Música
de mi vida: románticas en español
Sin duda un capítulo imprescindible
cuando repaso la música de mi vida es el de las canciones románticas y baladas.
Casi siempre, las canciones de este género que de alguna manera han marcado una
vida o han dejado huella vienen en la memoria o en el subconsciente vinculadas
a experiencias o sensaciones, a vivencias concretas a las cuales esas canciones
sirvieron de música de fondo, o incluso a veces a momentos o escenas en los que
la propia música pasó a ser elemento protagonista. Pero no voy a contar aquí
mis intimidades ni mis recuerdos, sino más simplemente pienso evocar y
compartir con el lector aquellas canciones románticas que de algún modo se han
convertido en mis favoritas. Son tantas que la selección resulta difícil, y a
veces el riesgo de ignorar alguna es grande, pero como casi todas han sido
recuperadas en el mundo digital, un repaso a mi teléfono móvil inteligente cuya
marca no voy a mencionar (pero es californiana y tiene como logo una de mis
frutas favoritas con una mordedura) me puede ayudar bastante. Esta semana me
centraré en las canciones románticas en español, otro día elegiré las baladas
en otros idiomas.
En este ámbito hay que reconocer que
de las baladas que podríamos calificar como “más clásicas” pueden encontrarse
mil y una versiones. Yo me voy a referir a las que más me gustan. Ya escribí
sobre aquel disco de Nat King Cole, que incluía baladas tan preciosas como
“Piel canela”, “Aquellos ojos verdes”, o “Cachito”. Pero también me han gustado
siempre las versiones de “Los Panchos”, por ejemplo “Si tú me dices ven”, “Lo
dudo”, o “Nosotros”. “Los Sabandeños” se mueven en un registro más amplio que
va más allá de baladas, pero entre estas puedo destacar su versión de “Mirando
al mar” o de “La flor de la canela” (esta última también me encanta cantada por
María Dolores Pradera). También me marcó de algún modo “La gloria eres tú”, ya
sea en la versión de “Los Kaimanes”, o en la elegantísima de Luis Miguel. Y han
de permitirme que me refiera a la Tuna universitaria de Toledo, que en sus
mejores tiempos editó discos muy buenos con versiones que me encantan como “La
vikina”, “Maitechu mía” o “María la portuguesa”. Pero en fin, hay también música
romántica en registros totalmente diferentes, y así han pasado a formar parte
de mi vida canciones como las inolvidables “Hoy” o “Si tú no estás aquí”, de
Rosana; “Jardín de rosas” o “Una calle de París”, de Duncan Dhu. Pero quizá por
encima de todas, siempre formarán parte de mi vida dos preciosas canciones de
Víctor Manuel, que son “Quiero abrazarte tanto” y “Su boca”. No me pregunten
por qué…
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