jueves, 12 de octubre de 2023

¿Progreso sin paz?

¿Progreso sin paz?

 




         Hace ya décadas que el ser humano logró poner sus pies en la Luna… pero no hemos sido capaces de detener ni evitar las guerras en el mundo. Mandamos naves al espacio, a lugares tan distantes que resulta incluso difícil concebir cómo es posible conseguir que realicen tales viajes y nos remitan fotos y vídeos desde distancias tan inmensas… pero somos capaces de impedir que un país use la violencia para invadir a otro ocasionando daños y pérdidas de vidas inocentes, sea cual sea el pretexto. Hemos descifrado el genoma humano y somos capaces de llevar a cabo innumerables prácticas que facilitan la reproducción humana o posibilitan terapias que curan enfermedades que durante mucho tiempo se consideraban incurables… pero no hemos avanzado aparentemente nada en la erradicación del terrorismo, y de hecho este siglo comenzó con los peores atentados de la historia, que fueron seguidos de otros igualmente terribles. La tecnología ha avanzado hasta extremos inconcebibles cuando los integrantes de mi generación éramos niños o jóvenes, y hasta incluso hemos sido capaces de generar inteligencia artificial, cuya actuación es cada vez más similar a la de los humanos, pero no hemos sido capaces de erradicar mil formas de violencia entre humanos. Hasta tal punto, que entre los muchos interrogantes que genera esta inteligencia artificial está el de saber si una forma de pensamiento, creatividad y actuación tan sumamente próxima a la nuestra, pero acaso sin las pautas morales en las que nosotros decimos creer, será capaz de eludir toda firma de violencia. 

 





            Podría pensarse que, en realidad, muchas especies de animales se pelean entre sí por el control del territorio, la comida o las hembras… Pero si algo distingue a los humanos es tal vez su capacidad para ejercer violencia gratuita, injustificada, mucha más allá de la que podría resultar necesaria para la supervivencia, y también la sofisticación en las firmas para el ejercicio de esa violencia. Por lo demás… se supone que nuestra revolución neolítica, que dará lugar a aquello que llamamos “civilización”, tuvo como propósito precisamente el de la superación de la violencia como forma de imponerse o luchar por la supervivencia, y sus sustitución por un ordenamiento en el que la única fuerza (más allá de la legítima defensa) es la que puede imponer el poder legítimo a quien vulnera ese ordenamiento. Pero… más bien parece a veces que en lo único en lo que superamos a los animales es en la sofisticación para ejercer la violencia. Ese parece ser nuestro principal “progreso”… Hemos sido y somos, como especie, de conseguir tantas cosas… ¿lograremos algún día un mundo en paz?


(Fuente de las imágenes: https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20170620/423439893477/mundo-sin-paz.html#foto-3)

miércoles, 4 de octubre de 2023

Producto de la imaginación

 

Producto de la imaginación

 


            Ya escribí sobre los argumentos jurídicos por los que creo que la amnistía, y sobre todo esta amnistía que ahora se propone, es frontalmente inconstitucional. Hoy hablaré en términos más políticos y éticos. La amnistía de 1977 no fue ilícita. Por decirlo muy sintéticamente, si el indulto es perdonar, una amnistía con estas características es pedir perdón. En 1977 había razones para hacerlo, en la medida en que las condenas amnistiadas fueron fruto de un sistema jurídico y político ilegítimo. Y tal y como se plantea, una amnistía como la que ahora se pone sobre la mesa implicaría alterar el relato de todo lo sucedido respecto a la independencia de Cataluña en una década. El relato público que venían sosteniendo el Estado y la inmensa mayoría de los españoles. Según este, España es un Estado democrático que, de acuerdo con una legislación plenamente legítima, condenó a algunas personas por delitos graves contra valores esenciales del sistema constitucional. Algunos fueron indultados, e incluso el principal de esos delitos (la sedición) ha sido derogado y sustituido, pero permanece la idea de la licitud de las condenas. El prófugo de Bruselas es exactamente eso, un prófugo que ha huido para no afrontar las consecuencias de sus delitos. Pero ahora…

 

            Ahora, después de que la vicepresidenta del Gobierno haya ido a ver al prófugo, ha empezado el proceso de legitimación del relato alternativo. Un relato en el que el Estado es opresor, las condenas fueron ilícitas y el prófugo (todos los prófugos) son en realidad exiliados que han sido “represaliados”. Es el discurso del prófugo y sus negociadores, no cuestionado por el momento por el candidato a presidente. Y que pasaría a ser relato oficial en caso de otorgarse esa amnistía. El prófugo proclamó en 2017 una imaginaria independencia de una imaginaria República, que duró unos segundos, pero ni siquiera debe responder por eso, sino por otra serie de actos, y ahora principalmente por actos de corrupción económica, como es la malversación. El caso es que ahora la presidencia del Gobierno de España depende no ya del imaginario presidente de la imaginaria República Catalana, sino del voto imaginariamente democrático de los miembros del imaginario Consejo de la República. El mero hecho de que alguien supuestamente comprometido con la Constitución esté dispuesto a ser presidente del Gobierno a ese precio resulta inconcebible. Porque ese precio implica dar plena credibilidad y legitimidad a todo ese relato hasta ahora ridículo e imaginario.


(Fuente de la imagen: https://www.elnacional.cat/es/politica/puigdemont-reivindica-el-1-o-pero-admite-cosas-han-empezado-cambiar-buena-direccion_1102860_102.html )