Adiós
a Radio Exterior
Hay inventos que son sustituidos y
desterrados por completo cuando llegan avances posteriores, mientras que otros
logran “sobrevivir” y se mantienen a pesar de que otros parecían amenazar totalmente
su existencia, o al menos su presencia cotidiana en nuestras vidas. Así, por
ejemplo, las máquinas de escribir prácticamente perdieron su utilidad con la
generalización de los ordenadores y las impresoras, y ya es realmente raro ver
alguna funcionando; inventos relativamente novedosos como las cintas de audio o
las de vídeo VHS parecen haberse “esfumado”, y hasta los muy recientes CD y DVD
(siglas ya incorporadas al Diccionario de la RAE), parecen condenados a
desaparecer ante las nuevas posibilidades de reproducir archivos de audio o
vídeo. Sin embargo, la radio ha superado con éxito los embates de la televisión
y de todas las nuevas formas de información, opinión y entretenimiento en web. Esta
supervivencia se ha producido quizá contra lo que cabría pronosticar
advirtiendo las obvias ventajas de estas alternativas, pero si bien se mira,
ello ha sucedido probablemente por las ventajas más o menos ocultas con las que
cuenta este medio, una forma de comunicación inmediata, accesible, que permite
combinar muy bien información y opinión y, sobre todo, que permite
compatibilizar su escucha con otros quehaceres, como conducir, pasear, incluso
ciertos trabajos o, por ejemplo, ver a la vez por la televisión aquello que se
comenta en la radio. Además tiene una magia especial que hace de ciertos
momentos algo muy diferente cuando se viven a través de la radio, y así, por
ejemplo, a mí escuchar un partido de fútbol bien narrado y comentado por la
radio me sigue pareciendo una experiencia diferente -y en nada peor- a la de
verlo por televisión.
Con todo, es obvio que la radio
tiene también que adaptarse y hacer frente a los retos de nuevos formatos. Hoy,
por un lado, la mayor parte de las emisoras transmiten también a través de
internet, posibilitando un acceso mucho más extendido, y probablemente esa sea
la única explicación al hecho difícilmente explicable de que algunos teléfonos
como el iphone hayan prescindido del receptor de ondas de radio. Quizá todas
estas circunstancias expliquen que RTVE haya decidido hace poco cerrar las
emisiones por onda corta de Radio Exterior de España, una emisora mítica que
durante décadas ha permitido a muchos españoles en el extranjero mantener ese
“cordón umbilical” con la madre patria que es saber lo que aquí sucede. Aunque hoy
existan otras formas de acceso a la información en español de lo que pasa en
España, las mismas no son accesibles ni en todas las situaciones ni para todos
los colectivos. Así, por ejemplo, se ha destacado el aislamiento en que
quedarán algunos colectivos como cooperantes, misioneros o pescadores. Estos se
han opuesto frontalmente al cierre, alegando que el mismo les deja aislados e
incomunicados, y pidiendo el regreso de las emisiones. Y francamente creo que
sus razones son un argumento suficientemente contundente como para, mucho más
allá de criterios de mercado o demanda cuantitativa, justificar el
mantenimiento de esta emisora que, aunque solo fuera por estos sectores, presta
un servicio público esencial.