jueves, 28 de enero de 2021

La Universidad no debe ser gratis

 

La Universidad no debe ser gratis

 


            A todos nos gusta acceder gratuitamente al mayor número posible de bienes y servicios, y es indiscutible que la educación es un derecho fundamental. Por ello, prima facie parecería que la propuesta de que las enseñanzas universitarias oficiales sean gratuitas iría en la línea correcta y habría de merecer una valoración positiva. Sin embargo, creo que un examen más detenido sugiere lo contrario. Para empezar, el concepto “gratis” es engañoso, porque si en un Estado social todo derecho es prestacional (o tiene dimensiones de este tipo), eso quiere decir que todo derecho tiene un coste, de manera que solo deberíamos hablar de distintas formas de afrontar ese coste. Puede afrontarlo el beneficiario de la prestación, bien o servicio, podemos pagarlo entre todos, o se puede buscar una fórmula mixta, por ejemplo con una subvención parcial. Cada solución tiene sus ventajas e inconvenientes. Y es verdad que, en materia de derechos fundamentales, la tendencia a que quien lo ejerce no se vea sometido a afrontar personalmente el coste responde a argumentos razonables. Pero ni se puede universalizar, ya que los presupuestos no lo podrían afrontar, ni siempre ha de ser la más justa, ya que frente a un derecho hay otros derechos, bienes y valores constitucionales, así como las garantías que también tienen su coste. Y siendo imposible maximizar a la vez todos ellos, lo que se pone a unos se ha de quitar necesariamente a otros. Los presupuestos son una “manta corta” que nunca nos llega a cubrir del todo, y cuanto más tiremos de un lado, menos alcanzará por otro. Podríamos pensar en qué parte de los Presupuestos Generales del Estado revierte en beneficio de derechos fundamentales, pero un análisis riguroso nos llevaría a pensar que la inmensa mayoría, incluyendo no solo sanidad o educación, sino también justicia, pensiones, función pública, o incluso Fuerzas y Cuerpos de Seguridad o Defensa, si apreciamos muchas de las actuaciones que llevan a cabo...

 

            Pero ni siquiera todo lo anterior es el argumento principal, ni podría servir para desvirtuar la justa y generalizada reclamación de que en España se invierte poco en investigación y Universidad. La cuestión es que, en el caso concreto de la enseñanza universitaria, se trata de un nivel no obligatorio, que debe ser siempre accesible para todos, pero que es también compatible con la libre elección de profesión u oficio, que puede llevar a algunas personas a la legítima opción de no llevar a cabo estudios universitarios. No me parece que la solución más justa es que si estas personas, que podrían estudiar en la Universidad pero prefieren otra opción, encuentran trabajo y contribuyen con sus impuestos a los gastos públicos, tengan que sufragar de algún modo la enseñanza voluntaria de los demás. Por otro lado, tampoco parece la idea más equilibrada, no en realidad acorde con la idea de igualdad real o material, el ofrecer esta prestación totalmente gratis a todo el mundo, cuando resulta manifiesto que muchas personas pueden afrontar una parte del coste del servicio público de la enseñanza universitaria. Esa igualdad requiere dar más al que más lo necesita (por ejemplo, incluyendo si procede ayudas para materiales o transporte), y menos al que tenga menos necesidad.      

 

Por ello, creo más bien que es preferible una fórmula mixta, en la que los poderes públicos subvencionan la mayoría del coste de una plaza universitaria, pero el beneficiario contribuye también en parte a su financiación; unida, desde luego, a un buen sistema de becas que posibilite que las personas carentes de los recursos necesarios para afrontar esa matrícula no se vean por ello privadas del acceso a los estudios universitarios. En qué medida el sistema que tenemos en España se aproxima más a esta fórmula o conviene reforzar más algunos de sus elementos, es algo que sin duda hay que valorar. Por lo demás, el Derecho Comparado ofrece muchas alternativas, pero creo que la gratuidad total es la menos frecuente. Por estos motivos, entre otros, no me parece que esa sea la línea a seguir.


