miércoles, 25 de mayo de 2022

¿Cómo leemos?

 

¿Cómo leemos?




            Creo que todos mis alumnos -o al menos los mínimamente atentos- ya saben que mi primera recomendación consiste siempre en leer, mucho y bien. A veces hago este consejo en forma de pregunta, diciéndoles si saben qué es lo más importante para aprender, y después de aclarar que esto es leer, pregunto lo segundo más importante… que nadie suele adivinar, pero también es leer; y así lo repito unas cuantas veces, aunque al final de todo añado también “viajar”. Otras veces lo digo con la fórmula, más sintética y elegante, empleada por Cervantes: “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. El caso es que hace poco, tras hacer estos comentarios de rigor en un curso, uno de los alumnos pidió la palabra para decirme si podía preguntarme algo personal, y espetarme directamente que cuántas horas al día leo. La pregunta me sorprendió e inmediatamente me hizo pensar en cuánto y como leo ahora, en comparación con lo que hacía hace muchos años. Quizá por eso lo primero que me vino a la mente fue preguntar, a su vez, si se incluye el correo electrónico y el whatsapp (entonces creo que leo 20 horas de 24…) y, sobre todo, si cabe incluir lo mucho que leo en web o en libros digitales.

E inmediatamente sentí pena al pensar en que hoy en día, para leer o escribir con tranquilidad, la mayor parte de las veces hay que esperar a la noche, al fin de semana, a los escasos ratos en los que nuestro móvil se calma y deja de emitir continuos avisos de noticias intrascendentes, comunicaciones pretendidamente graciosas, o cuestiones más urgentes pero en todo caso incompatibles con un mínimo grado de concentración, tan conveniente para esas dos labores que están entre las más importantes de mi vida, como son leer y escribir. Incluso, en una especie de enorme paradoja, ahora los móviles incluyen cinco o seis “modos” tendentes a obtener cierta tranquilidad (“no molestar”, “descanso”, “tiempo libre”…) cuando lo más fácil para eso sería simplemente… dejar un rato el móvil. Proclamamos a la vez el derecho a estar conectados, y el llamado “derecho a la desconexión digital”. El caso es que sí, sigo leyendo mucho, pero en buena medida leo de forma muy diferente. Voy “cayendo” en los libros digitales y en las lecturas en web, con sus innumerables ventajas. Pero no abandono ni quisiera abandonar jamás el libro en papel, con su olor, su tacto, su necesidad de luz externa… pero su total ausencia de necesidad de batería, enchufe o conexión. Así disfruto tantas veces ojeándolos y hojeándolos, contemplándolos ahí en la estantería, incluso si no los he leído todavía, incluso si tal vez no los lea nunca… ahí están, reclaman mi atención, se hacen presentes. Nada que ver con los que “virtualmente” están en la tableta. Algunos no lo entenderán… pero he llegado a pagar por tener un libro impreso cuando ya lo tenía en versión digital.

 

miércoles, 18 de mayo de 2022

Bienvenido, Majestad

 

Bienvenido, Majestad




            Este octogenario que vuelve después de dos años separado de su familia y su país, tiene una hoja de servicios a España que muy pocas personas vivas pueden ofrecer. El 22 de noviembre de 1975 recibió los plenos poderes de un jefe de Estado autoritario, pero supo desprenderse de ellos y pilotar la transición a un régimen democrático, descentralizado y garantista de los derechos equiparable a los más avanzados del mundo, y desde luego mucho mejor que ninguno que hayamos tenido en toda nuestra Edad Contemporánea. Supo, luego, defenderlo ante embates tan graves como el intento de golpe de Estado de 1981, y supo en general llevar a cabo la función arbitral y moderadora que la Constitución le encomienda, desde la neutralidad, sin protagonismos, sin estridencias y sin graves errores en su papel constitucional. Y sí, en algún momento ha cometido errores y ha mantenido actitudes poco ejemplares en su vida privada, y otras no carentes de relevancia pública. Si todas las personas que han ocupado cargos públicos de las que se puede decir eso tuvieran que abandonar indefinidamente el país, no sé quién quedaría aquí. Porque conviene recordar que no ha habido ni hay reproche jurídico alguno a nada de lo que ha hecho, ni imputación ni sanción ni nada parecido. Y la inviolabilidad que le protegió durante su mandato, con independencia de que la interpretación que se le ha dado no sea la más acertada o adecuada… en ningún caso autoriza a presumir culpabilidades, ni mucho menos a dar por hechas ilegalidades. Tras muy exhaustivas y prolongadas investigaciones, no hay apreciación alguna que conduzca a esas ilegalidades.

