de dicha actividad. Pero por otro lado siempre he concebido esta actividad como algo que, más allá de las aulas, ha de estar al servicio de la sociedad, y por eso atiendo siempre que puedo a cualquier medio que plantea inquietudes sobre aspectos relacionados con el Derecho Constitucional. Así que mis lectores más asiduos ya sabrán que la justicia constitucional y la interpretación de la Constitución son dos de las líneas (estrechamente relacionadas entre sí) que con mayor intensidad hemos trabajado. Así, desde hace más de dos décadas, y gracias a un excelente equipo organizador) venimos ofreciendo en la UCLM un curso de postgrado, que desde hace exactamente diez años se celebra en el mes de julio con los mejores especialistas de Europa e Iberoamérica. No nos centramos en España, pero creo que el programa sirve para poner de relieve que los problemas de nuestra justicia constitucional son en buena medida comunes a los de otros países, aunque según los casos, tengan aquí mayor o menor intensidad. 

 

            Así, los cursantes van teniendo la oportunidad de profundizar en problemas como la politización, la siempre frágil independencia judicial, los distintos procesos constitucionales, los déficits en la garantía de los derechos, y por supuesto cuestiones aparentemente más técnicas, pero no menos importantes, como las relativas a los métodos de la interpretación constitucional. Porque la cosa es que aquí, quien tiene la última palabra en materia de interpretación es el que realmente “manda”, y la tensión entre legislador y justicia constitucional es una de las características aparentemente “eternas” de este ámbito, cuya solución dependerá de aspectos como el concepto de Constitución, de Derecho, o como digo las pautas interpretativas que deben seguir los jueces. Y así también podemos conocer experiencias como las de Polonia (uno de los casos más preocupantes dentro de la Unión Europea), Alemania, Italia, Francia, Perú, México, o República Dominicana, entre otros. Todo ello en el ambiente que ofrecen cerca de ciento cincuenta cursantes de Europa e Iberoamérica. No tengo mérito en ello, pues si hay tal se debe a los profesores y a los alumnos. Ni siquiera tengo como cursante este título de postgrado… pero he sido “oyente” todos estos años y, pueden creerme, algo he aprendido. Los ciudadanos deberían ser más conscientes de la importancia de estas cuestiones y problemas, y de ahí nuestro empeño en divulgar la labor que venimos haciendo…

Derechos y democracia

Derechos y democracia




 

            Es uno de los debates clásicos de la teoría política: si la soberanía popular  debe prevalecer sobre todo, o tiene límites, que serían fundamentalmente los derechos. La primera postura sería la de Rousseau, la segunda estaría representada por Locke. Yo creo que se puede ser liberal y demócrata a la vez, pero el punto de equilibrio no es siempre fácil. Indudablemente, yo me adscribo a la línea de los límites necesarios a toda decisión mayoritaria; y no por mi confesada afinidad liberal -entendida en el mejor sentido, hay que aclarar hoy-, sino todo por mi creencia en que la Constitución tiene un sentido, y es precisamente ese. Porque además es evidente que hoy esos límites, constituidos por los derechos, no serían solo la vida, la libertad y la propiedad, sino también los derechos políticos, económicos, sociales, culturales, ambientales, y en definitiva todas las generaciones de derechos. Siempre he dicho que todos los derechos tienen el mismo rango e importancia, con independencia de que en algunos sistemas la garantía de algunos queda algo más debilitada, como sucede precisamente en nuestra Constitución.

 

