La última película de Kathryn Bigelow ha
generado polémica en Estados Unidos, fundamentalmente porque se presenta como
una narración realista de los hechos que condujeron a la muerte de Bin Laden a
manos de la CIA, y pone de relieve que, aunque a veces pueda resultar dudosa la
frontera entre los “interrogatorios expeditivos” y la tortura en sentido
estricto, en este caso las prácticas cayeron claramente en el segundo concepto,
al menos si creemos lo que describe la película. Parece que algunas personas
vinculadas a la CIA han desmentido que esos métodos se aplicasen tal y como
vemos en el film. En cualquier caso, sobre el fondo del asunto, debo decir que
si bien es grave la cuestión de la posible utilización de métodos que podrían
constituir tortura, lo que es absolutamente inaceptable es que el objetivo
fuese matar a una persona y que para ello no solo se ignorasen los más
elementales principios del Derecho Internacional, sino que se apartase toda
consideración a los derechos que todo ser humano tiene. Al matar a Bin Laden y
quienes le acompañaban de ese modo, sin intentar siquiera detenerle y ofrecerle
un juicio justo, los Estados Unidos arrojaron a la basura los valores que esa
Nación aportó al mundo y por los que algunos la consideramos admirable. Porque
no todo medio es aceptable por loable que sea el fin.
Pero volviendo a la película, a mi
juicio la misma esta cargada de virtudes. No solo porque, con independencia de
que responda por completo a la verdad en todos los aspectos, es sin duda
realista y resulta verosímil; sino también porque, ya desde el punto de vista
estrictamente cinematográfico, resulta una película atractiva, que engancha y
logra mantener siempre la atención y la tensión del espectador, a pesar tanto
de su duración, como del hecho incontestable de que el espectador conoce ya
esencialmente el desenlace antes incluso de comenzar a verla. Tiene, por tanto,
gran mérito lograr un producto argumentalmente tan interesante con esos
condicionantes. Por lo demás, la autora, lejos de recurrir a lo que sería una
fácil toma de postura crítica frente a la CIA, se limita a describir los hechos
con tal neutralidad y pulcritud, que será cada espectador quien adoptará sus
propias posiciones, llegando acaso, en un plano humano, a entender aunque no a
justificar. Algo muy en la línea de En
tierra hostil, otra magistral película de la misma directora (y desde luego
muy por encima de otras películas recientes del género que crean una ficción de
corte realista para hacer una crítica burda y maniquea, como ese bodrio
peliculero antiespañol titulado Invasor).
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