La
Universidad no debe ser gratis
A todos nos gusta acceder
gratuitamente al mayor número posible de bienes y servicios, y es indiscutible
que la educación es un derecho fundamental. Por ello, prima facie
parecería que la propuesta de que las enseñanzas universitarias oficiales sean
gratuitas iría en la línea correcta y habría de merecer una valoración positiva.
Sin embargo, creo que un examen más detenido sugiere lo contrario. Para
empezar, el concepto “gratis” es engañoso, porque si en un Estado social todo
derecho es prestacional (o tiene dimensiones de este tipo), eso quiere decir
que todo derecho tiene un coste, de manera que solo deberíamos hablar de
distintas formas de afrontar ese coste. Puede afrontarlo el beneficiario de la
prestación, bien o servicio, podemos pagarlo entre todos, o se puede buscar una
fórmula mixta, por ejemplo con una subvención parcial. Cada solución tiene sus
ventajas e inconvenientes. Y es verdad que, en materia de derechos
fundamentales, la tendencia a que quien lo ejerce no se vea sometido a afrontar
personalmente el coste responde a argumentos razonables. Pero ni se puede
universalizar, ya que los presupuestos no lo podrían afrontar, ni siempre ha de
ser la más justa, ya que frente a un derecho hay otros derechos, bienes y
valores constitucionales, así como las garantías que también tienen su coste. Y
siendo imposible maximizar a la vez todos ellos, lo que se pone a unos se ha de
quitar necesariamente a otros. Los presupuestos son una “manta corta” que nunca
nos llega a cubrir del todo, y cuanto más tiremos de un lado, menos alcanzará
por otro. Podríamos pensar en qué parte de los Presupuestos Generales del
Estado revierte en beneficio de derechos fundamentales, pero un análisis
riguroso nos llevaría a pensar que la inmensa mayoría, incluyendo no solo
sanidad o educación, sino también justicia, pensiones, función pública, o
incluso Fuerzas y Cuerpos de Seguridad o Defensa, si apreciamos muchas de las
actuaciones que llevan a cabo...
Pero ni siquiera todo lo anterior es
el argumento principal, ni podría servir para desvirtuar la justa y
generalizada reclamación de que en España se invierte poco en investigación y
Universidad. La cuestión es que, en el caso concreto de la enseñanza
universitaria, se trata de un nivel no obligatorio, que debe ser siempre
accesible para todos, pero que es también compatible con la libre elección de
profesión u oficio, que puede llevar a algunas personas a la legítima opción de
no llevar a cabo estudios universitarios. No me parece que la solución más
justa es que si estas personas, que podrían estudiar en la Universidad pero prefieren
otra opción, encuentran trabajo y contribuyen con sus impuestos a los gastos
públicos, tengan que sufragar de algún modo la enseñanza voluntaria de los
demás. Por otro lado, tampoco parece la idea más equilibrada, no en realidad acorde
con la idea de igualdad real o material, el ofrecer esta prestación totalmente
gratis a todo el mundo, cuando resulta manifiesto que muchas personas pueden
afrontar una parte del coste del servicio público de la enseñanza
universitaria. Esa igualdad requiere dar más al que más lo necesita (por
ejemplo, incluyendo si procede ayudas para materiales o transporte), y menos al
que tenga menos necesidad.
Por
ello, creo más bien que es preferible una fórmula mixta, en la que los poderes
públicos subvencionan la mayoría del coste de una plaza universitaria, pero el
beneficiario contribuye también en parte a su financiación; unida, desde luego,
a un buen sistema de becas que posibilite que las personas carentes de los
recursos necesarios para afrontar esa matrícula no se vean por ello privadas
del acceso a los estudios universitarios. En qué medida el sistema que tenemos
en España se aproxima más a esta fórmula o conviene reforzar más algunos de sus
elementos, es algo que sin duda hay que valorar. Por lo demás, el Derecho
Comparado ofrece muchas alternativas, pero creo que la gratuidad total es la
menos frecuente. Por estos motivos, entre otros, no me parece que esa sea la
línea a seguir.
(Fuente de la imagen: https://elpais.com/sociedad/2019/08/08/actualidad/1565279445_732580.html )
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