sábado, 31 de agosto de 2019

Ciudades de Europa: Madrid



Ciudades de Europa: Madrid








         Es, en muchos sentidos, la ciudad de las contradicciones. Es villa, pero es Corte. Es, de alguna manera, moderna, porque a pesar de su origen anterior, su “verdadera historia” comienza con nuestros reyes de la casa de los Austrias. Pero es castiza y tradicional en muchos aspectos. Es hostil e inaccesible, como lo son de algún modo casi todas las grandes ciudades. Pero es profundamente acogedora con los que vienen de fuera… que son casi todos. Hace no tantas décadas, Dámaso Alonso proclamaba que “Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas)”. Hoy... esa cifra ha aumentado sensiblemente. En fin, como dice Sabina, Madrid es invivible, pero también insustituible. Para añadir una contradicción más, es la ciudad que ha sufrido el mayor atentado terrorista de la historia de Europa… pero tan segura que ha sido capaz de organizar sin incidencias reseñables, y en menos de un año, la final de la Copa Libertadores entre los dos equipos argentinos de máxima rivalidad (que no pudo celebrar Buenos Aires), y la final de la Champions entre dos equipos ingleses…



            Y es que Madrid es única. Si no existiera, habría que inventarla. No tiene quizá el clasicismo innovador de Londres, ni el glamour y la elegancia de París, ni la apabullante monumentalidad de Roma. No tiene los rascacielos y la verticalidad de Nueva York. No tiene el modernismo y el mar que acompañan a Barcelona. No tiene siquiera una catedral gótica que se precie… pero tiene esa combinación única de todo que la hace insuperable. No, no tiene sentido destacar el Madrid de los Austrias, ni el Palacio de Oriente, ni la Gran Vía, ni la Puerta de Alcalá, ni la espectacular avenida de la Castellana, ni el Bernabéu ni el Metropolitano, ni las modernas y altas torres que crean, al norte de la Plaza de Castilla, ese moderno skyline… Porque Madrid no es para verlo. Es para vivirlo. Y disfrutarlo. Madrid no se visita, se saborea. Y mejor, a pie. Es así como cabe apreciar los olores, los colores, la gente que pasea y va y viene, las tiendas, los bares, los restaurantes… Hay que decirlo, seguramente Madrid es la ciudad del mundo con más y mejores bares. Y una de las mejores en opciones para comer, beber y disfrutar de la vida. Pero también están las sombrererías de la Plaza Mayor, los puestos de libros callejeros, las tiendas clásicas de comestibles, de tejidos, de pelucas, de todo, que sobreviven a la globalización… y tantos y tantos lugares para disfrutar. Sí, Madrid es especial. El compendio de todos los sabores de España. Y para los aficionados al fútbol, Madrid cuenta con el mejor derbi del mundo, con la mayor rivalidad, el mejor nivel… y, después de todo, una extraña solidaridad entre las aficiones. 

martes, 20 de agosto de 2019

Aracnofilia

Aracnofilia






            Hace poco hablaba de animales con “mala fama”… y creo que un caso peculiar es el de las arañas. La reacción más generalizada, y casi cabría pensar que instintiva, ante una araña, es de rechazo o repugnancia. Es verdad que hay algunas especies cuya picadura puede resultar venenosa, incluso en casos excepcionales, mortal. Pero eso no explica un rechazo que no se produce (o no es del mismo tipo) ante otros animales objetivamente más peligrosos para el ser humano. “Aracnofobia” expresa un miedo irracional o ilógico, que va, sin duda, mucho más allá del riesgo o amenaza (habitualmente casi inexistente) que las distintas especies de araña pueden representar para el ser humano. No existe, en cambio, la palabra “leofobia”, a pesar de que este animal también puede implicar riesgos para el ser humano. No obstante, simultáneamente a ese rechazo, las arañas suelen generar cierta admiración por sus curiosas y sorprendentes facultades. No es solo que la imitación a las arañas ha inspirado incluso a un superhéroe como Spiderman, cuyos poderes imitan a los de estos pequeños seres; sino que hay algo en su capacidad y en su dedicación que llama la atención y les otorga un cierto “poder” en el mundo de las pequeñas criaturas.


