La lista más votada
Lo
he escrito ya algunas veces, y casi parece que va a tocar recordarlo después de
cada proceso electoral. En nuestro sistema rigen las pautas del modelo
parlamentario de gobierno, lo que implica que los ciudadanos NO elegimos
directamente al Gobierno, sino a nuestros representantes en el parlamento o en
la asamblea de la que se trate, y esta es la que elige al presidente del
Gobierno (al alcalde en el ámbito municipal). Y en esta segunda designación, la
regla es que resulta válida cualquier combinación que permita alcanzar la
mayoría de votos requeridos (ya sea absoluta o simple), con independencia de
los escaños y de los votos obtenidos individualmente por cada fuerza política.
No hay, por tanto, ningún tipo de regla por la que debiera gobernar precisamente
la fuerza más votada, si esta no alcanza esa mayoría necesaria porque la suma
de otras la supera y sí consigue esa mayoría requerida. Es más, podría resultas
bastante disfuncional que gobernase una fuerza que no disponga de esa mayoría
y, por lo tanto, prácticamente no podría luego desarrollar la acción de
gobierno, provocando inestabilidad y riesgo incluso de caída del propio
Gobierno, por ejemplo a través de la moción de censura.
Lo
anterior es aplicable al Gobierno central, a los autonómicos y a los municipales,
con la única salvedad de que en estos últimos (aunque también, por cierto, en
el autonómico de Castilla-La Mancha) si la asamblea no logra en un plazo
determinado cumplir su esencial función de investir a un Gobierno, la solución
no va a ser la repetición de elecciones, sino la investidura automática del
cabeza de la lista más votada. Pero esta solución, excepcional y comprensible
en el ámbito local en un país con más de 8000 municipios en los que puede
“pasar de todo”, es solo una solución “de cierre”, que no altera el principio
que acabo de exponer. Así que, dígalo quien lo diga -y aunque últimamente lo
hemos escuchado a políticos de distintos partidos- carece de sentido, con la
actual regulación, postular que ha de gobernar siempre la fuerza más votada.
Otra cosa es que se proponga para el futuro -sobre todo en el ámbito local- un
cambio de modelo que propicie otra forma de formación de gobiernos, eso sí
dotándolos de mecanismos de estabilidad. No tengo claro que eso sea
conveniente, pero al menos puede ser susceptible de consideración y debate.
Mientras tanto, lo único que tiene sentido es que gobierne la combinación
mayoritaria. Y algo diferente es que cada quien sea responsable de con quién
pacta, o la valoración política que cada pacto merezca, especialmente si se
produce en contra de lo que el líder correspondiente prometió en campaña
electoral… Pero ese tipo de responsabilidad podrán exigirla los electores en la
próxima votación.
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