Género:
hurtar el debate
Resumiendo mucho, mucho… podríamos
explicar que el sexo venía considerándose una realidad biológica, y para poner
de relieve que los roles que nuestras sociedades solían asignar a las mujeres
no estaban vinculados a esa realidad, el feminismo que hoy podríamos llamar ya
“clásico” introdujo el concepto de género. Era algo diferente al sexo, pero no
lo anulaba. Sin embargo, otras circunstancias han ido añadiendo complejidad al
debate: la posibilidad médica de modificar los órganos sexuales de una persona
abrió camino al reconocimiento a los efectos jurídicos de esa modificación (que
hace décadas reconoció nuestro Tribunal Supremo, antes que el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos); y más tarde se ha empezado a entender que, siendo el
género algo distinto al sexo, no siempre es necesaria esa modificación física
para el cambio de la anotación registral. Esta posibilidad YA la reconoce
nuestra legislación, si bien sometida a un previo reconocimiento de un
profesional, cuando no exista esa alteración física. Por último, el hecho
excepcionalísimo de que algunas personas pueden nacer con caracteres sexuales
no definidos o ambiguos, y sobre todo el reconocimiento de esa identidad como
algo totalmente desvinculado de la apariencia sexual y de la genética,
defendido por la llamada “ideología queer” (en contra de gran parte de
las feministas “clásicas”), abren camino a una determinación de género que
dependería solo y exclusivamente de la voluntad de la persona, no
necesariamente binaria, y eventualmente cambiante y “fluida”.
Esto está ahora en debate, y esta
posibilidad es la que reconoce el proyecto de ley que acaba de entrar en el
Congreso. Sin rechazar los argumentos a favor de este cambio, la verdad es que
tiene notorios detractores, porque desdibuja por completo la categoría de
“mujer” como concepto social y jurídico, y este es el presupuesto ineludible del
feminismo y de tantas medidas de acción positiva y discriminación inversa.
Además, está la peliaguda cuestión de si los menores deben poder decidir, y en
qué términos, sobre modificaciones físicas tendentes a alterar su identidad
sexual. El debate es importante, las posturas están muy enfrentadas. Y el lugar
idóneo para ese debate es precisamente el Parlamento. Por tanto, me parece muy
cuestionable la tramitación por la vía de urgencia, e insostenible que una
ministra del Gobierno de España afirme que no cabe cambiar ni una coma en el
proyecto presentado. Más bien este es el caso en el que, tras un amplio debate
parlamentario, tendría sentido que los grupos no impongan una disciplina de
voto, para que nuestros representantes actúen en conciencia y en consecuencia.
(Fuente de la imagen: https://www.psicologia-online.com/identidad-de-genero-que-es-y-como-se-construye-4896.html )
No hay comentarios:
Publicar un comentario