jueves, 29 de enero de 2015

Mario Muelas


Mario Muelas


            Conocí a Mario Muelas en una visita guiada a las dependencias del convento Madre de Dios, poco antes de su definitiva incorporación al recinto de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo. Los profesores estábamos bastante ansiosos por poder “entrar” en el convento y así disponer de más y mejores espacios, pues en aquel momento la Facultad ya no “cabía” en San Pedro Mártir. Como arquitecto responsable de la rehabilitación, Mario Muelas nos explicó las dificultades encontradas, y las previsiones de espacios del edificio. Para ser totalmente sincero, creo que muchos pensábamos que la ampliación se estaba retrasando, y acaso esa visita organizada respondía a la idea de “tranquilizar los ánimos” de los profesores. Yo, desde luego, comprendí la complejidad de la obra y las dificultades sorprendentemente encontradas en la ejecución del proyecto (acaso una de las más destacadas fue el feliz hallazgo de la puerta mudéjar, esa maravilla que hoy muchos contemplamos fascinados cada día pero que había estado seis siglos tapiada y cuya aparición, como la de otros restos arqueológicos encontrados, obligó a revisar una y otra vez el proyecto).



            Tras aquella agradable visita, tal vez le he saludado en alguna otra ocasión, pero no he tenido más trato con él. Y sin embargo, he sentido su reciente fallecimiento en Madrid a los 71 años como el de una persona próxima, porque en realidad lo era… a través de su obra. En estos días hemos leído algún obituario que glosa su trayectoria profesional con mucho más conocimiento que el que yo pueda tener, y además prefiero en este espacio dar mi visión personal de lo que cuento. En este sentido puedo decir que conozco sus más célebres obras de rehabilitación llevadas a cabo en Toledo (San Pedro Mártir, Madre de Dios, la Facultad de Humanidades, la Fábrica de Armas, el Palacio de Fuensalida o la Casa de la Moneda), pero en dos de los casos, más allá de eso, las mismas constituyen el escenario de parte importante de mi vida profesional: me refiero al complejo San Pedro Mártir-Madre de Dios y la Casa de la Moneda, sede del Consejo Consultivo. En ambos casos me ha tocado enseñar los correspondientes recintos a diversas visitas, labor incuestionablemente grata para un toledano enamorado del patrimonio de su ciudad. Y he sido testigo de las alabanzas y elogios que la práctica totalidad de los visitantes dedican al buen gusto y criterio de la rehabilitación. No soy arquitecto, pero naturalmente tengo mis opiniones y gustos estéticos y funcionales, y creo que los citados recintos son ejemplo de la excelencia de un buen trabajo. Vengo disfrutando desde hace muchos años (en el caso de San Pedro Mártir, pertenezco al colectivo de profesores que “estrenamos” el recinto rehabilitado) de algunas de las obras de Mario Muelas. Por eso en este momento solo puedo pedir por su eterno descanso y expresar mi rendido reconocimiento a su trabajo. A fin de cuentas creo que todo profesional desea que algún día, personas que no le conocieron o que acaso le saludaron efímeramente, reconozcan el valor de su obra. Y eso Mario Muelas lo ha conseguido.  



(Foto de Mario Muelas tomada de http://www.abc.es/toledo/ciudad/20150127/abci-fallece-mario-muelas-autor-201501271335.html)

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