Ciudades de España: Granada
Si tengo que elegir cinco ciudades españolas, seguro que incluyo Granada. Si tengo que elegir tres, también. Si solo pudiera elegir una… no sabría. Pero sin duda Granada es una de las ciudades más completas y fascinantes de toda la península. A los pies de la sierra que incluye el pico más elevado de toda la península, y a pocos kilómetros de la costa más tropical de la Europa continental, su emplazamiento es privilegiado y sirve de marco impresionante a sus espectaculares monumentos. Tiene además esos dos ríos que, según el poeta, bajan de la nieve al trigo, y sobre todo ese Darro cuyo recorrido nos permite disfrutar de una de las vistas más espectaculares, justamente al pie de la Alhambra. Porque en Granada todo es historia: es acaso la ciudad -con permiso de Córdoba- con una huella islámica más profunda de España, y no en vano fue casi el último territorio (solo antes de Navarra) en incorporarse a la Corona. Pero fue también la ciudad a la que más quiso la reina Isabel, el territorio más ansiado por los Reyes Católicos y el que centró durante años todos sus esfuerzos, hasta el punto de que decidieron cambiar su decisión de que sus restos descansaran en esa iglesia en gótico tardío que a tal efecto habían construido en nuestra ciudad de Toledo (San Juan de los Reyes), para que estos quedasen en la catedral de Granada, donde todavía podemos ver sus impresionantes sepulcros.
Por supuesto, Granada es por encima de todo la Alhambra, y también el Generalife. Digan lo que digan las encuestas o las votaciones, estos palacios nazaríes son una de las maravillas de nuestro mundo, y no están por debajo de varias de las que fueron en su día oficialmente declaradas como tales (y lo dice quien ha visto ya casi todas), y jamás dejan de sorprender por su belleza, su finura, su elegancia y su privilegiada ubicación. Nadie debería morir sin verlos, admirarlos y disfrutarlos, cosa que, por lo demás, es bueno hacer tantas veces como se pueda. Pero más allá de su visita obligada, su presencia es definitoria de la ciudad, y su vista puede disfrutarse desde muchos lugares. En cualquier caso, Granada puede y debe disfrutarse también callejeando por algunos de sus barrios más emblemáticos, y entre ellos hay que destacar el Albaicín y el Sacromonte, con sus calles estrechas tan características, con sus inconfundibles casas, con su ambiente único y, desde muchos lugares, las vistas de los palacios. Ahí veces que paseo por Granada y, sin planearlo especialmente, acabo en el Albaicín, o tal vez en el impresionante mirador de San Nicolás, disfrutando de las vistas y, con un poco de suerte, de los cantos improvisados de algunos al son de la guitarra. Granada es insuperable.
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