            Dicho lo anterior, pocos argumentos son más peligrosos como el que tiende a maximizar la idea de esos límites, y sobre todo a seleccionar y orientar el sentido en el que deben interpretarse. Ese argumento, recurrente, parece estar cobrando fuerza en algunos de los mensajes de esta campaña electoral. Basta con decir que una eventual mayoría de derechas (aunque pueda ser en realidad de un arco ideológico mucho más amplio) supondría una amenaza a nuestros derechos, para deducir que tal resultado pondría en peligro la democracia. Si la democracia incluye la idea de que la decisión mayoritaria tiene por límites los derechos, una mayoría que, por esencia y definición, los amenace, no sería propiamente democracia. La conclusión de este silogismo es que siempre que gane la derecha no hay democracia. Pero es claro que tampoco habría democracia si solo puede ganar la izquierda… así que este tipo de razonamientos conducen a un callejón sin salida. Más bien cabría reconocer que todas las mayorías, por desgracia inevitable, van a cometer vulneraciones de los derechos, pero no por ello pueden definirse esencialmente como tal amenaza. Que la diferencia entre izquierda y derecha, si consideramos las opciones moderadas, suele ser de mayor o menor énfasis en los derechos de libertad y los de igualdad. Y si incluimos a las más radicales, el riesgo puede estar tanto en un lado como en otro, pero el sistema tiene -en términos generales- mecanismos para evitarlo o repararlo. Cada uno que vote lo que quiera, pero creo que globalmente nuestros derechos no están en juego y es peligroso transmitir lo contrario.


(fuente de la imagen: http://www.juicios.org/leyes/relacion-entre-la-democracia-y-los-derechos/ ) 

jueves, 29 de junio de 2023

Música de mi vida: Víctor Manuel

 

Música de mi vida: Víctor Manuel




            Si música de mi vida es aquella que he escuchado desde niño, pocas canciones ocupan para mí un lugar más destacado que las de Víctor Manuel. Si música de mi vida es aquella que más me ha marcado, no se me ocurre quién puede competir con Víctor, y especialmente con alguno de sus temas como “Quiero abrazarte tanto”, que es, desde que nos conocimos, una de las canciones que más identifican mi relación con “mi chica”. Y si música de mi vida es aquella que con más frecuencia canto, tarareo o merodea por mi cabeza en momentos más o menos perdidos, desde luego las composiciones del cantautor de Mieres del Camino ocupan un lugar muy destacado.

No es difícil destacar las tres líneas más destacadas de su amplísima discografía, aunque con frecuencia se entremezclan, de tal manera que sus canciones no siempre se pueden adscribir fácilmente de forma íntegra a una de ellas. La primera línea es, desee luego, la romántica, y aquí, aparte de la ya citada “Quiero abrazarte tanto”, algunos de mis temas favoritos son “Nada sabe tan dulce”, “Ay amor”, “Adónde irán los besos”, o el que probablemente sea su mayor éxito de siempre, “Solo pienso en ti”. Si esta línea me encanta, no la podría situar por encima de la línea asturiana, porque también yo soy en parte asturiano, y como parece que las identidades se eligen, pues en toda la parte que quiero -compatible con ser también totalmente toledano-. Bueno, aquí tengo que citar “Asturias”, la preciosa “Paxariños”, “La romería”, “Carmina”, “Yeren dos guajes”, “Allá arriba al Norte”, pero también algunas de tema mitológico como “Xana”, “Cuélebre”, o ese maravilloso himno marinero como “La sirena”, sin olvidar las de ambiente minero como “El abuelo Vítor” o “En la planta 14”. Estas últimas entroncan en parte con la tercera gran línea, que es la reivindicativa, pacifista y sociopolítica. Aquí también encontramos impresionantes temas, y aunque no siempre coincida uno con todos sus mensajes (o sobre todo con las explicaciones con que las suele acompañar), hay también temas potentes como “El cobarde” o “Esto no es una canción”. En fin, ya pueden suponer que no me perdí el concierto que hace unos días ofreció este mítico cantautor asturiano en el recinto ferial del Polígono, dentro de la gira con motivo de su 75 aniversario. Debo confesar que es la primera vez que le escuchaba en directo, y la experiencia mereció la pena. Miles de personas pudimos escuchar a un Víctor en plena forma, que después de más de 40 años sin volver a Toledo supo ganarnos y hacernos cantar con él durante más de dos horas muchos de estos temas, que para varias generaciones permanecen ya en el recuerdo musical colectivo. Por un rato todo fue como si el tiempo no hubiera pasado…


(Fuente de la imagen: https://www.encastillalamancha.es/castilla-la-mancha-cat/toledo/victor-manuel-no-soy-extrano-en-toledo/ )

Moderación y elecciones

 

Moderación y elecciones

 