            No soy biólogo, ni tengo un amplio conocimiento de las arañas, entre las cuales existen millares de especies y de variantes, distintas por su tamaño y costumbres. Pero a través de mi afición a la macrofotografía he aprendido algo sobre los usos y costumbres de algunas de las arañas más comunes en nuestra geografía, sobre su curiosa anatomía, sobre su lucha por la supervivencia. La araña es un prodigio de la evolución. Es un ser  con numerosos ojos, cuya capacidad y complejidad ya resulta admirable para los científicos. Un ser con numerosas patas, y sobre todo con esa sorprendente capacidad de crear, una y otra vez, esas telas que teje con rapidez, y que sirven de trampa mortal para tantos insectos. La araña es constante, paciente, enormemente trabajadora. Aunque sea un depredador nato, no parece que su vida sea fácil. Teje una y otra vez su tela, y ha de tener la paciencia para esperar a que un insecto caiga en ella. Luego ha de ir a inmovilizarlo y “empaquetarlo”, y solo entonces podrá alimentarse. Y todo eso puede frustrarse fácilmente por mil factores, desde el viento a cualquier movimiento brusco… o la intervención de un humano. Por eso he aprendido a observar pacientemente a las arañas y respetarlas, salvo que sea estrictamente necesario intervenir. Nunca acabo gratuitamente con su vida, y me pregunto en qué medida le afectará, como ser sintiente que es, el golpe del flash. Es así como he ido desarrollando mi “aracnofilia”, porque una de las cosas que más admiro en la vida es el trabajo, y de eso las arañas saben bastante.

martes, 13 de agosto de 2019

Montañas del quebrantahuesos

Montañas del quebrantahuesos






            Hay algunos animales con injusta mala fama, hasta el punto de que su nombre se utiliza muchas veces en sentido figurado para expresar los más variados vicios o defectos. Los ejemplos serían muy numerosos (rata, cerdo, burro…), pero yo no voy a pedir aquí que hablemos de otro modo para no ofender, sino simplemente que nos fijemos en lo que aportan al medio ambiente algunas especies. Tal es el caso, indudablemente, de los buitres, esenciales para el equilibrio del ecosistema. Una especie de buitre, cuyo hábitat natural son las montañas, es el quebrantahuesos, y durante algún tiempo las “montañas del quebrantahuesos” fueron varios de los sistemas montañosos de la Península Ibérica, hasta que se extinguió en casi todos ellos, excepto en una zona del Pirineo aragonés. En realidad, hoy sigue en toda Europa en peligro de extinción. En algunas zonas como los Picos de Europa, parece que su extinción, que tuvo lugar hace cinco o seis décadas, se produjo a causa de los venenos que algunos ganaderos utilizaban para acabar con los lobos, que a través de la cadena alimenticia llegaban a estos buitres. 

            Desde hace algunos años se están haciendo esfuerzos para reintroducir al quebrantahuesos en algunos lugares que habitó durante milenios, como es el caso de los Picos de Europa. Gracias a los esfuerzos de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, esta reintroducción está más cerca de ser una realidad. Además, esta Fundación ofrece también visitas guiadas que permiten no solo ver la preciosa silueta de esta ave recortada sobre el cielo de los Picos, sino aprender y entender mil detalles de la vida de estas rapaces, y de la complejidad del proyecto para reintroducirlas en los Picos. Para empezar, hay que luchar contra la “filopatria”, tendencia de estas aves a volver al lugar de su infancia, y que les haría regresar a los Pirineos. Luego, alimentarlas utilizando señuelos, para evitar que tomen confianza con los humanos, que sería peligrosa para ellas. Y luego, lograr que tengan éxito en la crianza, afrontando todo tipo de riesgos, desde los rigores del invierno hasta su posible torpeza para construir el nido, ya que su aprendizaje no ha sido totalmente natural… Y aunque estas aves suelen ser monógamas, el fracaso en la crianza puede ocasionar una “crisis de pareja”. En fin, aprender todo esto de la mano de un guía tan experto y entusiasta como Javier Alonso, al tiempo que se conoce personalmente a Atilano, Niebla o Sol (porque cada uno tiene su nombre) en el privilegiado entorno de los lagos de Covadonga, es sin duda una maravillosa experiencia. Que puede terminar con la visita al interesante centro de interpretación “Montañas del Quebrantahuesos” en Benia de Onís. Sin duda recomendable.