viernes, 13 de junio de 2014

Los graduados

Los graduados




         Los actos de graduación son casi siempre solemnes y emotivos. Yo he vivido varios en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo, como Vicedecano que fui en su día, y como profesor. Este año, los alumnos que obtienen el Grado en Derecho me han pedido que sea yo quien les llame y les dirija unas palabras. Eso es algo que me ilusiona enormemente, porque sé lo que significa para ellos, que han planeado el acto con detalle a lo largo de casi todo el curso. Queridos alumnos, la participación en vuestro acto también es importante para mí, ya que ser vuestro profesor contribuyó a mi formación como docente y como persona. A la mayoría os conozco y os aprecio sinceramente. En algunos casos hemos mantenido el contacto (ya con mis asignaturas aprobadas) a través de las redes sociales, pero vosotros siempre me habéis tratado como profesor y yo como mis alumnos, que es lo que corresponde. Ahora termináis el Grado, y si en el futuro en algún caso puede hablarse de amistad, sería muy bonito, pero en todo caso me gustará conservar la comunicación con la mayoría de vosotros.



Quisiera deciros muchas cosas, y como jamás he mentido a mis alumnos (ni a mis hijos), todas serán verdad. Sé que es difícil valorar colectivamente a un grupo, cuando en realidad cada persona que lo compone es única, diferente, exclusiva; pero todos los profesores sabemos que, por razones que a veces no se alcanzan a comprender, en términos generales hay grupos con los que nos sentimos más compenetrados, con los que trabajamos más a gusto, con los que se produce un mayor “feeling”. Si os digo que sois la mejor promoción de alumnos que he tenido, alguien podría decir que ya lo dije alguna vez, pero yo alegaría que siempre que lo dije fue cierto. Como también es cierto que, lamentablemente, no puedo ahora decir que el futuro vaya a ser fácil para vosotros. Entre otras cosas porque todos sabéis que no es así. Sin embargo, creo que no hay que ser demasiado pesimistas. Durante años habéis trabajado duramente para alcanzar este momento, afrontando las más variadas dificultades, preparándoos para mil y una formas de evaluación. Probablemente lo que profesores y autoridades universitarias os anunciábamos al presentarnos en el primer curso no se haya correspondido del todo con la realidad, pero ello es porque nunca hemos desistido de intentar cambiar dicha realidad para mejorarla. Y si bien casi nunca los objetivos llegan alcanzarse en plenitud, nunca hay que desistir. En cualquier caso, creo que los profesores hemos hecho lo que hemos podido, pero de lo que no tengo duda es de que ha sido vuestro esfuerzo el que os ha conducido a este acto de graduación. Y aunque quizá hoy no sea el día más idóneo para decirlo, es conveniente tener presente que este momento no debe considerarse un punto y final, sino un punto y aparte. Quiere eso decir que hay que seguir formándose, que hay que seguir esforzándose, que en el contexto actual hay que darlo todo. Lo primero esfuerzo, lo segundo esfuerzo, lo tercero esfuerzo, y luego todo lo demás que os digan. El camino que ahora se inicia no acabará nunca (como no ha acabado el que otros emprendimos en su día), y se presenta difícil y tortuoso. Pero la buena noticia es que, si bien lo pensáis, el futuro esta por conquistar, y no hay nada que no esté a vuestro alcance. 


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