jueves, 17 de enero de 2013

LA NOCHE MÁS OSCURA




         La última película de Kathryn Bigelow ha generado polémica en Estados Unidos, fundamentalmente porque se presenta como una narración realista de los hechos que condujeron a la muerte de Bin Laden a manos de la CIA, y pone de relieve que, aunque a veces pueda resultar dudosa la frontera entre los “interrogatorios expeditivos” y la tortura en sentido estricto, en este caso las prácticas cayeron claramente en el segundo concepto, al menos si creemos lo que describe la película. Parece que algunas personas vinculadas a la CIA han desmentido que esos métodos se aplicasen tal y como vemos en el film. En cualquier caso, sobre el fondo del asunto, debo decir que si bien es grave la cuestión de la posible utilización de métodos que podrían constituir tortura, lo que es absolutamente inaceptable es que el objetivo fuese matar a una persona y que para ello no solo se ignorasen los más elementales principios del Derecho Internacional, sino que se apartase toda consideración a los derechos que todo ser humano tiene. Al matar a Bin Laden y quienes le acompañaban de ese modo, sin intentar siquiera detenerle y ofrecerle un juicio justo, los Estados Unidos arrojaron a la basura los valores que esa Nación aportó al mundo y por los que algunos la consideramos admirable. Porque no todo medio es aceptable por loable que sea el fin.

            Pero volviendo a la película, a mi juicio la misma esta cargada de virtudes. No solo porque, con independencia de que responda por completo a la verdad en todos los aspectos, es sin duda realista y resulta verosímil; sino también porque, ya desde el punto de vista estrictamente cinematográfico, resulta una película atractiva, que engancha y logra mantener siempre la atención y la tensión del espectador, a pesar tanto de su duración, como del hecho incontestable de que el espectador conoce ya esencialmente el desenlace antes incluso de comenzar a verla. Tiene, por tanto, gran mérito lograr un producto argumentalmente tan interesante con esos condicionantes. Por lo demás, la autora, lejos de recurrir a lo que sería una fácil toma de postura crítica frente a la CIA, se limita a describir los hechos con tal neutralidad y pulcritud, que será cada espectador quien adoptará sus propias posiciones, llegando acaso, en un plano humano, a entender aunque no a justificar. Algo muy en la línea de En tierra hostil, otra magistral película de la misma directora (y desde luego muy por encima de otras películas recientes del género que crean una ficción de corte realista para hacer una crítica burda y maniquea, como ese bodrio peliculero antiespañol titulado Invasor). 

No hay comentarios:

Publicar un comentario