            Hay, en España, algunos republicanos, y hay argumentos racionales para defender la República. Por eso me parece bastante triste y mezquino que se recurra a una tergiversación interesada de esta figura a la que tanto debemos como argumento contra la monarquía. Por lo demás, basta un poco de memoria para recordar que algunos de los que hace dos años decían que no podía permanecer en el país, nada más irse dijeron “¡ha huido!”, y lo repitieron durante meses; pero son los mismos que ahora proclaman, como afirmación más suave, que es indigno de volver o que es un caradura por atreverse a hacerlo. El rey emérito es un ciudadano libre, al que este país debe mucho. Puede ir y venir cuando considere. Y un pueblo mínimamente agradecido no debería negarle el reconocimiento que se ha ganado, con sus luces, sus sombras y sus errores, que palidecen al lado de sus méritos. Todavía digo más: casi todos aplaudimos al rey Felipe cuando dijo que la honestidad tenia que estar por encima incluso de consideraciones familiares. Pero si ahora marca distancias con su padre o le pretende apartar o alejar, creo que muchos no entenderemos bien ese gesto cicatero, hoy injustificado.


(Fuente de la imagen: https://www.lecturas.com/actualidad/casas-reales/rey-juan-carlos-todos-problemas-salud-que-le-han-aquejado-ultimos-anos_97156 )

jueves, 12 de mayo de 2022

Bañarse en el Tajo

 

Bañarse en el Tajo





            No. Yo nunca me he bañado en el Tajo a su paso por Toledo. Aunque por edad pude haberlo hecho unos pocos años antes de que se prohibiera -hace ahora exactamente medio siglo-, la verdad es que no sabría ni nadar, y no recuerdo que me llevaran. Pero ya se sabe que, como en aquella letra de Sabina, “no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”. Y gracias a tantas fotografías (algunas de las cuales nos recuerda con frecuencia el blog “Toledo Olvidado”) y a tantos testimonios tan próximos, siento esos baños en la playa de Safont, o en otros lugares de las riberas de nuestro río, como un recuerdo extrañamente propio, como una experiencia que de algún modo me pertenece, porque pertenece a la memoria colectiva de mi ciudad. Y me he pasado toda mi vida pensando -¡incluso soñando!- en cuándo llegaría el momento en que pudiéramos volver a darnos un chapuzón en las aguas del río más largo de la península, en la ciudad que de algún modo le da nombre y le identifica mundialmente, con permiso esto último de Aranjuez, Talavera de la Reina y Lisboa. Hoy, quizá menos optimista, me conformo con que esto lo puedan vivir mis hijos y mis nietos, porque no se vislumbra el momento en el que el río llegue limpio a abrazar a la imperial ciudad. Porque hoy, por desgracia, aquellos versos de Garcilaso que proclamaban “con tanta mansedumbre el cristalino/ Tajo en aquella parte caminaba” resultan quizá más lejanos e inverosímiles que los que, un poco más adelante veían “peinando su cabello de oro fino” a una ninfa sacar la cabeza del agua, “do moraba”. Hoy, la ninfa, y cualquiera que se aproxime, tenderá a apartar la cabeza y la vista por el asco que produce un agua que hace demasiado tiempo dejó de ser límpida.


         

   Cuando se conmemoran estos 50 años de la lamentable prohibición del baño en nuestra ciudad, me pregunto cuánto tiempo más tendremos que seguir aguantando estas aguas escasas, espumosas y sucias, por culpa de la inacción o la impotencia frente a la contaminación y el trasvase. Hace medio siglo el signo de los tiempos venía marcado por el desarrollo industrial y la casi nula preocupación medioambiental. Hoy, en cambio, algunas constituciones reconocen incluso derechos a la naturaleza, y en algunos países los jueces han reconocido derechos a los ríos. Y me pregunto qué razón habría para entender que nuestro río Tajo ha de tener menos derechos que el río Atrato (por poner un ejemplo), y los ciudadanos de Toledo y de tantos otros lugares ribereños tengamos que seguir soportando esta infamia. Y me pregunto si dentro de otros 50 años este lugar, como tantos otros en el mundo, seguirá siendo el cauce contaminado que ahora vemos, o volverá a ser aquel río cristalino rodeado del “prado ameno” lleno de flores y sombra, que contempló y describió nuestro poeta más universal. En nuestras manos está.   

(Fuente de las imágenes: https://www.abc.es/espana/castilla-la-mancha/toledo/ciudad/abci-toledo-aqui-si-hubo-playa-201610272152_noticia.html , https://blogdelagua.com/actualidad/se-puede-recuperar-el-tajo/ y https://www.elmundo.es/elmundo/2012/06/19/espana/1340117541.html )

El aborto ante el TS de Estados Unidos

 

El aborto ante el TS de Estados Unidos



 

            Dicen que mal de muchos es consuelo de tontos, pero al conocer la filtración del contenido de la futura sentencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América sobre el aborto lo primero que he pensado es aquello de que “en todas partes cuecen habas”; es decir, estas cosas no solo pasan en España, ya que hoy en día es muy difícil evitar que cualquier información dé rápidamente la vuelta al mundo. Lo cierto es que, en uno u otro lugar, estas filtraciones suelen tener algo en común: proceden de sujetos interesados en que lo que dice la filtración no llegue a cumplirse, sobre todo si logran que desde diversos sectores y lobbies se presione al propio órgano judicial para que “reconsidere” el contenido de su decisión.  De ahí deriva otro elemento en común: estas filtraciones siempre hacen daño a la institución, pudiendo llegar a comprometer su independencia si esta cede a esas posibles presiones; y en cualquier caso su imagen y prestigio nunca sale bien parado de estas situaciones.