(Fuente de la imagen: https://elpais.com/sociedad/2019/08/08/actualidad/1565279445_732580.html )


jueves, 21 de enero de 2021

La enseñanza del futuro

 

La enseñanza del futuro



 

            Hace unos meses escribí un artículo titulado “Educar en tiempos revueltos”, sobre las necesarias adaptaciones que, de forma inopinada y un tanto súbita, obligó a introducir la pandemia en nuestros métodos docentes. Meses después, y con más experiencia acumulada, yo extraigo, a nivel particular y subjetivo, y sin ningún método científico, algunas consecuencias derivadas de esta experiencia. En primer lugar, e intentando ser más o menos objetivo y no corporativista, me parece que, en general, los docentes hemos hecho un esfuerzo significativo para aprender a adaptarnos a situaciones cambiantes y complejas, y por incorporar las nuevas tecnologías -y todos los recursos disponibles, mayores o menores- a la enseñanza. Aunque desde luego la mayoría ya los utilizaba en mayor o menor medida, hay que reconocer que expresiones como “enseñanza bimodal rotatoria”, “enseñanza mixta o híbrida”, o incluso algunos de los recursos ya disponibles en las plataformas de campus virtual o teleconferencia, nos eran poco o nada conocidos hace unos meses.  En segundo lugar, esta experiencia pone de relieve que, en general, aunque los métodos de enseñanza en línea quizá sigan sin alcanzar el nivel de conectividad e interactuación de la enseñanza presencial, en realidad funcionan mucho mejor de lo que muchos creíamos, y tienen también sus ventajas. Salvo quizá de cara a la evaluación on line, donde creo que todavía queda por avanzar (tanto en el aprovechamiento de las opciones existentes, como en la incorporación de otras nuevas), me parece que en todos los demás, la experiencia de enseñanza on line puede considerarse bastante satisfactoria.

 

            Ahora cabe plantearse, sabiendo que muchas cosas van a cambiar, cómo será la enseñanza del futuro. Es muy aventurado hacer pronósticos, pero me parece que, en primer lugar, estas nuevas tecnologías, que ya estaban pero se han potenciado enormemente en el contexto de la pandemia, han llegado para quedarse. Pero también creo (o quiero pensar) que la presencialidad no desaparecerá por completo, o al menos no en un plazo breve. Es verdad que cada vez es más posible apreciar o vislumbrar fórmulas de “presencialidad virtual”, ya muy aproximadas a las experiencias tradicionales. En fin, creo que la línea a seguir es la utilización combinada de todos los recursos y formatos disponibles para la mejor calidad de la enseñanza. Como siempre digo, no hay que confundir medios y fines, y estos últimos han sido y son siempre los mismos.


(Fuente de la imagen: https://www.tekcrispy.com/2020/04/22/cursos-ensenanza-online/ )


miércoles, 13 de enero de 2021

2021, ¿oportunidades para Toledo?

 

2021, ¿oportunidades para Toledo?

 



            Es comprensible que el inicio de este año no invite al optimismo. Al dolor y los sacrificios que conlleva, desde hace ya demasiados meses, la pandemia que nos ha tocado vivir, se une en estos días la mayor nevada en décadas. Se diría que se hace cierto aquello de que nada va tan mal que no sea susceptible de empeorar, y aunque en el mismo inicio del año nos parecería increíble, ya casi echamos de menos aquella “antigua nueva normalidad” en la que “solo” había que preocuparse de salir con mascarilla y gel hidroalcohólico, y guardar siempre las debidas distancias. Durante estos días, más de uno no puede prácticamente salir de su casa, otros lo pueden hacer a pie pero no en coche, y los que lo hemos logrado debemos añadir, a los riesgos antes mencionados, los de resbalar y romperse algo, y el de que se desplome sobre nosotros un bloque enorme de hielo… Y a la mascarilla hay que sumar, si se tienen, bastones de nieve, y algunos incluso han incorporado los crampones. Todo ello aparte del abrigo y la bufanda, que sumados a la mascarilla, y para los que usamos gafas, garantizan que estas se empañen y no veas nada… con lo cual el riesgo del resbalón se multiplica hasta convertirse casi en certeza. Pero el que no se consuela es porque no quiere, y siempre hay que buscar el lado positivo. Estos días podemos ver paisajes preciosos, y en el caso concreto de Toledo, creo que cabe afirmar que la ciudad luce más hermosa que nunca, con esa combinación de nieve y hielo, y todavía esos adornos navideños…

 

            Así que podemos pensar que quizá se haga realidad aquello de “año de nieves, año de bienes”. No hay mal que cien años dure, aunque don Quijote lo dijo de forma más elegante. Y si con las vacunas la situación empieza a mejorar, 2021 puede ser un año de oportunidades para Toledo. En otras ocasiones hemos sabido aprovechar algunos centenarios y conmemoraciones importantes, que pueden contribuir sin duda a revitalizar la vida cultural de la ciudad, para disfrute y enriquecimiento intelectual (y si puede ser también material, mejor) de toledanos y visitantes. Dejo apuntados dos conmemoraciones muy vinculadas a Toledo, que la ciudad debería aprovechar este año, y sobre las que espero escribir monográficamente a lo largo de él: el octavo centenario del nacimiento en nuestra ciudad de Alfonso X el Sabio, y el quinto centenario del movimiento comunero, no solo toledano, pero sí muy toledano (aunque esto podríamos conmemorarlo desde el año pasado, la batalla de Villalar puede ser el hito que centralice este centenario).  