            No me negarán que, en período preelectoral, los partidos tienden a moderarse. Los dos grandes partidos estatales se cuidan mucho de disimular, suavizar, matizar o directamente renegar de los pactos con los partidos más radicales a su izquierda y derecha; e incluso estos siempre tratan de limar ciertas “aristas” que en otros períodos incluso enfatizan. A lo mejor resulta que, más allá de períodos de crisis o de distanciamiento entre electores y representantes (que casi siempre estos últimos se ganan “a pulso”), en realidad la mayor cantidad de ciudadanos tienen posturas más moderadas, o dicho de algún modo, las elecciones “se ganan por el centro”, y por eso en estos períodos todos tienden a mostrar su vertiente más moderada y políticamente correcta. Claro que esta hipótesis, formulada como mero observador “aficionado” al tema, puede contar con dos objeciones bastante evidentes: la primera, cómo es que, entonces, el partido más nítidamente ubicado en el centro acaba de desaparecer en España; la segunda, por qué cuando los partidos acceden al Gobierno suelen inmediatamente olvidar esa moderación y apuestan más bien por medidas más radicales.

 

            Comenzando por lo primero, hay muchas posibilidades de interpretar el desplome de Ciudadanos, incluso contradictorias entre sí (para algunos, la falta de pactos con el PSOE; para otros, la falta de nitidez a la hora de definirse en uno u otro “lado” del espectro político), pero creo que una cosa es un partido y otra el espacio, y el análisis electoral más riguroso muestra que, casi siempre, el partido que ha logrado gobernar es el que logró atraer más voto centrado. A veces pactos que en campaña quitan el sueño se hacen realidad al día siguiente de las elecciones, pero esa es cuestión diferente. En cuanto a lo segundo, creo que hay muchos factores: las primarias cerradas han tendido a ser ganadas por los candidatos más radicales entre los que se presentaban, pero no hay que olvidar que los militantes de los parridos son una minoría de los ciudadanos, y probablemente no son los más moderados. Además de esto, no hay que dejar de considerar que la ruptura del bipartidismo ha dado enorme poder a partidos minoritarios que, a falta de una “bisagra” por el centro (único lugar imaginable) han sido los más extremos a izquierda y a derecha. Lo que suceda, lo veremos, pero si se cumpliera lo que vemos en campaña, y si además PP y PSOE lograsen algunos acuerdos básicos… tendríamos sin duda gobiernos más moderados.

(Fuente de la imagen: https://arjai.es/2016/06/06/la-moderacion-nunca-es-tendencia/ )

 

La lista más votada

 

 La lista más votada




            Lo he escrito ya algunas veces, y casi parece que va a tocar recordarlo después de cada proceso electoral. En nuestro sistema rigen las pautas del modelo parlamentario de gobierno, lo que implica que los ciudadanos NO elegimos directamente al Gobierno, sino a nuestros representantes en el parlamento o en la asamblea de la que se trate, y esta es la que elige al presidente del Gobierno (al alcalde en el ámbito municipal). Y en esta segunda designación, la regla es que resulta válida cualquier combinación que permita alcanzar la mayoría de votos requeridos (ya sea absoluta o simple), con independencia de los escaños y de los votos obtenidos individualmente por cada fuerza política. No hay, por tanto, ningún tipo de regla por la que debiera gobernar precisamente la fuerza más votada, si esta no alcanza esa mayoría necesaria porque la suma de otras la supera y sí consigue esa mayoría requerida. Es más, podría resultas bastante disfuncional que gobernase una fuerza que no disponga de esa mayoría y, por lo tanto, prácticamente no podría luego desarrollar la acción de gobierno, provocando inestabilidad y riesgo incluso de caída del propio Gobierno, por ejemplo a través de la moción de censura.