            Todo esto es lo que está sucediendo en Estados Unidos, donde muchos grupos se están movilizando para tratar de impedir que el Tribunal Supremo apruebe su dictamen tal y como se ha filtrado. No escribiré ni una palabra sobre el fondo del asunto hasta que la sentencia no esté aprobada, pero siempre me han llamado la atención este tipo de manifestaciones frente a las resoluciones judiciales. Desde luego, vaya por delante que están plenamente amparadas por la libertad de manifestación. Y sería imposible no ver el impacto que podría tener una decisión de este tipo, que corregiría una de las decisiones señeras de la jurisprudencia de una de las Cortes más influyentes del mundo, como lo fue Roe v. Wade (1973). Pero lo que me resulta llamativo es que este tipo de manifestaciones no parecen encuadrarse en ninguna de las dos alternativas por las cuales una decisión judicial puede ser “injusta”, “errónea” o criticable: si el error procede de que el derecho es injusto o no ofrece la mejor solución, habría que manifestarse frente al poder que puede modificar el derecho, esto es, el legislativo (o el constituyente, o incluso el ejecutivo en la medida en que puede impulsar la reforma); si el error es del aplicador, solo puede discutirse esa cuestión con argumentos propiamente jurídicos, así que solo quienes conozcan la ciencia jurídica podrían argumentar contra la decisión judicial… Lo cierto es que estamos ante un tema polémico, ante el que las sociedades suelen dividirse, por razones morales o religiosas, pero por lo que hoy vemos en Estados Unidos, sobre todo políticas. En estos casos, no es descabellado dejar la solución al legislador competente.  

(Fuente de la imagen: https://www.elmundo.es/internacional/2022/05/05/62724329fc6c8346588b45e0.html )

 

martes, 3 de mayo de 2022

40 años del Estatuto

 

40 años del Estatuto




            Si algún sentido tienen las efemérides, no creo que sea el del mero recuerdo de acontecimientos más o menos destacados, sino sobre todo el de ayudarnos a entender aquello que nos ha hecho como somos, o que de algún modo ha aportado algo relevante a nuestra vida social, cultural o política. Ello, al tiempo, suele ser útil para analizar, mirando al futuro, qué es lo que conviene mantener y qué cosas, en cambio, deberíamos cambiar. Este año conmemoramos cuatro décadas desde la aprobación del Estatuto de autonomía de Castilla-La Mancha, y aunque la fecha concreta del “cumpleaños” será el 10 de agosto, a lo largo de todo el año se van a celebrar diversos foros y acontecimientos con ese propósito. Además de la utilidad que he señalado al inicio, en el sentido de que esta conmemoración nos ayuda colectivamente “a entendernos” como Comunidad, está muy bien que las nuevas generaciones conozcan cómo nació nuestra Comunidad, quiénes fueron las personas y cuáles los lugares emblemáticos en los que ese nacimiento se gestó. Suele decirse que no tenemos una larga historia, pero eso es una verdad a medias, no solo por la razón obvia de que antes de nacer Castilla-La Mancha se produjeron aquí numerosos acontecimientos fundamentales en la historia de España, o antes de Castilla; sino también porque 40 años (que son 44 si contamos los cuatro que duró el ente preautonómico) ya son más de lo que cuentan algunos Estados del mundo desde que alcanzaron la independencia…

            El caso es que una de las iniciativas llevadas a cabo para destacar y dar a conocer esta evolución, desde una perspectiva histórica y jurídica, se ha llevado a cabo estos días en el campus de Cuenca de la Universidad de Castilla-La Mancha. Se trata de unas jornadas que he tenido la suerte de codirigir, pero que si han tenido algún interés ha sido gracias a la colaboración entre la Universidad y las Cortes de Castilla-La Mancha, al trabajo de mis colegas del campus conquense, el interés y valor de las ponencias y, sobre todo, a la respuesta de los cursantes, en su mayoría alumnos de primeros cursos de diversos grados de nuestra Universidad. De esta manera, los alumnos no solo han podido escuchar a expertos juristas de diversas universidades, que han explicado lo que es un estatuto de autonomía o nuestro modelo territorial descentralizado, sino que también han tenido (hemos tenido) el privilegio de escuchar reflexiones y testimonios sobre el origen y desarrollo de nuestra Comunidad, contadas por sus propios protagonistas. Cabe destacar la participación del presidente García-Page y de todos los ex presidentes vivos del ente preautonómico (Jesús Fernández Lázaro) y de la propia Comunidad (José Bono Martínez, José María Barreda, y María Dolores Cospedal). Todo un lujo para los asistentes.

(Fuente de la imagen: http://www.sellosmundo.com/Europa/Espa%F1a/sello_165788.htm)