jueves, 23 de abril de 2015

Luis Ortega

Luis Ortega
           


Hace unos días, Luis Ortega nos dejaba de forma totalmente inesperada. Un infarto acabó con su vida, dejando un hueco importante en la doctrina jurídica española y en el corazón de los colegas y amigos que le apreciábamos. Luis Ortega Álvarez era Catedrático de Derecho Administrativo de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo, en la Universidad de Castilla-La Mancha, y además magistrado del Tribunal Constitucional español. Mi querido colega Isaac Martín Delgado ha sintetizado de forma excelente la muy destacada trayectoria intelectual de Luis Ortega en una reciente publicación en diversos medios. Yo ahora quisiera, prescindiendo de enumeraciones que serían inacabables, emplear este reducido espacio en resumir brevemente lo creo que ha supuesto su figura en términos académicos (para la doctrina, para la UCLM, para nuestra Comunidad Autónoma), así como lo que ha supuesto para mí.

Comenzando por lo primero, su trayectoria le ha convertido en una de las referencias más importantes no solamente en el ámbito del Derecho Administrativo, sino más ampliamente de todo el Derecho Público, y no solamente en España sino en el plano internacional. Dos de sus líneas de investigación, la relativa al Derecho Autonómico y la del Derecho Europeo, trascienden el terreno del Derecho Administrativo, y sus aportaciones han tenido y mantendrán por mucho tiempo interés para especialistas en diversas ramas del Derecho. Por lo demás, su desempeño como magistrado del Tribunal Constitucional es probablemente uno de los más altos destinos a los que puede aspirar un jurista, y su designación estuvo sin duda sobradamente justificada. Por otro lado, hay que destacar su aportación a la UCLM, donde desempeñó diversos cargos de importancia como el de Director del Departamento o Vicerrector del Campus de Toledo, y fundó el Centro de Estudios Europeos, siendo sin duda una de las personas que más ha contribuido a “crear” y desarrollar nuestra Universidad. En tercer lugar, sus aportaciones a la propia Comunidad Autónoma (que menciono como ejemplo de las que realizó a las diversas administraciones) por la vía del asesoramiento y la propuesta tuvieron gran relevancia, alcanzando quizá su mayor nivel en su aportación a reforma del Estatuto de autonomía, que aunque no llegó a entrar en vigor contenía sin duda elementos muy interesantes. En suma, se ha ido un excelente jurista tanto teórico como práctico. Yo le conocí en el curso 1991/92, ya que fue mi profesor en el curso de doctorado sobre “los derechos sindicales de los funcionarios públicos”. También asistí a varios de los “seminarios de estudios autonómicos” que él dirigía, foro en el que más tarde fui invitado como ponente. Fue, así, primero mi profesor, y luego un colega a quien siempre he admirado por su rigor y su nivel jurídico, su inteligencia y su agudeza, su capacidad de trabajo y el trato cercano y correcto que siempre me deparó. Mucho he aprendido de él. Expreso hoy mi pena por su pérdida y transmito mis sinceras condolencias a familiares, colegas y amigos.          

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