Dos
científicos
Después de unas fiestas navideñas un
tanto “insulsas” cinematográficamente hablando, la cartelera se anima en este
enero de 2015. Tanto, que tengo recomendaciones a pares para mis lectores, así que
en esta ocasión voy a ensayar un “comentario doble”. Las circunstancias también
lo permiten, porque “The imitation game” y “La teoría del todo”, que son los
dos largometrajes a los que me quiero referir, tienen más de un elemento en
común. Para empezar, lo obvio: ambas películas narran parte de la vida de dos
importantes científicos británicos. La citada en primer lugar, la de Alan
Turing, quien durante la segunda guerra mundial logró crear una máquina que
descifró los códigos secretos creados por la máquina de los nazis “Enigma”, lo
cual tuvo una trascendental incidencia en el curso de la guerra, y por ello el
ingenio de este matemático está considerado uno de los antecedentes inmediatos
de la informática actual. En cuanto a la “Teoría del todo”, como es sabido
narra el período de la vida del famosos físico Stephen Hawking junto a su
primera esposa, Jane.
Pero las similitudes entre estos dos
films no acaban ahí. Los dos se centran en personas extraordinarias por su
inteligencia, pero que han tenido que vivir una situación de marginación; y no
solo la que suele ser inherente al genio que tiene que convivir en una sociedad
mucho más mediocre y estereotipada en cuanto al tipo de comportamiento, sino
también la que suele sufrir quien pertenece a determinadas minorías, sobre todo
en el contexto de las épocas que vivieron: Turing era homosexual, y Stephen
Hawking ha tenido que afrontar durante buena parte de su vida las consecuencias
de una terrible enfermedad neurodegenerativa. Y, sin comparar obviamente las situaciones,
para ambos esa circunstancia ha generado dificultades y ha marcado su vida.
Todavía más: estas dos películas tienen también en común la presencia de
singulares historias de amor, aunque eso sí diferentes en cada caso. En “The
imitation game”, la película, acaso dejando un poco de lado otras relaciones
que debieron ser mas importantes para él, enfoca la hermosa relación del
matemático con su compañera en el proyecto, basada en la admiración recíproca y
en los intereses compartidos; acaso a
ella eso le hubiera bastado para sostener una relación matrimonial feliz aun a
sabiendas de la homosexualidad de Turing, pero porque en realidad imaginaba
algo imposible. Por su parte, “La Teoría del todo” se centra en la relación
entre Stephen y Jane, una preciosa historia de amor en la que aparentemente se
da la paradoja de que ambos fueron capaces de luchar y vencer a la enfermedad y
a todas las inmensas dificultades que hubieron de afrontar, pero no de mantener
esa relación a partir de cierto momento, acaso porque la única dificultad
insuperable fue que el amor se perdió para transformarse en una “simple”
amistad, y solo entonces fue cuando apareció el cansancio. En fin, por supuesto
ambas películas tienen luego muchas diferencias de concepto y de enfoque (la
más obvia, que la historia personal del científico es en “The imitation game”
el trasfondo, mientras que en “La Teoría
del todo” constituye el auténtico primer plano), pero las dos merecen la pena,
por el interés de la historia, por la corrección narrativa, por el buen guión y
el magnífico trabajo de los actores, especialmente en el caso de Eddie Redmayne
(Hawking), que bien podrá merecer un óscar, y el de Felicity Jones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario