jueves, 13 de septiembre de 2018

Elogio de la cerveza

Elogio de la cerveza





            Es probablemente la única bebida que, existiendo en todo el mundo, en todos los lugares es un producto local. En los trópicos o en regiones frías, en Asia, África o América, cada país, incluso muchas veces cada región o cada ciudad, se enorgullece de su cerveza. No se puede conocer bien un lugar sin conocer sus variedades de cerveza. Las hay rubias, rojas, tostadas, negras; ligeras y con cuerpo, con diversos estilos… y todas están buenas. La cerveza es, junto al vino y la sidra, una bebida que contiene alcohol, pero en la cual su consideración de “alimento” tiene más peso, porque estas bebidas se han consumido desde siempre como parte de un tipo de dieta. Como destaca un reportaje publicado en la revista National Geographic España en febrero de 2017, un estudio de la Universidad Politécnica de Munich ha descubierto que la causa originaria del “invento” de la agricultura -y con él de toda la revolución neolítica- fue el descubrimiento de la fermentación de los cereales, es decir, de la cerveza. “Empezamos a labrar la tierra para beber”, de dice literalmente en este reportaje. Parece que el ser humano había descubierto la fermentación espontánea de las frutas que caían de los árboles, y pronto aprendió a consumir combinados de cereales y agua, primitivas cervezas que se removían en grandes tinas, como parecen demostrar algunas excavaciones en el sudeste de Turquía. Ahora todo parece entenderse mejor: no abandonamos nuestra aventurada, incierta y excitante vida de cazadores-recolectores nómadas, para sustituirla por una aburrida y acomodada vida sedentaria; no abandonamos el consumo de las jugosas carnes de las piezas cazadas, para comer verduras, arroz, pan o pollito, sino para poder hacer fiestas en las que consumir cerveza, y poco más tarde vino.



Los mismos estudios demuestran el importante papel nutritivo que tuvo la cerveza en aquellos seres humanos que la descubrieron, cuya dieta podía ser deficitaria en muchos de los elementos que aporta esta bebida. A lo que hay que añadir el probable papel de los primeros alcoholes en el ámbito de las creencias y prácticas religiosas. Y es que una buena cerveza siempre es sana, y su consumo moderado (salvo que se tenga que conducir, manejar maquinaria precisa, etc.) es una buena costumbre. No soy médico, pero baso esta afirmación en la experimentación y la contrastación empírica. Por lo demás, una cerveza, a ser posible bien fresquita, ayuda a relajarse, y es el mejor complemento a una buena conversación, o a la diversión entre amigos, porque, consumida con buen criterio en el momento adecuado, potencia una de las mejores características del ser humano: la sociabilidad y la empatía con otros seres humanos. ¡Salud!



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