El Miradero F.
Javier Díaz Revorio
1962
Mis lectores más asiduos saben ya de
mi afición por las efemérides, que no es, a mi entender, un mero interés
curioso por el pasado, sino algo que puede ayudar a entender nuestro presente,
e incluso a intentar alcanzar un futuro mejor. Este año 2012, en esta misma
columna y más o menos en la fecha oportuna, hemos recordado las Navas de Tolosa
o la Constitución de 1812. Ahora quiero, antes de que acabe el año, detenerme
en otra fecha mucho más reciente, como es el año 1962. Y si bien soy
absolutamente consciente de que entre los hechos que voy a recordar con
brevedad hay algunos de más trascendencia, junto a otros aparentemente
anecdóticos, todos ellos tienen en común el haber contribuido de algún modo, en
mayor o menor medida, a que nuestra sociedad y nuestro mundo, e incluso las
particulares vidas de muchas personas de mi generación, sean como los conocemos.
En 1962 comenzó el Concilio Vaticano
II, cuya primera sesión fue presidida por Juan XXIII, y que supuso una de las
mayores renovaciones de la Iglesia católica en los últimos siglos; y aunque
afectó mucho más a formas y ritos que a dogmas, en algunos aspectos supuso el
inicio de un cambio de actitud que modernizó a la Iglesia y configuró su imagen
actual. No es fácil valorar si esos cambios fueron suficientes o se quedaron
cortos (tal vez, más simplemente, nuestro mundo ha cambiado tanto en este
último medio siglo que se hayan vuelto a hacer convenientes otras
adaptaciones), pero no cabe negar la significación de los mismos. Pero también
en 1962 tuvieron inicio otras realidades que han dejado huella notoria en la
sociedad posterior. Los Beatles publican su primer disco, "Love me
do", iniciando una "década prodigiosa" que revolucionó por
completo la forma de hacer y representar la música. Se estrena "Agente 007
contra el doctor No", la primera película de esta exitosa serie que tanto
nos ha hecho disfrutar hasta la actualidad. Y en España nace el "Círculo
de Lectores" y empieza a comercializarse el "Scalextric", aquel
juguete que toda mi generación deseó, y los Reyes Magos no tuvieron a bien
traerme (tal vez por eso a mi hijo se lo trajeron antes de que supiera
escribir, y ahora anda por ahí guardado sobre un armario...). En fin, yo no había nacido -por si algún
lector lo duda-, pero en 1962 tuvieron origen bastantes de mis aficiones, y
algunos elementos que han acompañado de algún modo mi vida.