El
buey y la mula
La glosa y la interpretación de las
palabras del Papa Benedicto XVI sobre el papel del buey y el asno en el
Nacimiento de Jesús prácticamente se ha convertido en la noticia de estas
Navidades (rivalizando, eso sí, con el supuesto fin del mundo que debería producirse
hoy). Es llamativo que un titular mediático, a pesar de tener eventualmente una
inspiración en la realidad, puede resultar fuera de lugar si se priva de su
contexto y de su sentido último, acaso con la deliberada intención de obtener
una noticia llamativa y sorprendente. Por otro lado, parece claro que los
españoles siguen más las noticias de los medios de comunicación, que por las
fuentes auténticas de las mismas, aunque estas sean abiertas y accesibles. En
este caso, y antes de alarmarse por la supuesta indicación del Papa sobre la
supresión del buey y la mula en las representaciones de los belenes, o de
sorprenderse por la afirmación de que los referidos animales no son mencionados
en los Evangelios, convendría acudir a las fuentes originales.
Cualquiera que haya leído los
Evangelios ha de saber que, en efecto, no hay mención alguna de tales animales.
Pero sobre todo, basta leer el libro La
infancia de Jesús para entender exactamente lo que quiere decir el Papa, ya
que Benedicto XVI -dicho sea de paso- a pesar de ser uno de los más eruditos
teólogos del momento, se expresa un sus obras divulgativas con meridiana
claridad. En efecto, tras constatar que los Evangelios no mencionan expresamente
al buey y al asno, el libro justifica su inclusión por su conexión con el
pesebre, pero más aún con textos del Antiguo Testamento; nos explica que estos
animales representan a la humanidad, "de por sí desprovista de
entendimiento, pero que ante el Niño (...) llega al conocimiento..." y
añade que "Ninguna representación del Nacimiento renunciará al buey y al
asno". Por descontado, aun antes de leer el libro puse, como siempre, a
estos animales en el Nacimiento de mi casa, porque siempre he sabido que el
Evangelio no está reñido con la tradición ni, como dice el Papa, con "la
meditación guiada por la fe". En todo caso, cualquier representación del
Belén me sirve para evocar el Nacimiento del Niño-Dios, cuando estoy rodeado
por mis seres queridos que comparten conmigo la fe. Feliz Navidad a todos.
Hola, Javier. Me he encontrado hoy por casualidad con este comentario tuyo. Yo había colgado en Facebook algo parecido: https://www.facebook.com/carlos.vidal.prado/posts/10151294142013950
ResponderEliminarUn abrazo, Carlos Vidal