Mar
del Sur 1513
Se cumplen en estas fechas
quinientos años del descubrimiento del Océano Pacífico, que Vasco Núñez de
Balboa y sus hombres denominaron Mar del Sur. En España tendemos a recordar con
cierta timidez o complejo cuanto tiene que ver con el descubrimiento y
conquista de América. Después de leer y pensar mucho en el tema, creo que un
análisis sereno y lo más objetivo posible debe llevar a reconocer los excesos y
errores que se pudieran cometer, pero también a valorar lo positivo del
encuentro de dos mundos y sus huellas todavía h tan presentes en tantos
lugares. Y sobre todo a no tratar de juzgar lo sucedido en los siglos XV o XVI
(tantas veces en contra de lo que marcaban las leyes que la Corona dictaba para
la protección de los indígenas) descontextualizándolo y valorándolo con los
parámetros del siglo XXI.
Por lo demás, el descubrimiento del “Mar
del Sur” se relaciona mucho menos con la conquista que con el deseo de conocer
y descubrir nuevos lugares. Es uno de esos hechos rodeado de épica, un logro
que marcó una época, como poco antes el propio descubrimiento de América, o
poco después la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano (momento, por
cierto en el que el océano recibió su nombre actual). Es otra de las hazañas
llevadas a cabo por aquellas generaciones de personas intrépidas que poco
temían (porque probablemente poco tenían que temer). A partir de ahí se abría
camino no solo una vía para que España llegase a las indias orientales sin vulneración
formal del Tratado de Tordesillas, sino una intensa relación de nuestro país
con aquel remoto océano, que encontraría manifestaciones como la ruta española
de las especias o aquellos “barcos de Manila” que para llegar a España tenían
que alcanzar las costas de México en Acapulco, cruzar por tierra de lado a lado
lo que entonces era la Nueva España, y volver a embarcar desde Veracruz. En
definitiva, rememorar hoy aquel hecho histórico significa no solo reconocer la
valentía de los hombres que lo protagonizaron, sino también la vocación
universal de España y los españoles, ese deseo de conocer más, de ir siempre
“plus ultra”, acaso heredado de los romanos y fortalecido en la Reconquista, y
que permitió que nuestra cultura, ya de por sí híbrida y mixta, se relacionase
hasta mezclarse en los más remotos lugares del Globo con otras manifestaciones
culturales, de tal manera que pueda todavía hoy reconocerse que no se pueden
entender las unas sin las otras, y por ello desde nuestra perspectiva, como
bien dice Miguel de la Quadra Salcedo, “hay que ser español desde América”.
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