jueves, 9 de febrero de 2017

Checks and balances?

Checks and balances?


            Con tantos políticos que incumplen sus promesas electorales, no deja de resultar llamativo que el recientemente investido presidente de los Estados Unidos esté empleando sus primeras semanas en intentar cumplir lo más destacado de aquello que prometió, o quizá sería más propio decir, “de aquello con lo que amenazó”. Creo que muchos disculparíamos, o más bien nos alegraríamos, aunque fuera solo en este caso, de que se incumpliera lo que se dijo antes de las elecciones. El caso es que este populista-nacionalista, que pretende ser muy defensor de las esencias americanas pero que en algunos aspectos parece un antisistema, en efecto está ya poniendo a prueba el sistema. Y cuando hablo del “sistema” me refiero a una de las democracias más sólidas y antiguas del planeta, que históricamente ha destacado por su articulación de la soberanía popular y la separación de poderes, así como su creencia en los derechos humanos (aunque a veces pareciera que estos derechos son solo las libertades individuales, y solo de los ciudadanos americanos…). Y ello aunque este sistema tenga también paradojas evidentes, explicables en términos históricos pero difícilmente justificables, sin ir más lejos que alguien pueda ser presidente con menos votos populares que otro candidato.


            Desde luego, el respeto a la propia democracia, implica de forma inescindible el respeto a las reglas del juego, aunque se proponga su reforma. En cualquier caso, un presidente con este perfil, aunque de acuerdo con dichas reglas tenga toda la legitimidad para serlo, puede actuar de forma ilegítima. Y en este caso ese sistema de democracia y separación de poderes debe actuar para corregir o anular esas actuaciones ilegítimas, por ejemplo aquellas que atenten contra los derechos fundamentales. Creo que ya hemos empezado a comprobar, y lo seguiremos haciendo en el futuro próximo, la salud del sistema democrático de Estados Unidos. Este se caracteriza por un modelo rígido de separación de poderes, que se completa con un sistema de “checks and balances” (frenos y contrapesos) de manera que cada uno de ellos limita y controla a los demás. Así que frente a los posibles excesos del presidente pueden actuar varios elementos, algunos previstos en la Constitución, y otros fuertemente arraigados en la realidad sociopolítica actual. Solo me queda espacio para enumerarlos: 1) A pesar de la mayoría republicana, no cabe descartar los controles que corresponden al Congreso de los Estados Unidos (Senado y Cámara de representantes), que ha de ratificar algunas de las decisiones más trascendentes del Ejecutivo. 2) Desde luego, el Poder Judicial, que en Estados Unidos, con algunas sombras, muestra muchas luces desde la perspectiva de un actuar independiente demostrado muchas veces en la historia (aunque ojo al nombramiento del noveno juez de la Corte Suprema).  La suspensión judicial del decreto que prohíbe toda entrada de los procedentes de determinados países es un ejemplo gráfico de lo que digo; 3) La libertad de prensa, pilar fundamental de la Constitución y de la realidad norteamericana, permite la existencia de medios independientes que pueden denunciar cualquier exceso; 4) Le guste o no al presidente, vivimos hoy en un mundo globalizado, en el que es relevante el papel de otros Estados, de empresas multinacionales, o incluso de organizaciones internacionales (aunque Estados Unidos siempre ha sido algo reacio a pertenecer a estas si cree que merman algo de su soberanía). Iremos viendo si todo esto funciona, ya que a todos nos interesa que así sea…    

(Fuente de la imagen: http://www.congressforkids.net/Constitution_checksandbalances.htm)

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