jueves, 11 de diciembre de 2014

Año Greco: balance y perspectivas

Año Greco: balance y perspectivas



            A lo largo del año he dedicado algún “miradero” a cuestiones vinculadas al “año Greco”, aunque la profusión de acontecimientos realmente interesantes en torno a esta conmemoración ha sido tal, que ha resultado imposible en este espacio hacer referencia o comentario de todos ellos. Ahora que el año llega a su fin, es posible hacer una valoración general del mismo, así como de la proyección de futuro que puede tener para la ciudad de Toledo. Comenzando por lo primero, los medios han venido publicando diversas cifras, que unidas a la sensación que puede tener cualquier toledano, permiten hablar de rotundo éxito del programa, aunque quizá más intenso en la primavera que en el otoño. Ello porque la exposición principal en el Museo de santa Cruz, “El griego de Toledo”, superó todas las previsiones cuantitativas y cualitativas, pero también porque fue aquel el período en el que los “espacios Greco” estuvieron plenamente abiertos y disponibles (ya que algunos como la capilla de San José se cerraron antes de la llegada del verano). Con todo, parece que también la exposición de otoño “El Greco, arte y oficio” ha conseguido cifras positivas de visitas. Y más allá de ello, ha habido en torno al año Greco acontecimientos excepcionales, como por ejemplo el inaugural concierto de campanarios, o los dos réquiems que pudieron disfrutarse en la catedral (quizá yo lamentaría solo que, a pesar de haber comprado la entrada para el de Mozart poco después de ponerse a la venta, y que esta costaba 50 euros, tuvo que ser ya para verlo totalmente desde un lateral). Además ha habido un incalculable número de foros, exposiciones, congresos, seminarios, jornadas y otros eventos centrados en la figura del genial pintor cretense. En general, creo que 2014 quedará como un año excepcional para Toledo, por el número de visitantes recibidos y por la difusión de la ciudad y su patrimonio. Un éxito de todas las instituciones implicadas, desde el Ayuntamiento hasta la Junta de Comunidades, pasando por la Fundación presidida por Gregorio Marañón.




         
   Es obvio que en este momento la mayoría de los toledanos nos preguntamos qué se puede hacer ahora para que “algo quede” de este empuje recibido por la ciudad como consecuencia de este magno evento. Aun siendo conscientes de que todo evento excepcional es por definición irrepetible, creo que cabe aspirar a que la ciudad “aproveche el tirón”. El Ayuntamiento ya ha apoyado expresamente la petición ciudadana de que “El caballero de la mano en el pecho” pueda volver a la ciudad en depósito o cesión. Eso sería un símbolo, pero desde luego hay otras posibilidades. En lo relativo al Greco, el patrimonio pictórico de la ciudad es suficientemente relevante (y a partir de ahora mucho más conocido) como para seguir justificando una visita que tenga entre sus objetivos principales la contemplación de estos cuadros, y así el eje Santa Cruz-Catedral-Santo Tomé-Casa del Greco-Tavera puede constituirse en uno de los principales hilos conductores de la ciudad. Habría que buscar la forma de visualizar externamente esa “ruta Greco” en Toledo. Por lo demás, desde luego convendría aprovechar la relevancia que Toledo puede tener en otras conmemoraciones, como el año teresiano o el cuarto centenario de la segunda parte del Quijote. Si las cosas se hacen bien, la huella de este año extraordinario puede ser muy positiva y duradera.  


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