Mundial
82
En estas fechas nos recuerdan que
hace cuarenta años de celebraba el Mundial de fútbol de España… y es imposible
evitar que afloren tantos y tantos recuerdos. Para un país que casi estrenaba
su democracia y no hacía mucho que había superado un intento de golpe de Estado
que puso en jaque al joven régimen, era todo un éxito organizar un evento
mundial de tanta trascendencia. Entonces se pensaba que solo un país
democrático que compartiera los valores más universales era digno de organizar
un acontecimiento así. Hoy parece que solo el dinero o el potencial económico
rige la adjudicación de la organización de este tipo de encuentros deportivos
mundiales. Sea como fuere, para un adolescente aficionado al fútbol que apenas
empezaba a hacer algo diferente que estudiar y jugar a las chapas, que un
mundial se celebrase en su país era motivo más que suficiente para seguirlo con
absoluta atención y pasión. Es algo que, por lo demás, me gusta hacer en todos
los mundiales, pero que ya nunca he podido repetir con tal intensidad.
Así que es imposible olvidar las
sensaciones de aquel mundial: aquel fabuloso equipo brasileño con Sócrates y
Zico, o la selección argentina con Maradona y Kempes, y Menotti como entrenador…
Y también cómo estas selecciones favoritas terminaron decepcionando, para dar
lugar a unas semifinales íntegramente europeas, que condujeron a Italia al
título, después de ir (como a veces hace) de menos a más, pasando la primera
fase sin ninguna victoria, pero superando en la segunda a los dos favoritos
mencionados. Cómo olvidar el entusiasmo de Sandro Pertini en aquella final, que
contrastaba con la frialdad de Helmudt Schmidt, con el rey Juan Carlos en medio
de ambos. En cuanto a España… ¡qué gran decepción! Como solíamos en algunos
momentos, fallamos incomprensiblemente en los partidos teóricamente más
fáciles, para luego empezar a jugar bien cuando ya era demasiado tarde. A pesar
de todo, nuestro Mundial fue un éxito organizativo y acaso el inicio de una
etapa feliz y brillante en términos colectivos. Una década después volveríamos
a ser anfitriones en las Olimpiadas de Barcelona, con idéntico éxito
organizativo y en esa ocasión más que razonables resultados deportivos, cuando
España ya estaba plenamente integrada en las instituciones europeas, y en la
comunidad de naciones más avanzadas y democráticas del planeta. Ya en el siglo
XXI llegarían éxitos deportivos sin precedentes, en especial el Mundial de
2010, pero aquel Mundial del 82 dejó un recuerdo imborrable en la memoria de
una nación que emergía, y en la de un joven que empezaba a hacerse mayor. Y la
verdad es que no sé cuánto queda de aquel entusiasmo colectivo y de aquella
experiencia, más allá de algún “Naranjito” que todavía se conserva, triste y
deslucido, en algún lugar de nuestra geografía…
(Fuente de las imágenes: https://www.jotdown.es/2022/06/espana-82-el-futbol-tal-como-era/ , https://www.elperiodico.com/es/deportes/20201210/muere-paolo-rossi-heroe-mundial-11306205 y archivo propio)
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