miércoles, 1 de febrero de 2017

Cien años de la Constitución de México

Cien años de la Constitución de México


         No hay en el mundo demasiadas constituciones vigentes que superen el siglo de existencia. Por eso merece la pena destacar que se cumplen en estas fechas cien años de la Constitución de México. Este importante texto constitucional ha sido objeto de varios centenares de reformas (probablemente, la medida idónea de la reforma constitucional se encuentre en un término medio entre la sobre abundancia mexicana, y la escasez española…). Pero a pesar de ello, el sistema mexicano sigue básicamente fiel a su esencia: federalismo, modelo presidencialista con separación rígida de poderes e imposibilidad de reelección, laicidad del Estado, reconocimiento de los derechos fundamentales. Por eso podemos identificar la misma Constitución y las mismas bases del sistema, aunque en algunos aspectos, como por ejemplo en el ámbito de los derechos, las reformas han sido profundas, pasando de una enumeración de “garantías” a auténticos derechos fundamentales, y otorgando desde 2011 a los tratados en la materia el mismo rango que a la propia Constitución, lo que es una solución bastante avanzada. No se puede ignorar, en todo caso, que a pesar de algunos aspectos bastante avanzados, al menos sobre el papel, México ha tenido y tiene todavía hoy problemas políticos y sociales de importancia, que ponen de manifiesto (lo que es común a otros Estados) la necesidad de fortalecer la democracia y la separación de poderes; problemas frente a los cuales el derecho no siempre puede aportar soluciones, o al menos no todas las soluciones. Los propios estudiosos y juristas mexicanos han analizado abundantemente estos problemas.

Yo prefiero destacar, en estas fechas, los motivos para celebrar este centenario, que también son muy significativos. Desde luego, la Constitución de Querétaro supuso un avance importante para implantar un Estado de Derecho, de manera que ha sido, y debe seguir siendo, con las reformas que procedan, el pilar esencial sobre el que han de asentarse estos principios en el sistema mexicano. Es una Constitución viva, actual y en algunos aspectos más joven y avanzada de lo que sugiere su centenaria edad. Pero por encima de ello, todos los interesados en el Derecho Constitucional hemos de destacar la trascendental aportación del texto de 1917 al constitucionalismo occidental. El amparo, un proceso que hoy se extiende por todo el mundo, es una aportación mexicana al constitucionalismo, que había nacido en el siglo XIX, pero alcanzará su madurez y mayor difusión a partir de este texto. Y sobre todo, la Constitución de Querétaro puede presumir con justicia de ser la primera Constitución del mundo en reconocer con propiedad derechos sociales, anticipándose a la próxima Constitución de Weimar, y sentando un precedente para la Constitución española de 1931, que fue también una de las más avanzadas en ese terreno. En 1917, el modelo de Estado liberal había entrado en franca crisis por las desigualdades que generaba. Y gracias a esos principios del constitucionalismo social, dicho Estado liberal fue capaz de alzarse y “reconvertirse” en un Estado social y democrático de Derecho, frente a las falsas alternativas totalitarias de la época de entreguerras: el fascismo, el nazismo y el comunismo. Más de una enseñanza deberíamos extraer de esa situación, pues hoy vivimos otro momento crítico, en el que la casi recién estrenada globalización nos muestra ya sus más insalvables contradicciones y déficits, y aparecen soluciones populistas y rupturistas de las que hay que huir, para llevar a cabo una verdadera regeneración que logre humanizar ese proceso imparable.      

(Fuente de la imagen:  http://museoregqro.blogspot.com.es/2014/02/97-aniversario-de-la-promulgacion-de-la.html )        

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