Ciudades de Europa: Pisa
Si no tuviera
una famosa torre inclinada, acaso no sería mundialmente conocida; pero Pisa
sería (y es) una tranquila y agradable ciudad, cómoda y llana, cercana a
Florencia (con la que comparte río) y al mar Tirreno. Pisa es una importante
ciudad universitaria, a la que cada mañana llegan por todos los medios miles de
jóvenes, que forman parte del “paisaje humano” de la ciudad. El lector toledano
puede hacerse una idea con este dato: con una población similar a la de nuestra
ciudad, Pisa alberga una universidad que cuenta con unos 50.000 alumnos. Con o
sin su inconfundible torre inclinada, Pisa es una ciudad ideal para el
desplazamiento en bicicleta, hasta el punto de que en su centro histórico a
veces hay que tener cuidado para no ser arrollado por una de ellas. Aun así, es
una ciudad amable, que puede recorrerse cómodamente caminando.

Independientemente de la torre
inclinada más famosa del mundo (que no la única), Pisa es una ciudad histórica
de primer nivel. Y aunque es verdad que en Italia eso no es noticia ni
sorprende; y también lo es que la segunda guerra mundial provocó daños severos
que cambiaron su fisonomía, eso no le quita para nada el encanto a todas esas
calles de hace décadas, con sus casas, ventanas y persianas italianas y sus
típicas lámparas (más que farolas) colgadas en la calle. Ni impide tampoco que
conserve un centro histórico mucho más antiguo, y muy valioso. Es inolvidable,
por ejemplo, la Piazza dei Cavalieri, con su forma irregular y sus edificios
universitarios, entre los que destaca la Escuela Normal. Pero es que, aunque no
tuviera la torre inclinada que es la imagen más difundida de la ciudad,
tendría, en pleno centro, ese espectacular Campo dei Miracoli, con su enorme
iglesia románica, su baptisterio, un cementerio que nadie debería perderse, y…
una torre que, aunque no estuviera inclinada, sería una maravilla de la
arquitectura románica y permitiría (como permite) desde su parte más alta
disfrutar de una hermosa vista de la ciudad y su entorno. Pero como bien sabe
el lector, además de todo lo que he dicho, y de lo que podría decir (sin
olvidar la excelente gastronomía italiana que es posible degustar en sus
restaurantes absolutamente típicos y tradicionales), Pisa tiene una torre
inclinada, y por ella recibe miles y miles de personas que continuamente animan
(acaso en exceso) ese Campo dei Miracoli; y casi ninguna de ellas se resiste a
hacerse una foto provocando el efecto visual o ilusión óptica de estar
“sujetando” la torre inclinada. Y como la visito con alguna frecuencia y disfruto
perdiéndome en sus calles, me pregunto cuántos de sus efímeros visitantes la
abandonarán sin conocer prácticamente nada más…
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