Éxito
español
Los símbolos son, desde
luego, muy importantes, porque sirven para expresar sentimientos individuales o
colectivos. España es rica en símbolos porque es una nación plural, y como
existen muchas maneras de sentirse español, cada quien elige los símbolos que
mejor le identifican, que pueden ser varios y perfectamente compatibles entre
sí. Como ejemplo, creo que ya he contado en este lugar que el día en que la
selección española ganó el Mundial de fútbol de 2010 yo estaba en México, y
cuando acudí a celebrarlo a la fuente de la Cibeles mexicana, donde decenas de
miles de españoles, descendientes de españoles, hispano-mexicanos o
simpatizantes de España salieron también a celebrar la victoria. Y allí pudieron
verse banderas de España, de Cataluña, de Asturias y de tantas otras
Comunidades Autónomas, y todas ellas las sentí como propias. Y aunque mis lectores
ya saben que no soy precisamente republicano (cuando hablamos de España, pues
creo que cada país debe saber elegir la forma de gobierno más acorde con su
Historia), aquel día también sentí en cierto modo como propias las muy
numerosas banderas republicanas que salieron a la calle, pues no en vano una
parte de la colonia española en México está compuesta por descendientes de
exiliados republicanos.
Barcelona es una de las ciudades más
plurales de España, y aunque en todos los sitios puede haber algunos dogmáticos
intolerantes, esta ciudad ha dado ya muchas veces muestras de esa ejemplar
convivencia de símbolos, por ejemplo en las inolvidables olimpiadas de 1992. En
los recientes Mundiales de natación, lo más importante no ha sido que algunos
–con evidente mala educación y falta de respeto- silbaran el himno nacional de
España en la inauguración, ni que quien era el número 2 de la Marca España hiciera
unas declaraciones anticatalanas absolutamente deplorables. Lo más importante
ha sido el éxito sin precedentes de las nadadoras españolas, que han logrado
doce medallas. Lo más importante ha sido que un equipo de españolas de casi
todas las comunidades (y por cierto, con una muy importante presencia de
catalanas) han logrado medallas en muy diversas modalidades, desde la natación
sincronizada (en la que España es una potencia mundial) hasta diversas pruebas
de velocidad. Y por supuesto, hay que destacar ese oro en waterpolo femenino,
en aquella noche memorable en la que en las gradas volvieron a convivir
banderas españolas y catalanas, e incluso algunas “esteladas”, para animar a
las bravas jóvenes de nuestra selección, que tan magníficamente nos han
representado a todos.
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