jueves, 10 de marzo de 2016

Permítanme que insista

Permítanme que insista


            
Aunque soy más bien “de letras”, la misma noche electoral del 20-D hice cuentas, y al día siguiente publiqué un artículo propugnando un Gobierno que, con uno u otro formato y con una u otra presidencia, tuviera el apoyo de PP, PSOE y Ciudadanos. Casi tres meses después, y tras una investidura ofrecida (que no propuesta) y no aceptada por el candidato, y otra rechazada por el Congreso, y demasiados errores y torpezas cometidos por demasiados representantes políticos, creo que, acaso con menos fe pero no con menos convicción, hay que insistir en que esa es la única salida que evitaría unas nuevas elecciones con un resultado probablemente similar, que nos conduciría a una especie de deja vu de meses y meses en los que todos repiten machaconamente lo mismo. Desde mi punto de vista, los acontecimientos conducen a reafirmar la conveniencia de un acuerdo en esta línea, y quizá lo único que ha cambiado es que cada vez parece más claro que dicho pacto no debe conducir a un Gobierno presidido por ninguno de los dos que se han empecinado precisamente en hacer inviable cualquier opción que no sea la de presidir ellos, es decir, Rajoy y Sánchez. Así que habrá que buscar a otro candidato, pero eso después. Las razones que siguen aconsejando este acuerdo ya las expuse, y pueden sintetizarse en la imposibilidad de un Gobierno apoyado por un solo partido o por dos (excepto la combinación PP-PSOE, que se antoja imposible sin la mediación de C´s), o de un pacto que incluya a la vez a C´s y Podemos; en lo pernicioso que sería un Gobierno con el apoyo explícito o implícito de los independentistas; en que la combinación que propongo sería la única capaz de reformar la Constitución; y en que los tres partidos mencionados, a pesar de sus diferencias notorias en algunos aspectos, son los que más tienen en común en las cuestiones esenciales, que son las de sistema.


            Pero para ello habría que evitar algunas de las prácticas que insistentemente vemos cada día. Para empezar, no se debe comenzar un Gobierno por la persona del presidente o por el reparto de ministerios, sino por el programa. Y aunque es verdad que nuestro procedimiento de investidura parece apuntar a lo contrario, ya que empieza con la propuesta del candidato que habrá de ser presidente, el margen que ha dado el rey al no iniciar nueva ronda de consultas facilitará una manera de actuar más adecuada. En segundo lugar, resultan patéticas las discusiones de estos últimos días sobre quién ha de llevar la iniciativa, quién tiene que llamar a quién, sobre si un candidato puede sumar a su grupo a todos los diputados de otro grupo para exigir liderar él el Gobierno; o sobre si los candidatos o comisiones negociadoras han de reunirse de dos en dos, de tres en tres o de cuatro en cuatro. Lo importante es sentarse y negociar, y creo para llegar un acuerdo entre tres es mucho más fácil sentarse desde el principio los tres. Por último, resulta absurdo exigir que la base de cualquier acuerdo sea precisamente un pacto previo alcanzado solo por dos, del que fueron excluidos quienes ahora se pide que lo apoyen, y que ha sido ampliamente rechazado en el Congreso. Hay, sin duda, algunos puntos muy positivos y razonables en ese pacto entre PSOE y C´s, que sin duda han de permanecer en un hipotético programa conjunto final, pero eso es algo muy diferente a convertir ese pacto en un bloque inalterable al cual los demás solo puedan adherirse, o solo añadir pero no modificar nada. En fin, hay opciones, pero con discusiones bizantinas sobre procedimiento o sobre candidatos, las mismas se alejan cada día.

(fuente de la imagen: http://www.periodistadigital.com/24por7/futbol/2015/03/15/sabes-de-que-equipo-de-futbol-son-pablo-iglesias-mariano-rajoy-pedro-sanchez-o-albert-rivera.shtml)

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