Luis
Ortega
Hace
unos días, Luis Ortega nos dejaba de forma totalmente inesperada. Un infarto
acabó con su vida, dejando un hueco importante en la doctrina jurídica española
y en el corazón de los colegas y amigos que le apreciábamos. Luis Ortega
Álvarez era Catedrático de Derecho Administrativo de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de Toledo, en la Universidad de Castilla-La Mancha, y
además magistrado del Tribunal Constitucional español. Mi querido colega Isaac
Martín Delgado ha sintetizado de forma excelente la muy destacada trayectoria intelectual
de Luis Ortega en una reciente publicación en diversos medios. Yo ahora quisiera,
prescindiendo de enumeraciones que serían inacabables, emplear este reducido
espacio en resumir brevemente lo creo que ha supuesto su figura en términos
académicos (para la doctrina, para la UCLM, para nuestra Comunidad Autónoma),
así como lo que ha supuesto para mí.
Comenzando
por lo primero, su trayectoria le ha convertido en una de las referencias más
importantes no solamente en el ámbito del Derecho Administrativo, sino más
ampliamente de todo el Derecho Público, y no solamente en España sino en el
plano internacional. Dos de sus líneas de investigación, la relativa al Derecho
Autonómico y la del Derecho Europeo, trascienden el terreno del Derecho
Administrativo, y sus aportaciones han tenido y mantendrán por mucho tiempo
interés para especialistas en diversas ramas del Derecho. Por lo demás, su
desempeño como magistrado del Tribunal Constitucional es probablemente uno de
los más altos destinos a los que puede aspirar un jurista, y su designación
estuvo sin duda sobradamente justificada. Por otro lado, hay que destacar su
aportación a la UCLM, donde desempeñó diversos cargos de importancia como el de
Director del Departamento o Vicerrector del Campus de Toledo, y fundó el Centro
de Estudios Europeos, siendo sin duda una de las personas que más ha
contribuido a “crear” y desarrollar nuestra Universidad. En tercer lugar, sus
aportaciones a la propia Comunidad Autónoma (que menciono como ejemplo de las
que realizó a las diversas administraciones) por la vía del asesoramiento y la
propuesta tuvieron gran relevancia, alcanzando quizá su mayor nivel en su
aportación a reforma del Estatuto de autonomía, que aunque no llegó a entrar en
vigor contenía sin duda elementos muy interesantes. En suma, se ha ido un
excelente jurista tanto teórico como práctico. Yo le conocí en el curso
1991/92, ya que fue mi profesor en el curso de doctorado sobre “los derechos
sindicales de los funcionarios públicos”. También asistí a varios de los
“seminarios de estudios autonómicos” que él dirigía, foro en el que más tarde
fui invitado como ponente. Fue, así, primero mi profesor, y luego un colega a
quien siempre he admirado por su rigor y su nivel jurídico, su inteligencia y
su agudeza, su capacidad de trabajo y el trato cercano y correcto que siempre
me deparó. Mucho he aprendido de él. Expreso hoy mi pena por su pérdida y
transmito mis sinceras condolencias a familiares, colegas y amigos.
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