Toledo
secreto
Me declaro rendido admirador de las
fotografías de David Utrilla. Se encuentran, en mi opinión, entre las mejores
fotos de Toledo que hoy puedan verse. Son realistas, perfectas, nítidas,
extraordinariamente limpias. Es claro que requieren de las mejores técnicas
fotográficas, pero detrás de ellas están la mano y la visión de un excelente
fotógrafo. Yo, que en esto soy un simple aficionado con interés, de mayor
quisiera saber hacer fotos como las de Utrilla. Por ello he ido siguiendo el
proyecto “Toledo secreto”, fundamentalmente a través de la web y de las redes
sociales. He compartido en mi biografía o “muro” muchas fotos de “Toledo
secreto”, y puedo decir que son las que más “les gustan” a mis amigos, entre
los que se encuentran personas que no conocen Toledo, y otros que estuvieron
aquí más o menos brevemente y quedaron ya siempre enamorados de la ciudad.
Porque quizá a quienes vivimos aquí nos cueste entenderlo, pero cuando se ha
pasado un tiempo aquí es muy fácil añorar esta ciudad para siempre, y desear
volver a ver por cualquier vía (ya sea la presencia física, la imagen o los
simples recuerdos) sus inconfundibles rincones y su perfil de torres y tejados.
El libro “Toledo secreto” recoge una
magnífica selección de imágenes que nos muestran todos esos aspectos que hacen
única a nuestra ciudad. Su característica peculiar frente a otros libros
fotográficos de Toledo es, como sugiere su
título, el mostrar rincones habitualmente inaccesibles para la mayoría,
como sótanos, aljibes, terrazas, o patios, pero también perspectivas o tomas
diferentes de los monumentos más emblemáticos de la ciudad. Todo ello con una
calidad extraordinaria. Desde luego, ni mucho menos es todo imagen. Hay que
destacar también los elegantes e impecables textos de Juan Luis Alonso Oliva,
así como las introducciones a cada capítulo, para las que se ha elegido a
personas idóneas por su nivel académico y su conocimiento, dedicación y
“vocación” por la ciudad, como Antonio Illán, Javier Mateo y Álvarez de Toledo,
Santiago Sastre Ariza, José Luis Isabel Sánchez o Luis Rodríguez Bausá. Con
estos ingredientes, no he tardado en ir a comprar mi ejemplar de “Toledo
Secreto” (para ser sincero, he tardado exactamente el tiempo necesario para
comprobar que nadie ha tenido a bien regalármelo estas Navidades…). Y por este
medio lo recomiendo vehementemente a todos mis lectores.
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