(Fuente de las imágenes:  https://es.wikipedia.org/wiki/Alfonso_X_de_Castilla y https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_las_Comunidades_de_Castilla )

 

miércoles, 6 de enero de 2021

Toledo real, Toledo imposible

 

Toledo real, Toledo imposible



 

            Los toledanos, y todos los amantes de nuestra ciudad, tenemos una deuda especial y un deber de gratitud hacia aquellos que nos muestran aspectos o perspectivas de nuestra ciudad que somos incapaces de ver a simple vista. Creo que, si la cuarta dimensión es el tiempo, esas perspectivas “no visibles” -o al menos no perceptibles en una impresión superficial- tienen muchas veces que ver con ese ineludible transcurso cronológico, que nos ancla irremediablemente al instante actual. El Toledo del pasado, ya sea el de hace minutos o el de siglos atrás, es totalmente “real”, pero casi siempre es imposible de ver. Sin embargo, hay formas de “congelar” un instante y preservarlo incólume para la posteridad. Una de ellas es, desde luego, la fotografía, y así gracias a “Toledo Olvidado” podemos disfrutar de lugares, escenas y personas de la ciudad tal y como eran en distintos momentos, desde que tenemos registros fotográficos. Pero incluso hay quien nos ayuda a contemplar cómo era Toledo antes de que se inventase la cámara fotográfica, y así por ejemplo, gracias a los precioso grabados de Fernando Aranda podemos ver cómo era el artilugio de Juanelo, así como otros tantos lugares y “Rincones del Toledo desaparecido”. En su día dediqué los correspondientes “miraderos” a ambos, así que hoy quiero centrarme en alguien que hace, también gracias a la fotografía, el “más difícil todavía” que es mostrarnos Toledo con sus maravillosos cielos. Me refiero, desde luego, a José María Moreno Santiago.

 

            José María es un excelente fotógrafo que domina prácticamente todas las técnicas de esta ciencia-arte, y conoce a la perfección sus diversos campos. Pero casi siempre su fotografía se ha centrado en Toledo, que nos ha mostrado, tal y como hoy es, pero de formas que normalmente no podemos contemplar, y mucho menos a través de la fotografía. Panorámicas de todo tipo y esféricas son algunas de sus especialidades, y como es generoso las comparte, y así quien esto escribe debe lo poco que sabe de estas técnicas a sus enseñanzas, pacientes y meticulosas. Pero quiero destacar sus extraordinarias fotos de los fenómenos celestes, y en especial las que los muestran sobre nuestra ciudad. Así, es autor de la primera circumpolar sobre nuestra ciudad, y también de la mejor Vía Láctea que he podido contemplar, así como esféricas de cielo completo o de un espectacular analema de Luna; y ha sido coordinador de los proyectos colectivos de la Asociación Fotográfica de Toledo “Toledo como nunca” que han permitido iluminar toda la ciudad como jamás vemos en la noche. Es el “dueño del cielo”, de ese cielo que está ahí hoy y ahora, pero normalmente es imposible verlo como él nos lo muestra, porque la contaminación lumínica lo impide. Como él mismo dice muchas veces, así verían nuestro cielo nuestros ancestros, antes precisamente de que se inventase la luz eléctrica. Por añadidura, cabe decir que toda fotografía astronómica nos muestra en cierto modo el “pasado”, pues si la luz solar tarda unos siete minutos en llegar a nuestro planeta, hay que darse cuenta de que vemos las constelaciones y las galaxias tal y como lucían hace cientos, miles o millones de años… En fin, espero que algún día podamos ver todas estas fotografías de José María en un libro con preciosas láminas, y en todo caso, le reitero el agradecimiento, por lo que nos muestra y enseña, tanto en técnicas y conocimientos fotográficos, como en esos resultados que, aunque él suele decir que “es fácil” lograr, está claro que solo él lo consigue con esa perfección, gracias a su meticulosidad, entrega y compromiso total con la fotografía y con Toledo.


(Fuente de la imagen: foto de José María Moreno Santiago en https://www.leyendasdetoledo.com/via-lactea-toledo-fotografia/   ¿Alguna vez habías visto la Vía Láctea sobre Toledo? - Leyendas de Toledo