miércoles, 24 de abril de 2013

A vueltas con la estación




A vueltas con la estación


            La iniciativa de poner un nombre a nuestra estación de tren, que hace algunas semanas realicé en este mismo espacio, ha tenido respuesta en redes y medios sociales, y también en no pocos mensajes particulares que he recibido, a veces apoyando la idea, otras veces sugiriendo alguna corrección o modificación, y en la mayor parte de las ocasiones proponiendo directamente alternativas para el posible nombre. No siempre he podido responder personalmente a quienes han realizado alguna contribución, pero por esta vía agradezco públicamente el interés de todos. Yo, desde luego, no soy quien ni para canalizar las propuestas, ni para moderar el debate, ni mucho menos para lograr el objetivo, pero por esta vía puedo dejar constancia del interés generado, así como de las propuestas más significativas realizadas, con la esperanza de que alguien “con mando en plaza” quiera recoger y canalizar la idea.

            En primer lugar, algunos han sugerido que el nombre podría reflejar alguna idea o principio que pueda definir a Toledo, y en este ámbito parece llevarse la palma la propuesta de “Estación Tres Culturas”. En segundo lugar, hay quien apunta nombres que hacen referencia a una ubicación o lugar, y en particular a la zona en que está ubicada la propia estación. En esta línea se han propuesto “Nuestra Señora de la Rosa”, “La Rosa”, “Santa Bárbara”, “Palacio de Galiana” o simplemente “Galiana”. Por último, y en este grupo podríamos ubicar la mayoría de las aportaciones, muchos se decantan por utilizar el nombre de algún personaje histórico relevante vinculado de algún modo a Toledo. En este ámbito, los nombres más conocidos han sido objeto de la mayoría de las propuestas, y así se ha sugerido a Garcilaso de la Vega, a Lorenzana, Juan de Padilla, a María Pacheco (acepto de inmediato la atinada corrección de Sanchez Lubián), a Alfonso X El Sabio o a Gregorio Marañón. Pero por supuesto la lista de nombres apuntados por algunos paisanos o amigos va más allá, y así resulta que Juanelo Turriano tiene no pocos adeptos, y otros se han acordado de Victorio Macho. Muchos sugieren el nombre de algún personaje vinculado a América, y aunque no es fácil encontrar a muchos toledanos entre los grandes exploradores de los siglos XVI y XVII, aquí cabría sugerir a Lucas Vázquez de Ayllón, que recorrió a partir de 1526 Florida y buena parte de lo que hoy sería la costa este de los Estados Unidos. Alternativas e ideas, como se ve, hay. Ahora haría falta voluntad.          

jueves, 18 de abril de 2013

El principito


El principito

            En el mes de abril de hace ahora setenta años fue publicado en Nueva York el más famoso y leído de los libros de Antoine de Saint Exupéry, aviador de guerra y escritor que fallecería al año siguiente, y que será siempre recordado por escribir esta preciosa y pequeña obrita. “Le Petit Prince” fue traducido a más de 250 idiomas, y es hoy uno de los libros más vendidos de todos los tiempos. Tengo la sensación de que  sus páginas -que aparentan dirigirse a los más pequeños pero encierran una gran profundidad filosófica- marcaron la infancia de muchos niños de mi generación. Yo recuerdo leer el libro varias veces, en casa con mi madre, en el colegio, y luego he vuelto a él de mayor en no pocas ocasiones. Y puede que sea porque esas lecturas hechas en los primeros años de la vida se valoran después mucho más (dicho sea entre paréntesis, no sé si los niños de hoy leen este libro, en realidad no sé si leen algo que no aparezca en una pantalla de ordenador o en algún servicio de mensajería instantánea), pero la verdad es que no he vuelto a encontrar muchas páginas tan sencillas y tan llenas de significado en ningún otro libro. Puede que algunas obras de Paulo Coelho se aproximen de algún modo a ese enfoque a la vez simple y profundo, pero la verdad es que el autor brasileño (que también me gusta mucho) suele incorporar a sus obras un tono místico que al lado de “El principito” se me hace a veces algo empalagoso. 

            Y es que la narración de la historia del pequeño niño que viene de otro planeta y aparece de repente en el desierto (pero no es un marciano, ni hay naves extraterrestres, ni hay que preguntarse por qué…), y sobre todo la manera de hacernos comprender la forma que tiene de entender la vida, es simplemente sublime. Es, dejando a un lado la Biblia, una de las lecturas que más huella han dejado en mí. Ciertamente, demasiadas veces tiendo a olvidar que es más importante el tiempo que el dinero, y que desperdiciamos aquel dando importancia a lo que realmente no la tiene; que la amistad es un valioso tesoro, que merece la pena “domesticar” a alguien (y también dejarse domesticar”), que una rosa en un lejano y pequeñísimo planeta que solo tiene tres volcanes es la más valiosa posesión porque es frágil y única… A veces olvido, en fin, que hay que ser simple e intuitivo para ver el elefante dentro de la boa y no un sombrero. Pero cuando ese olvido amenaza con destruirlo todo, casi siempre aparece ese niño de cabellos rubios como el trigo para recordarme que me estoy equivocando.       

