jueves, 11 de abril de 2013

AHORA VENEZUELA


Ahora Venezuela

            Con toda prudencia y con gran cariño hacia Venezuela y los venezolanos me atrevo a opinar sobre el panorama que abren las inminentes elecciones; mi opinión será sin duda subjetiva, pero no pretende tomar partido sino aplicar reflexiones generales sobre la idea de democracia. Cuando hablamos de la “calidad” de esta, estamos admitiendo que la democracia plena probablemente no existe en ningún lugar, de manera que esta admite diversos grados. Pero en ciertas situaciones, las condiciones se acercan de modo preocupante a umbrales muy bajos. A diferencia de Cuba o China, en Venezuela y otros países que últimamente se han inspirado políticamente en su modelo de “nuevo constitucionalismo” al que hace algunas semanas me referí, hay pluralismo político entendido como posibilidad de establecer grupos y partidos de oposición, pero según muchas informaciones, las posibilidades reales de ejercer la libertad de información y las libertades políticas para criticar y hacer oposición a la mayoría y al Gobierno (verdadero sentido último de estas libertades) se han ido restringiendo cada vez más. En cualquier caso, la Constitución actual es sin duda la norma legítima cuyo cumplimento hay que reclamar. Y aunque es curioso que, según no pocos analistas, esa Constitución no se ha aplicado correctamente en el proceso subsiguiente a la falta de toma de posesión de Chávez durante su enfermedad, lo cierto es que el Tribunal Supremo, órgano legitimado para aclarar la cuestión, ha dado por bueno el mismo.

En esta situación, la oposición ha aceptado participar en este proceso electoral, y si el escrutinio se hace correctamente, debe aceptar el resultado, al igual que el Gobierno. Lo que elijan los venezolanos tendrá sin duda toda la legitimidad y será la mejor opción. Lo verdaderamente importante para Venezuela es huir de la radicalidad y del enfrentamiento entre venezolanos. Todas las propuestas políticas y económicas son legítimas mientras respeten los esenciales parámetros de democracia, libertad, igualdad, y pluralismo político. Así, en lo económico, programas basados en más liberalismo o más socialismo serán opciones más o menos preferibles, pero ambas son legítimas. En cambio, la democracia como sistema sí es superior a cualquier otra opción desde un punto de vista ético y de la legitimidad. Por ello, ahora lo importante es que el pueblo de Venezuela dé un paso democrático y decida con libertad lo que considere mejor, y que, una vez confirmado el resultado, todos lo respeten.  

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