 

            Lo anterior es aplicable al Gobierno central, a los autonómicos y a los municipales, con la única salvedad de que en estos últimos (aunque también, por cierto, en el autonómico de Castilla-La Mancha) si la asamblea no logra en un plazo determinado cumplir su esencial función de investir a un Gobierno, la solución no va a ser la repetición de elecciones, sino la investidura automática del cabeza de la lista más votada. Pero esta solución, excepcional y comprensible en el ámbito local en un país con más de 8000 municipios en los que puede “pasar de todo”, es solo una solución “de cierre”, que no altera el principio que acabo de exponer. Así que, dígalo quien lo diga -y aunque últimamente lo hemos escuchado a políticos de distintos partidos- carece de sentido, con la actual regulación, postular que ha de gobernar siempre la fuerza más votada. Otra cosa es que se proponga para el futuro -sobre todo en el ámbito local- un cambio de modelo que propicie otra forma de formación de gobiernos, eso sí dotándolos de mecanismos de estabilidad. No tengo claro que eso sea conveniente, pero al menos puede ser susceptible de consideración y debate. Mientras tanto, lo único que tiene sentido es que gobierne la combinación mayoritaria. Y algo diferente es que cada quien sea responsable de con quién pacta, o la valoración política que cada pacto merezca, especialmente si se produce en contra de lo que el líder correspondiente prometió en campaña electoral… Pero ese tipo de responsabilidad podrán exigirla los electores en la próxima votación.

jueves, 8 de junio de 2023

Réquiem por el cine

Réquiem por el cine


 




Sí, en mis recuerdos de las salas de cine no están ausentes los espectadores cuchicheando o haciendo ruidos molestos, o el típico cabezón que te tapa la pantalla, por no decir las pantallitas de móvil iluminadas, cuando no suena uno directamente. Recuerdos también de salas llenas en las que a veces había que elegir una butaca demasiado próxima o demasiado lejana de la pantalla, o demasiado lateral. Y tampoco soy muy de palomitas. Pero aun así… ver una buena película en una buena sala ha sido -y en lo que poco que queda, todavía es- una experiencia maravillosa. Formaba parte del rito de salir, dar una vuelta, cenar o tomar algo un viernes o un sábado. Permitía disfrutar de una pantalla y un sonido de una calidad siempre superior a la que la mayoría podíamos tener en nuestra casa. Y, sobre todo, era el contexto ideal para concentrarse en lo que se busca, que es el cine. De algún modo obligaba a aislarse de los problemas cotidianos y concentrarse en cualquier historia, más o menos ficticia o alejada de la realidad entendida como hechos reales, pero casi siempre adecuada para apartar por un rato nuestra concreta realidad. Y ofrecía esa paradójica intimidad pública gracias a esa discreta oscuridad en un lugar repleto, tan idónea para acudir en pareja…

 

Cuando salieron los primeros reproductores de vídeo caseros (VHS, Beta, 2000) se temió por la pervivencia del cine en salas, pero este sobrevivió. La pandemia supuso un embate grande para esta maravillosa experiencia de “ir al cine”, pero también se ha superado. Sin embargo, Netflix y otras plataformas parecen haber provocado una gran herida, no sé si de muerte, a esa experiencia inolvidable. La comodidad del cine en casa, y el mayor acceso a pantallas enormes y sistemas de sonido de alta calidad, parecen imponerse. Pero, desde luego, no lo cambio por la experiencia del cine en sala. Aun para quien tenga el mejor equipo de imagen y sonido (que no es mi caso), ninguna de las cualidades descritas se cumple igual en casa. El contexto es totalmente diferente, y la experiencia nunca alcanza la intensidad de la de “salir al cine”. Por si fuera poco, los productores parecen haber decidido apostar por series infinitas, tan adictivas como escasas de fondo y de mensaje (o al menos de un mensaje que justifique 80 horas en cuatro temporadas…), y los directores, actores y guionistas se emplean a fondo en este nuevo formato que nos quita un tiempo absolutamente desproporcionado para ofrecernos un placer ridículo acompañado de permanente insatisfacción, y a cambio nos hace dependientes de una historia que, por buena que sea, nunca tiene un final digno de la atención prestada. Y esto sí puede ser la muerte del cine en todos sus formatos…


(Fuente de la imagen: https://www.lasexta.com/noticias/cultura/brotes-verdes-cine-salas-resisten-inflacion-estocada-covid_202212066389fa92ad8bc10001c2c4f7.html )