Juventud, ¿divino tesoro?
Los versos del genial poeta
nicaragüense constituyen una de las más hermosas odas al carácter efímero de la
edad joven. En realidad, si bien se piensa, estos versos ensalzan más lo
efímero de una edad, que el valor que en sí misma esta pueda tener. Esto, por
cierto, es una constante en nuestra literatura, que nos llama a “extraer todo
el jugo” a ese momento temprano y breve de la vida; y ya el “insigne vate
toledano” Garcilaso de la Vega escribió “coged de vuestra alegre primavera/ el
dulce fruto, antes que el tiempo airado/ cubra de nieve la hermosa cumbre”. Es,
en realidad, un canto al “carpe diem”, que sin embargo se torna más fúnebre en
Jorge Manrique, cuando nos advierte de que en realidad la vida toda es efímera
y pasa ante nosotros a velocidad de vértigo, y por ello nos sugiere que
deberíamos dar “lo no venido por pasado. Sin embargo, nuestra civilización
tiende a ir más allá de ese maro valor de lo que se nos escapa de las manos, y
en muchas situaciones parece conceder a la juventud un valor en sí misma,
considerando como modelos o referencias a las personas que están en esa edad,
cuya breve posesión tiende a convertirse en una virtud, aunque es evidente que
nadie tiene mérito alguno por el hecho de ser joven. Cabe admitir, desde luego,
que en lo meramente estético, o lo que tiene que ver con las cualidades
físicas, los jóvenes pueden tener cierta ventaja (e incluso lo primero siempre
sería discutible); pero en todos los demás aspectos, la juventud es simplemente
una etapa más de la vida, con sus ventajas y sus inconvenientes.
El caso es que la idea del valor de
la juventud, como todo aquello que carece de fundamento pero tiende a ser
aceptado socialmente, se ha trasladado a nuestra vida política. Primero
llegaron los líderes de los partidos de la “nueva política” poniendo en valor
la juventud, e incluso, en el caso de Albert Rivera, afirmando explícitamente
que a la política deberían dedicarse quienes han nacido después de la
Constitución española (lo que en ese momento excluía, por cierto, a los otros
tres líderes de los partidos nacionales). Para cerrar el ciclo, el PP ha
elegido como presidente a quien pasa a ser el más joven de los cuatro líderes
(con 37), dejando a Pedro Sánchez, con 46, como el más viejo de la cuadrilla
(aunque todo es relativo, no creo que ninguno de ellos fuera joven si se
dedicasen a jugar al fútbol…). Yo no digo que los partidos estén eligiendo a
los jóvenes por ser jóvenes, pero no me negarán que este “valor” parece
buscado. Quienes hemos nacido antes de la Constitución, pero aún no teníamos
edad para votar en 1978, no somos ni viejos ni jóvenes, y acaso tendemos a
entender mejor que los valores aplicables a este supuesto son el mérito y la
capacidad. Y si acaso, la experiencia.
(Fuente de las imágenes: https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/creadores/dario_ruben.htm y https://www.elplural.com/politica/cis-optimismo-desembarca-psoe_201135102).
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