jueves, 20 de junio de 2013

RUFINO MIRANDA, EL MEJOR GUÍA DE TOLEDO


 

El mejor guía de Toledo

 

            Rufino Miranda, una de las personas más conocidas y queridas en Toledo, se nos ha ido a la edad de 90 años. Toda la ciudad siente su pérdida, y también la región de Castilla-La Mancha, y las autoridades que representan a ambas han hecho pública su expresión de condolencias. Era Rufino una persona polifacética, historiador y escritor que siempre tuvo Toledo como objeto central de su labor. Pero realmente su faceta más destacada era la de auténtico experto en una ciudad que conocía a la perfección, y cuya Historia y Arte sabía enseñar y difundir tan bien como las mil y una historias, historietas, anécdotas, leyendas y chascarrillos que podía contar sobre cualquier lugar, rincón o personaje vinculado a Toledo.

 

            No hace mucho tuve la oportunidad de disfrutar de sus enseñanzas en tres lugares emblemáticos de la ciudad: Tavera, los conventos de San Pedro Mártir y Madre de Dios, y la Catedral. En esas ocasiones pude comprobar una vez más sus enormes conocimientos, su sentido del humor, su carácter simpático, cercano y dicharachero, pero al tiempo elegante y señorial. La espontaneidad y naturalidad de sus exposiciones, y su impresionante capacidad de improvisación, resultaban asombrosamente compatibles con el previo estudio (o revisión del estudio) concienzudo y riguroso de cada lugar a través de muchos libros y lecturas. Como ejemplo entre tantas anécdotas puedo decir que, tras describir in situ y de forma magistral mil y un detalles de la sillería del coro de San Pedro Mártir, ubicando a cada santo en su lugar, me comentó que en ese lugar concreto era la primera vez que estaba… Era, incluso en su edad avanzada, sorprendentemente capaz de hacer un larguísimo excurso y volver exactamente al punto en el que estaba, de mencionar mil curiosidades y jamás perder el hilo de la exposición. Con estas líneas quiero rendirle mi modesto homenaje, y trasladar a toda su familia mis más sinceras condolencias. Rufino se merece todo homenaje o reconocimiento que la ciudad y la región puedan hacerle, por suerte los tuvo ya en vida (por ejemplo en 2012 fue nombrado Hijo Predilecto de Toledo), y varias generaciones le recordaremos siempre, pero sería buena cualquier iniciativa dirigida a perpetuar su memoria, por ejemplo que la ciudad a la que tanto amó le dedique una calle.

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