viernes, 25 de agosto de 2023

Ibáñez

Ibáñez




 

            En mi infancia, pocos regalos podían hacerme más ilusión que un tebeo de Mortadelo y Filemón. O bueno, ya puestos, eso podía superarse con un Super Humor, que incluía además a Pepe Gotera y Otilio, el Botones Sacarino, Rompetechos, 13 Rúe del Percebe, entre otras fantásticas historias contadas en cómics, la mayor parte de los cuales eran creación de la genial mano de Francisco Ibáñez. Así que simplemente no se puede entender mi infancia sin la obra de este gran creador. Pero además, creo que esto mismo pueden decir muchas personas de varias generaciones, y esto es algo que no se puede decir de muchas personas. Durante años hemos reído con las gracias del pobre Rompetechos sin pensar que eso pudiera ofender a las personas con discapacidad visual, o con las enormes chapuzas de Pepe Gotera y Otilio sin que eso pudiera molestar a ningún profesional o autónomo; tampoco el simpático personaje del botones Sacarino podía interpretarse en ningún tipo de clave clasista, y antes al contrario podría ser una reivindicación de esa humilde y al tiempo importante profesión; y hemos disfrutado con los enredos de la casa de vecinos más loca jamás imaginada, en la que todo era insólito y divertido, y acaso antecedente de series creadas mucho más tarde, como “Aquí no hay quien viva”… Lo bueno del humor de Ibáñez es que, siendo puramente “blanco”, inocente y “suave”, no ha dejado nunca de reflejar una sociedad y su evolución durante décadas, sin perder su elemento crítico y en cierto modo reivindicativo. Y todo ello con un diseño de gráfico excepcionalmente “limpio”, con trazos sencillos y, en todos los sentidos, realmente elegante. 

 

            Pero como puede deducirse de mis primeras líneas, si tengo que elegir los personajes favoritos, no dudaría un instante en mencionar a Mortadelo y Filemón. El agente alto y sin hombros, capaz de disfrazarse de lo que sea en cualquier momento, y al que al final todo le sale bien, es sencillamente un personaje insuperable y que no puede generar más empatía. Pero el jefe gruñón que se cree que lo sabe todo pero es mucho más torpe, no deja de ser a fin de cuentas otro personaje entrañable. Incluso el superintendente Vicente, que solo da órdenes y exige sin parar, tiene su toque simpático. Y el profesor Bacterio, capaz de crear todo tipo de fórmulas y remedios mágicos que jamás funcionan como él pretende, es uno de los personajes más divertidos que quepa imaginar. Juntos han estado en todos los acontecimientos importantes de las últimas décadas, que han servido de contexto para sus disparatadas aventuras. Toda una radiografía, crítica y llena de humor, de un amplio período histórico. Se nos ha ido un creador único e irrepetible.


(Fuente de la imagen:https://www.tebeosfera.com/sagas/mortadelo_y_filemon_1958_ibanez.html )

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