jueves, 11 de abril de 2013

AHORA VENEZUELA


Ahora Venezuela

            Con toda prudencia y con gran cariño hacia Venezuela y los venezolanos me atrevo a opinar sobre el panorama que abren las inminentes elecciones; mi opinión será sin duda subjetiva, pero no pretende tomar partido sino aplicar reflexiones generales sobre la idea de democracia. Cuando hablamos de la “calidad” de esta, estamos admitiendo que la democracia plena probablemente no existe en ningún lugar, de manera que esta admite diversos grados. Pero en ciertas situaciones, las condiciones se acercan de modo preocupante a umbrales muy bajos. A diferencia de Cuba o China, en Venezuela y otros países que últimamente se han inspirado políticamente en su modelo de “nuevo constitucionalismo” al que hace algunas semanas me referí, hay pluralismo político entendido como posibilidad de establecer grupos y partidos de oposición, pero según muchas informaciones, las posibilidades reales de ejercer la libertad de información y las libertades políticas para criticar y hacer oposición a la mayoría y al Gobierno (verdadero sentido último de estas libertades) se han ido restringiendo cada vez más. En cualquier caso, la Constitución actual es sin duda la norma legítima cuyo cumplimento hay que reclamar. Y aunque es curioso que, según no pocos analistas, esa Constitución no se ha aplicado correctamente en el proceso subsiguiente a la falta de toma de posesión de Chávez durante su enfermedad, lo cierto es que el Tribunal Supremo, órgano legitimado para aclarar la cuestión, ha dado por bueno el mismo.

En esta situación, la oposición ha aceptado participar en este proceso electoral, y si el escrutinio se hace correctamente, debe aceptar el resultado, al igual que el Gobierno. Lo que elijan los venezolanos tendrá sin duda toda la legitimidad y será la mejor opción. Lo verdaderamente importante para Venezuela es huir de la radicalidad y del enfrentamiento entre venezolanos. Todas las propuestas políticas y económicas son legítimas mientras respeten los esenciales parámetros de democracia, libertad, igualdad, y pluralismo político. Así, en lo económico, programas basados en más liberalismo o más socialismo serán opciones más o menos preferibles, pero ambas son legítimas. En cambio, la democracia como sistema sí es superior a cualquier otra opción desde un punto de vista ético y de la legitimidad. Por ello, ahora lo importante es que el pueblo de Venezuela dé un paso democrático y decida con libertad lo que considere mejor, y que, una vez confirmado el resultado, todos lo respeten.  

jueves, 4 de abril de 2013

María de Villota




María de Villota



            Cuando hace décadas la Fórmula 1 era una actividad totalmente ajena a los pilotos españoles, Emilio de Villota fue nuestro primer compatriota destacado en esta disciplina. No es extraño que la hija de este mítico piloto sintiera inclinación por el automovilismo. Tras éxitos en muy distintas modalidades de este deporte, en 2012 le llegó la oportunidad de debutar en la Fórmula 1, como probadora del equipo Marussia, pero en ese momento álgido de su trayectoria padeció en el aeródromo de Duxford (Reino Unido) un grave accidente que le hizo estar entre la vida y la muerte y pasar varias veces por el quirófano, dejándole diversas secuelas permanentes, entre ellas marcas en el rostro y la pérdida de un ojo.



            Aunque la trayectoria de esta mujer en un mundo tan tradicionalmente masculino como el del automovilismo es rompedora y admirable, mucho más admirable ha sido la forma que ha tenido de encarar lo que aparentemente ha sido un grave infortunio. Meses después del grave accidente reapareció a la vida pública y ha decidido contar su experiencia en diversos medios de comunicación. La forma que ha tenido de afrontar su situación resulta cuando menos sorprendente, y se diría que desea contar su experiencia porque ha descubierto que la misma encierra un mensaje positivo. No oculta lo duros que fueron los momentos posteriores al accidente: primero la pérdida del conocimiento y la memoria, luego los intensos dolores, y sobre todo el dificilísimo momento de volver a ver ante el espejo su rostro marcado por las enormes cicatrices y por el ojo ausente. Pero no solo es optimista, sino que insiste en que tras este experiencia ha descubierto aspectos mucho más positivos de su vida, ha aprendido a valorar lo verdaderamente importante, ha sabido sentir el apoyo de la familia y de mucha gente. Afirmaciones como “ahora estoy más viva, aunque me duela”, “ahora veo más que cundo tenía dos ojos”, o “llevo en mi rostro las cicatrices de lo que han sido mi vida, mis sueños, y mi ilusión”, son suficientemente elocuentes y describen su admirable talante. Sabe que le toca emprender una nueva vida, cuyos pilares ubica en el ámbito de los enfermos, la mujer, y ¡cómo no! el motor. Yo no sé si volverá a ser piloto de alta competición, pero tengo claro que María es ya un ejemplo y una referencia mucho más digna de admiración que la del mayor campeón del mundo. Cuánto más felices seríamos todos si lográsemos mantener esa actitud ante la vida y la adversidad.