miércoles, 25 de marzo de 2015

De periodistas... y otros seres humanos

De periodistas… y otros seres humanos



            Ante una tragedia como el accidente que esta semana ha sufrido el Airbus de la Compañía German Wings en el vuelo de Barcelona a Düsseldorf, que a todos nos ha conmocionado, lo primero y más importante es expresar las condolencias a los familiares y seres queridos de todos los fallecidos. En estos casos, yo siempre me pregunto si, tras el trágico suceso, se puede hacer algo. Por supuesto, quienes están más próximos, o quienes están profesionalmente implicados, pueden prestar apoyo psicológico a estas personas que lo han sufrido, participar en el rescate o ayudar del modo que sea. Los demás, si somos creyentes, ya poco más podemos hacer que rezar por las víctimas y sus allegados. Naturalmente, como seres humanos y como ciudadanos, es lógico que nos interesemos por la información básica, y que deseemos que las circunstancias en las que se produjo el dramático accidente se aclaren. Esto, lógicamente, hay que dejarlo en manos de profesionales, y cuando se produzca, lo sabremos gracias a otros profesionales, que son los periodistas.


               Yo así lo veo. Por eso a la pena que todos sentimos se añade cierta indignación por algunas actitudes que se han visto estos días. Cabría empezar por la de aquellos responsables que, hablando en nombre del Gobierno de una Comunidad Autónoma, aprovechan cualquier oportunidad para comportarse como si la misma fuera un Estado soberano ubicado al mismo nivel que Francia, Alemania, o España, lo cual obviamente no es cierto a día de hoy. Pero peor es la de algunos ciudadanos que, además de tener un manifiesto deseo de echar “mierda” a todos los lados y exteriorizar sus odios y recelos, utilizan su cuenta de twitter o de otras redes sociales como si estuvieran tomando una cerveza en la barra del bar. Como dije hace semanas, hoy cada ciudadano es figurada y potencialmente un medio de comunicación, y eso requiere responsabilidad. Pero quisiera centrarme en el tratamiento dado a la información por algunos medios y profesionales de la información. Considero absolutamente fuera de lugar la búsqueda de comentarios e imágenes claramente morbosas, la clara invasión de la intimidad (aunque sea en lugares públicos) que conlleva el acoso a los pobres familiares y allegados de las víctimas, o la sucesión de opiniones y especulaciones carentes de fundamento sobre la seguridad de determinadas compañías aéreas o modelos de aviones. Parece que para algunos medios lo más importante es captar audiencia o lectores aunque sea a base de “hurgar en la herida” y en la pena de los afectados, o alimentar los posibles temores y las lógicas preocupaciones de los ciudadanos. Un periodista, antes incluso que un profesional, debe ser una persona y respetar el dolor de sus semejantes. Porque además, precisamente si hace eso será un mejor profesional. Creo que la más responsable actitud es la de quien intenta transmitir el mensaje de: pena y condolencias por lo sucedido, tranquilidad respecto a la seguridad en los vuelos, espera hasta que los hechos del caso se aclaren.  

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