Occidente
Eso que
llamamos “Occidente” refleja un conjunto de valores que se han ido formando a
lo largo de la historia, y que configuran nuestra civilización. Hoy esos
valores resultan tendencialmente universales, y solo un ciego o un obcecado (o
ambas cosas) podría afirmar que esa universalización obedece solo a una especie
de espíritu colonialista de las naciones que más contribuyeron a crear y
difundir esa axiología. Sin negar que, por supuesto, a lo largo de la historia,
toda civilización dominante ha tendido a imponer sus costumbres y sus valores de
un modo u otro, creo que hoy esa tendencia (nunca total) a la universalización
obedece más a la libre aceptación, incluso al mimetismo o a la búsqueda de la
misma prosperidad occidental, que a una imposición. Naciones Unidas agrupa a la
práctica totalidad de Estados del mundo y allí nadie suele cuestionar que la
democracia y los derechos humanos deban ser la base de toda sociedad. Otra
cosa, desde luego, es la práctica y la realidad. Demasiadas naciones se alejan
de esos parámetros con demasiada frecuencia. Y los propios países que podrían
considerarse “creadores” de esa cultura occidental, también se comportan de
forma incoherente con esos valores con no poca frecuencia. Pero nada de ello
obsta a que, no por Derecho natural ni por ningún metaprincipio, sino por mera
constatación, pueda afirmarse que esos valores constituyen lo más aproximado a
un parámetro de legitimidad universal. Por lo demás, en la misma libertad y en
el pluralismo consustancial a toda democracia está la necesidad de respetar las
diferencias y peculiaridades, siempre que no atenten a un núcleo que suele
considerarse irrenunciable.
Todo esto viene a cuento, desde
luego, por el lamentable y vergonzoso abandono que Estados Unidos y los países
europeos están llevando a cabo en y de Afganistán. Y es que la civilización hay
que defenderla, y un orden, por muy democrático que pudiera ser, nunca se
mantendrá si no está respaldado por la coacción. Alguien ha comparado esta
caótica salida de Afganistán con el abandono, hace décadas, de Vietnam. Creo
que esto es mucho peor, por la forma, por el fondo y me temo que por las
previsibles consecuencias. Es tristísimo imaginar lo que pensarán quienes
creyeron que occidente estaría ahí apoyando el tiempo que fuera necesario. Y da
miedo pensar que, aunque suene algo fuerte, esto puede formar parte del declive
definitivo de una civilización. Lo increíble es que algunos parecen celebrarlo,
cuando solo hay algo seguro: lo que pueda venir con la pérdida de esta
“hegemonía occidental” será sin duda peor. Lo que estamos viendo no es un
cambio de axiología: es la superación de la civilización por la barbarie.
(Fuente de la imagen: https://elpais.com/opinion/2021-08-24/la-humillacion-de-occidente.html )
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